La vuelta de Soen a los escenarios barceloneses era uno de los eventos que esperaba con más ganas de toda esta apretada primavera conciertil. El recuerdo de su última visita a la sala Bikini, un concierto absolutamente precioso que me dejó maravillado y que acabé colocando en lo más alto de mis listas anuales de 2017, sumado a un Lotus que profundiza en la calidez que tanto me gustó de su anterior Lykaia, hacían preveer un bolazo sin paliativos y uno de los días más destacados del año. Efectivamente así fue, y aunque mi comunión con ellos no llegó quizás a los niveles de nuestro cupídico encuentro previo, sí que saldaron su nuevo paso por Barcelona (el cuarto ya), con un mar de sonrisas y de corazones emocionados a su paso.
Aunque tengo la impresión de que tampoco hay demasiado bombo mediático alrededor de la banda, su base de seguidores (como es lógico, porque son espectaculares) sigue creciendo inexorablemente. Buena prueba de ello es que en cosa de año y medio han pasado de Bikini a Salamandra, una sala bastante más grande que, eso sí, para la ocasión presentó un formato más o menos reducido, con las mesas de merch en el interior del espacio principal y la sorprendente aparición de una especie de gradas laterales que permitieron que muchos pudieran disfrutar del concierto desde cerca y tranquilamente sentados. Tampoco estaba a rebosar (y en general, aunque a mí Salamandra me suele gustar mucho, en esta ocasión tuvo menos feeling y peor sonido que Bikini), pero sin duda vivimos una muy buena entrada que certifica que los suecos van embalados cuesta arriba y son una de las bandas a seguir por parte de los aficionados al prog y a la buena música en general.
Wheel
Acompañaban a Soen dos teloneros casi testimoniales, ya que tanto Wheel como Ghost Iris dispusieron de media horita escasa para demostrar la validez de sus propuestas. Al contrario que el iris fantasma, Wheel me parecieron una banda muy apropiada para la noche de hoy, ya que lo que hacen tiene un cierto aire a los propios Soen (y un viento a Tool, todo hay que decirlo) y, en consecuencia, contaba con gran potencial para convencer a los reunidos hoy aquí. Y lo cierto es que sonaron muy bien, sorprendentemente bien incluso para tratarse de los primeros teloneros. Un bajo muy prominente y dos Les Paul graves y densas crearon una muralla sónica potente y nítida que pareció gustar, efectivamente, a un público que no creo que les conociera con demasiado detalle pero que ya llenaba prácticamente la sala y se los miraba con atención.
De hecho, el propio James Lascelles, vocalista y líder aparente de la banda, llegó a preguntar quién había oído hablar de ellos antes de esta noche, y levantaron el brazo cuatro gatos (aunque bien, al preguntar quién les descubría hoy respondieron incluso menos, así que el desconocimiento de la gente me temo que era más hacia el idioma inglés que hacia la propia banda). Sea como fuere, de Salamandra sacaron a más de un interesado a profundizar en su música, eso os lo puedo bien garantizar.
El cuarteto finlandés con acento inglés (esto es porque James es inglés), apareció en el escenario encapuchado (que no escondido, ya que paulatina y gradualmente se fueron despojando de las capuchas) para presentarnos hasta cuatro temas pertenecientes a su único larga duración, un interesante Moving Backwards que publicaron hace tan solo un par de meses. En esa compacta media hora de actuación viajaron por los varios registros que caracterizan su música, siempre siguiendo un hilo conductor basado en el metal alternativo más directo, el prog más entrecortado y la repetición más hipnótica. Pudimos escuchar dos temas cortos y potentes («Vultures» y «Where the Pieces Lie») y dos largos, complejos y culebreros («Tyrany» y «Wheel»). Aunque no fue la que más me gustó, esta última resultó ser la más extraña y ambiciosa de todas, un tema en el que se animan a experimentar sin complejos con ritmos tribales e industriales mezclados con su prog moderno de serie.
