Cuando hablas con los miembros de Sonata Arctica ellos te reconocen sin embudos que el grupo tiene dos tipos de fans: los que empezaron con ellos y les recuerdan como una banda espectacular de power metal y luego los que les conocen a partir del cuarto disco en el que huyeron de la etiqueta y Tony Kakko se tuvo que refugiar en unas canciones menos rápidas y exigentes a la hora de cantar, pues se destrozaba la voz cada noche cantando esos primeros temas. El tiempo ha pasado, han hecho de todo y curiosamente parece que vuelven a las andadas y nos firman un disco absolutamente orientado a sus inicios: Clear Cold Beyond es power metal.
Lo de la inicial “First in Line” es gloria bendita. El mejor tema que han grabado Sonata Arctica desde “I Have a Right”. Vas a recuperar a tu banda perdida y con todas las de la ley a pesar de que Tony modula la voz en tesituras más graves y adaptadas perfectamente a lo que puede. Una maravilla a doble bombo y con los solos de teclado de Henkka. Es reencontrarte con ese grupo que te enamoró en 1999. También es muy meritoria “California”, pues sigue los patrones de power metal esperables con todas las de la ley. Otra vez juegan con la fórmula ganadora de verso + puente + estribillo con enormes resultados.
Los temas entran a la primera y la intro atmosférica de “Shah Mat” vuelve a presentarte otro tema a doble bombo, aunque en tempos más pausados, pero también altamente inspirados. Un corte que les acerca a su tercer disco y que se funde con “Dark Empath”, que ha sido single y que tiene su lógica a pesar de que es uno de los temas que más se aleja de la onda del disco. Básicamente es una canción que entronca con los discos últimos y su onda más rockera y más alejada del power. Han conseguido un estilo propio y quieren mantener a su parroquia contenta y les asusta que el power deje a parte de sus seguidores más actuales en fuera de juego. Un corte muy interesante, también oscuro, con mucha melodía y despojado de toda velocidad.
Atención a “A Monster Only You Can’t See” pues es el tema más especial del disco. Profunda, personal y algo experimental, con la guitarra incesante de Elias Viljanen en unos ejercicios muy Queen. Un poco es comparable a “Fly, Navigate, Communicate”, pero más por conexión personal que debe tener Kakko con el tema. La gracia es que, a pesar de que es bastante progresivo todo, posee un estribillo precioso de los que se te queda a la primera. No es de extrañar que haya sido single también. Por minutaje ya ves que también es otro tema en el que su líder se ha dejado el alma.
Uno de los cortes más netamente metaleros y directos es “Cure for Everything” en la que Tommy Portimo se sale en un ejercicio puramente de baterista de power metal a la vez que Henkka dibuja esos solos clásicos de teclado a gran velocidad. Definitivamente todo suena como antaño con algunos tonos por debajo, pero con un gran Tony Kakko. La balada (o el amago a ella) se hace esperar y asoma en “Teardrops” en la que terminan haciendo un medio tiempo marca de la casa, más orientada en sus trabajos de madurez. Y la gracia de todo es que cuando suena les reconoces al momento. El mérito de este grupo es bastante más grande del que mucha gente considera.
“Angel Defiled” es uno de esos temas que beben directamente de la herencia de Stratovarius y que a la vez suenan 100% a Sonata Arctica. Aquí el bajo de Pasi Kauppinen atruena en un tema cadencioso con un riffmarcado y con una genial línea vocal. Estoy seguro que este tema estará en sus directos. “The Best Things” sí es la baladita positivista y animosa en la que el teclado manda y dirige un corte muy correcto, lo que algo almibarado. Finalizan con el tema que da título al disco, extensa, trabajada, con elementos progresivos evidentes y cierta oscuridad evidente. De lo más intimista del trabajo.
En Clear Cold Beyond hay una portada que conecta con los primeros discos y un material excelente capaz de hacer que sus antiguos fans recuperen la fe en un grupo, que, por otro lado, intenta también contentar a sus seguidores más actuales con canciones más en onda post power metal. El disco es un disfrute de principio a fin y un reencuentro muy notable y algo inesperado. No exagero si digo que estaría entre sus mejores cinco discos que ha sacado el grupo desde que empezaran con Ecliptica, y considero que decir esto es decir mucho. Tony Kakko y Sonata se reivindican y demuestran que todavía les quedan muchas cosas por decir y aportar. Quiero escuchar este material en directo YA.