SOTO sobresale en una noche en que Big Clyde y JD Miller dejan el listón muy alto

A las 18:30 me planté en el Poble Espanyol. No porque tuviese ganas de pasear por Montjuïch, sino porque tenía que entrevistar a Jorge Salán. Así habíamos quedado y así lo preparé. Sorpresa la mía cuando, al llegar, la tour manager nos dice a la promotora y a mí que de entrevistas nada, que además Jorge había perdido el teléfono el día anterior y no sabía dónde estaba. A los pocos minutos pasó por ahí, pero me cerraron la puerta en las narices, así que me quedé con las ganas. Había tres o cuatro personas esperando para firmas, y todas dijeron que ya tenían vista a esa tour manager y que siempre era igual de impertinente y maleducada. En fin, los músicos sabrán a quién quieren como cara representativa.

Tampoco fue eso lo único que falló, pues la puntualidad brilló por su ausencia. Pasaban de las 20:00 cuando pudimos entrar en la Upload. Parecía que habría poca gente, o quizá me llevé esa impresión al ser de los primeros en entrar. Lo bueno es que conseguí ponerme en primera fila, aunque mi edad y mi espalda, al final del concierto, me pasasen factura. Pero ahí estábamos, y no era para menos. Se olía a gran noche de hard rock, con uno de los mejores vocalistas, o como mínimo de los más reconocidos, del estilo. Y con un gran álbum, Origami (2019), bajo el brazo. Pero aún tendríamos que esperar un par de grupos para verlos. Antes…

JD Miller

Con un nombre así, esperaba ver a alguien que liderase absolutamente la banda. Algo así como un Yngwie Malmsteen o un Axel Rudi Pell. Me sorprendió que, por ejemplo, el cantante se llamase Peter, y que ninguno de los miembros tuviera un nombre que empezase por J o un apellido cuya primera letra fuera la M. Nada, solo curiosidades…

¿Y qué hacen estos suecos? Pues AOR hard rockero la mar de majo, que se deja escuchar muy bien. Algo más potente que el AOR habitual, los ocho temas con los que nos entretuvieron fueron más que aceptables, así como sus respectivas voces, guitarras, bajo y batería. No sé cómo Peter no acabó con dolor de piernas y espalda, pues las posturitas que ponía eran para foto, y a pesar de eso, rallar a un nivel tan alto. Destaco el tema “Icarus”, el single de su nuevo disco. Yo lo escuché en condiciones (es decir, prestando toda mi atención a los altavoces de mi coche) tras el concierto, y debo decir que es un grupo a seguir. Buena impresión, sí señor.

Setlist JD Miller:

Burned Alive
The Desire
Game of Love
Clouded Minds
Devilstorm
Icarus
Afterglow
Inside a Dream

Big Clyde

Y, señores, llegó la sorpresa de la noche. Con pintas de ser de un suburbio marginal del Manchester ochentero más que de suiza, los Big Clyde hicieron las delicias de todos los asistentes. Con un rock con algún tinte, incluso, punk (en disco este toque se pierde) y, por supuesto, macarra y divertido hasta la saciedad, se llevaron al público con un muy buen hacer encima del escenario, un repertorio que merece ser escuchado con atención, una energía tremenda y una simpatía que se agradece. De hecho, Kevin, su cantante, llegó a saltar a la sala en sí y a ir hasta el medio, a cantar y saltar con los asistentes. Era para verlo. Con cierto aire a Ragnar de la serie Vikings, tatuado hasta la médula y con cierto aire a “a este tipo ya lo he visto antes”, se erigió como un gran maestro de ceremonias.

Nos presentaban su primer EP y todo estuvo a gran altura. El dueto de guitarras estuvo a la altura, el bajista era para verlo (“Este señor ya no tiene edad para ir vestido a lo Blink-182”, me dijo alguien) y un batería efectivo, la impresión que dejaron fue tan buena que nuestro ilustre fotógrafo se acercó a decirme que hacía mucho tiempo que no se lo pasaba tan bien con un telonero. A tener bajo el punto de mira.

Setlist Big Clyde:

Coffee to Go
Heartbreaker
When the Sun Goes Down
Loony Bin Preacher
Bragger
Kick off my Boots
Roll the Dice

SOTO

Y, por fin, llegó la hora de los protagonistas de la noche. No vamos, ahora, a presentar a Jeff Scott Soto, pues su trayectoria habla por si sola. Sí lo haremos del resto de la banda. Salán es un guitarrista tremendo que, de ser extranjero, tendría un reconocimiento mucho mayor del que tiene. Lo que se cascó durante la hora y medio de concierto fue tremendo, así de simple. A la otra guitarra, y haciendo sólo de rítmica, BJ puso de manifiesto lo que el cantante norteamericano diría más tarde, que es su Sambora de Bon Jovi, entre otras lindeces. Sí, sólo hizo rítmicas (y me dio una púa), pero es que se casca todos los teclados del disco, canta de forma más que aceptable, y está metido en todos los fregados que el grupo hace. Sólo hace falta ver los créditos de los videos que saca la banda. Al bajo, ¡ay, amigos!, al bajo Tony Dickinson. ¿No sabes quién es? Pues busca información la red y prepárate para caerte de culo. Desde ese día está entre mis bajistas predilectos, menuda lección que dio. Y a la batería, Edu Cominato dio todo un recital de técnica y buen hacer sin alardes. En definitiva, a nivel técnico e instrumental, lo que hubo encima del escenario fue tremendo y, casi, inesperado. Bien, una vez dicho esto, vayamos a ver qué pasó.

Una hora de hard rock melódico. Hora y media de temas de Soto, W.E.T, Talisman… Hora y media de ver a cinco músicos tremendamente compactos, pasándoselo muy bien y extendiendo esa sensación de disfrute al público, que ahora sí llenaba la sala. Hubo tiempo para la melancolía, recordando al malogrado bajista David Z para hablarnos de que ese mismo día había nacido su sobrino, y brindar por ellos. Hubo tiempo de risas cuando Salán y Cominato se partían de risa entre ellos. Y hubo tiempo, hora y media, de disfrutar como un enano.

La cosa no podía empezar mejor, ni tampoco menos previsible. “HyperMania” no es solamente el mejor tema de su nuevo disco, Origami, sino que algo extraño tiene que pasar para que no aparezca en mi top5 de mejores canciones anuales. Fue la mejor, pero no la única. “Freakshow” rayó a una enorme altura, así como la propia “Origami” o la última, “Stand Up”, con los dos cantantes teloneros en el escenario formando un triplete de voces. Bueno, triplete o más, porque el público no dejó de cantarla.

Entre tema y tema, JSS se lanzaba a hablar en castellano, haciendo hincapié en el conflicto español-catalán y lo poco que le importa a alguien que vive en Los Angeles, agradeciendo la asistencia en un lunes por la noche, haciendo bromas erótico festivas con un pie de micro que no aguantaba al mismo y, en definitiva, demostrando una simpatía y una cercanía que no son normales, y que en una sala como la Upload queda resultón.

No aparecerá en las listas de mejores conciertos del año, pero fue una velada tremendamente agradable, llena de buena música, mejor rollo y, a pesar del desplante inicial, un ambiente que me encantó.

Setlist SOTO:

HyperMania
Freakshow
21st XTC
Drwoning
Wrath
Weight of the world
Soul Divine
The Fall
WET Medley
Origami
Detonate
Eyes of Love
Torn/When I’m Older
Froxen/Crazy/Give Into Me
Cyber Masquerade
Livin’ the Life
Risk
World Gone Colder/Tears/I’ll Be Waiting
Stand Up

Xavi Prat

Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.