A pesar del breve espacio de tiempo del que dispusieron, Wheel me demostraron ser una banda muy interesante que, sin duda, se merece que los miremos de cerca.
Setlist Wheel:
Vultures
Tyrany
Where the Pieces Lie
Wheel
Ghost Iris
Decíamos que la propuesta de Wheel encajaba muy bien con la de los protagonistas de la noche, y por ello probablemente fue tan bien recibida por la mayor parte de los fans. Los daneses Ghost Iris, en cambio, fueron más bien todo lo contrario. Su metalcore djentero, ultra moderno en sonido y en imagen, trufado de voces agudas y limpias dignas de bandas como Bring Me the Horizon, de molinetes, gorras y levantamientos de pierna hacia atrás (no sabría como explicar eso mejor) no pintaba casi nada hoy aquí, y en consecuencia se encontraron con una serie de caras de inevitable incredulidad ante un público que no solo no era el suyo sino que en buena parte tenía unos gustos diametralmente opuestos a lo que proponían.
Y es que ojo, si te olvidas de en qué concierto estamos, Ghost Iris estan bastante bien. Después de un primer tema algo apagado empezaron a sonar (a pesar de no tener bajo) muy contundentes y precisos, y nadie les puede negar que cuentan con un montón de temas pegadizos que interpretan con mucha fuerza visual y una excelente presencia escénica. En otro entorno, vamos, lo podrían haber petado, pero aquí se enfrentaron a una respuesta irremediablemente tibia: algunos aficionados voluntariosos sacudieron la cabeza con fuerza, de más a menos, ante cada uno de sus temas, pero en general la sala se fue vaciando ligeramente a medida que transcurría su actuación. No sé quien tuvo la idea de meterlos en esta gira, pero personalmente me dieron incluso un poco de reparo, ya que ni ellos mismos se veían del todo ahí.
Dicho esto, me reafirmo: Ghost Iris dieron un concierto notable, dándolo todo e interpretando temas de sus dos discos de estudio con especial émfasis, cómo no, en el reciente Apple of Dischord que decoraba la pared posterior del escenario. Es evidente que temas como «Final Tale», «Parallel Passage» o «Beauty in Expiration» no estan para nada exentos de gancho y a mí también me hicieron mover un poco el cuello (sin emocionarme del todo, no os penséis), pero es que la gente no había venido a eso, y la media hora escasa que pasaron sobre el escenario se le hizo incluso larga a más de uno y más de dos. Espero que la próxima vez que vengan lo hagan en un paquete más acorde a su propuesta y puedan gozar de un público que sea capaz de apreciarlos, porque de talento, actitud y calidad tienen de sobra.
Setlist Ghost Iris:
The Rat & The Snake
Final Tale
The Devil’s Plaything
Parallel Passage
Heaven Was Pure Hell
Beauty in Expiration
Virus
Soen
Pasado pues lo que para muchos fueron casi trámites, el característico telón que cubre el escenario de Salamandra bajó de nuevo mientras aumentaba el run-run y la excitación entre un público que, al final, llenó prácticamente la sala dispuesto a vivir una noche llena de emociones. Porque si algo tienen los suecos, liderados siempre por la pareja formada por el elegantísimo y socarrón vocalista Joel Ekeloff y el maravilloso y tímido batería Martin Lopez (ex-Opeth y Amon Amarth, pero eso ya lo sabéis, ¿verdad?), es una clase y una capacidad para llegar a lo más profundo del alma de quien se les ponga por delante bastante inusual. Los cuatro discazos como cuatro soles que se han sacado de la manga hasta ahora lo certifican (con el reciente y creciente Lotus a la cabeza), y la gente, en este caso sabia, se lo está sabiendo valorar como se merecen.
Con una presencia escénica maravillosa sin necesidad de moverse mucho, gracias a unas buenas luces, a una elegante disposición y al propio magnetismo de la mayor parte de sus miembros, los suecos aparecieron plantados detrás del telón mientras sonaban las primeras notas de «Covenant», el tema que abre su nuevo disco. Al igual que me pasó con Lykaia, las primeras escuchas de este trabajo, publicado hace aún pocas semanas, me dejaron un poco frío, pero a medida que he empezado a bucear de verdad en él me estoy quedando, de nuevo, con el culo torcido. «Lascivious», «Martyrs» o la impresionante «Lotus» que le da nombre y de la que hablaremos en un rato son temazos a la altura de lo mejor de su carrera, y eso es decir mucho.
En mi opinión, los dos últimos trabajos de la banda marcan una nueva etapa en su fascinante propuesta musical. Si Cognitive y Tellurian bebían sobretodo de un prog metal moderno y algo matemático (y sí, estaban notablemente influenciados por Tool, aunque a mí nunca me parecieron ni mucho menos la copia que más de uno les catalogó de ser), en Lykaia y Lotus apuestan por una aproximación mucho más cálida, orgánica y cercana (que ya la tenían antes, pero ahora la tienen más), que me evoca el caminar descalzo sobre la cálida alformbra de un hogar escandinavo iluminado únicamente por la tenue luz de una chimenea. Yo pensaba que la presencia del dulce Marcus Jidell a la guitarra era en gran parte responsable de ello, pero para este trabajo (y esta gira) han prescindido de él (lo que me rompe el corazón), y siguen por el mismo camino, un camino que toma absoluta prominencia en su encarnación actual, ya que diez de los trece temas que interpretaron hoy pertenecen a estos dos últimos y brillantes trabajos.
Hablando de Marcus, y aunque me encontré con opiniones de todos los tipos, para mí se le echó algo en falta. Cody Ford es un maravilloso guitarrista que brilló en más de una ocasión, pero para mí le falta algo del magnetismo que derrochaba su predecesor a las seis cuerdas. No sé si es por eso, muy probablemente no, pero a mí hoy Soen no me sonaron tan cálidos ni tan perfectos como en esa idealizada visita anterior a Bikini. Sonaron bien, ojo, fueron de menos a más y tuvieron momentos sencillamente impresionantes, pero no me hicieron casi llorar como ese otro concierto. Quizás la batería estaba demasiado alta en la mezcla (y la voz demasiado baja), con algunos triggers exagerados que hacían que el resto de matices quedaran algo engullidos. «Opal», por ejemplo, es casi mi tema favorito de la banda, y a pesar de ponerme a mil no me acabó de convencer objectivamente. O al principio de la genial y preciosa «Jinn» la entrada del bajo pareció hasta molestar de lo voluminosa que estaba. O cuando Martin se animaba con los bongos, estos parecían sonar en un plano absolutamente paralelo.
Quizás son quejas algo tiquis miquis fruto de mi amor por la banda y de mis altísimas expectativas, y el caso es que de ninguna manera empañaron el bolazo que Soen se marcaron hoy. «Tabula Rasa» (única representación de Tellurian) estuvo genial y «Lascivious» es todo un pepinazo, mientras que la orientaloide «Jinn» y la melosa y celebrada «Lucidity» fueron dos momentos absolutamente preciosos, con Joel demostrando que no le hace falta ningun acompañamiento para llenar el escenario con su voz privilegiada y seductora. Al contrario que Ghost Iris, no me pareció que los suecos llevaran absolutamente nada grabado, algo que puede afectar la capacidad de interpretación de algunos de sus temas pero que añade una realidad y una inmediatez a su propuesta en directo que personalmente agradezco.
Uno de los momentos divertidos fue cuando Joel se dio cuenta de que en primera fila había un niño bastante pequeño que por culpa de la altura del escenario de Salamandra no veía un colín, e hizo que un pipa fuera a buscarle una silla para que se subiera. Aunque no sea un hombre precisamente movido ni generoso en palabras (ni falta que le hace con esa planta y esa voz, oye), en otro momento nos comentó que su primera novia le dejó por irse a vivir Barcelona, arrancando alguna carcajada. Otro que es un espectáculo de ver es Martin Lopez. Que el tatuadísimo batería es una puñetera bestia tras los parches ya lo sabíamos, pero verle parapetado ahí detrás con los ojos cerrados y sintiendo cada uno de los golpes y los redobles que imprime es maravilloso. Su perseverancia, insistencia y trabajo le ha costado, pero es sin duda una alegría ver como Martin ha logrado triunfar de nuevo después de su salida de Opeth. Es más, me atrevería a decir que, a día de hoy, la propuesta de Soen es bastante más interesante que lo que los chicos de Michael Akerfeldt han demostrado en sus últimos discos de estudio (no siendo malos para nada, ojo).
Nos acercamos a la recta final del set principal con el estribillo super luminoso y casi popero de «Martyrs», una canción que nos puso la piel de gallina en el momento en que, con toda la sala en silencio sepulcral (¡bravo!) se quedan solos el piano, la voz y una tenue batería de acompañamiento. Para cerrar escogieron una sorprendente e inesperada «Slithering», el primero de los dos temas de Cognitve que interpretaron. Yo no habría escogido ésta ni de coña, sino que me habría quedado sin duda con cosas como «Delenda» o, sobretodo, «Fraccions» (un temazo brutal que tiene delito que no tocaran), pero la tralla de este tema resultó bastante eficaz a pesar de no enganchar del todo con la línea general del concierto.
Sin demasiadas despedidas se bajaron del escenario para volver a los pocos segundos y lanzarse a por un bis apoteósico. Empezamos con «Savia», el otro tema de Cognitive, su grandioso bajo y sus maravillosas líneas vocales. «Sectarian» pareció ser el gran hitazo entre el público, que la cantó a pulmón abierto (de hecho Joel celebró el hecho de haber llegado por fin a un país donde la gente canta las canciones, cosa que en el norte no ocurre), y mirando a mi alrededor pude ver a más de uno y más de dos con los ojos cerrados, sonrisas de felicidad en la cara y siguiendo la letra y los pegadizos ritmos de este temazo como si no existiera nada más en el mundo. Solo por este tipo de momentos, amigos, vale la pena ir a conciertos y ser un puto enfermo de la música.
Para despedirse y cerrar la hora y media que duró su actuación, los suecos escogieron el tema que da nombre a su último disco. Se trata de un corte precioso y sencillamente impresionante, presente por derecho propio en mi lista de candidatos a top 5 de canciones del año. Pero aún así, tengo mis dudas de que fuera la mejor canción para acabar, ya que a pesar de que musicalmente es de diez y te pone los pelos como escarpias de principio a fin, genera un final un poco abrupto que ellos tampoco supieron solucionar bien del todo, retirándose rápidamente sin dejar casi tiempo a que la gente les ovacionara como se merecieron. Curioso como una banda tan cálida y emotiva se puede marchar de una forma tan fría. Supongo que es parte de su gracia.
Bien pues, Soen se marcaron un conciertazo y son una banda absolutamente top a día de hoy (almenos en mi mundo no hay duda sobre ello). Es verdad que mi percepción personal es que este concierto no resultó tan redondo como su anterior visita, o almenos no logró tocarme tan adentro, pero también oí algunas opiniones decantándose por lo contrario, así que no sé. Lo que es un hecho es que los chicos de Joel y Martin estan repletos de confianza y petándolo tranquilamente en el mejor momento de su carrera. Lotus es (otra vez) un disco brutal que crece a cada escucha, en directo son la leche y una vez conectas con ellos no puedes sino amarlos con la más absoluta de las locuras. ¿Faltas tú aún por conocerlos? Pues ale, ya sabes lo que te toca hacer.
Setlist Soen:
Covenant
Opal
Rival
Tabula Rasa
Lascivious
Jinn
Lucidity
Opponent
Martyrs
Slithering
—
Savia
Sectarian
Lotus
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.