Patata caliente la que tengo para hablar de este A Diabolic Thirst (2021), el tercer trabajo de los quebequeses Spectral Wound y su propuesta de clásico black metal. Lo primero de todo, he de reconocer que los canadienses han estado hasta la fecha fuera de mi radar de atención de bandas underground. Parece ser que, tras dos sorprendentes y meritorios álbumes con sellos relativamente pequeños y con un campo de acción ciertamente limitado, han dado el salto a Profound Lore Records, lo cual es sinónimo como mínimo de un estándar y calidad musical. El impacto y atención que cosecharon ambos álbumes por parte de prensa y los acérrimos seguidores del black metal, ha traído consigo el no siempre polémico hype que a algunas bandas se les atribuye (me viene a la cabeza el caso reciente de los americanos Frozen Soul y su fichaje por Century Media) por lo que a veces, manejar sensaciones y expectativas respecto a la propuesta musical que una banda ofrece, no es tarea sencilla.
Mucho se ha escrito en redes sociales y webs especializadas sobre A Diabolic Thirst. Es tal la magnitud, que la segunda tirada de este álbum en vinilo está agotada desde ya hace un par de meses, cuyos precios desorbitados ya campan a sus anchas en plataformas como Discogs. Ese detalle, además de otros, creo que son un pequeño reflejo del hype que trato de describir en estas líneas. Y a veces, esa corriente no es fácil de gestionar por el oyente. Puedes posicionarte desde afirmar que dicha atención es merecida y que estamos ante uno de los mejores discos editados de black metal de 2021, o bien, al otro lado de la balanza, simplemente manifestar que A Diabolic Thirst es un genérico álbum de dicho estilo y que la atención y el foco que han obtenido, es desmedido.
Si me permitís la expresión, hasta podría ponerme un poco más cabrón, haciendo un paralelismo y diciendo que se trata de un nuevo caso de hipster black metal a lo Deafheaven, pero creo que ese estilo de periodismo musical no cabe en nuestra línea editorial. Con todas esas premisas, creo que sería interesante hacer una reflexión y abrir el debate de si hoy en día, los sellos underground de metal extremo (no estamos hablando de los Century Media, Season of Mist o Nuclear Blast), apuestan por la calidad musical o simplemente se dejan arrastrar e influenciar por las corrientes actuales que imperan en las RRSS, en pos de un beneficio económico y atención mediática.
Entrando en terrenos puramente musicales, Spectral Wound no sorprenden por su propuesta musical, pues desde el primer acorde creo que queda claro su intención de venerar y rendir homenaje a toda aquella oleada del black metal que se destilaba a mediados y finales de los ’90 en el viejo continente. ¿Existen cientos de bandas ahí fuera con un leitmotiv similar al de los canadienses hoy en día? Ciertamente, sí. ¿Pero y qué importa eso si la manera en la que tienen de facturar su propuesta (fácil en la teoría, a priori), está por encima de la media?
Su sonido está claramente impregnado por toda la vertiente escandinava, esto es; principalmente la escuela sueca y finlandesa, e incluso la noruega, pero todo ello manufacturado bajo los actuales medios y recursos existentes a nivel de grabación. Si tuviera que describir su sonido, diría que la producción es masiva, reverberada y resonante a lo largo de tercer álbum. Pienso que es un muy notable homenaje en cuanto a nivel de composición y sonido el que pueden ofrecer en este elepé, aunque otro aspecto debatible y muy personal, sería que los temas te sean más o menos pegadizos. Como siempre, cuestión de sensaciones.
Puede que por momentos tenga ciertos ramalazos entre Sargeist, Gorgoroth y el juego de melodías y armonías de los viejos Dark Funeral, esto es, unos meros ejemplos de las escuelas escandinavas mencionadas unas líneas más arriba. Y es que el aroma al black metal noventero está presente en los 6 cortes que componen este viaje de 40 minutos de duración, con una representación perfecta de las atmósfera, melodías y fiereza de como dicho género se facturaba, con una producción como decíamos, sumamente analógica, real y viva, cuyos latidos puedes sentir en cada canción.
«Frigid and Spellbound” se erige sin discusión alguna como el hit sin discusión alguna, aunque “Mausolean Drift” muestra al cuarteo de Quebec, también hábiles con fraseos más morbosos y cadenciosos, como ejemplos más latentes. Incluso la tapa que lo acompaña, una foto en B/N rememora a la época más fundamental e histórica del black metal en su apogeo, la década de los 90.
Personalmente he disfrutado con la escucha de esta pieza, aunque los comentarios que existen acerca de esta grabación quizás sean un poco excesivos. A decir verdad, las reacciones han sido casi testimoniales en nuestro territorio, teniendo la sensación de que ha pasado un poco desapercibido este disco. Lo que está claro, es que ante oyentes experimentados y con los oídos duchos en la materia, estas palabras pueden llegar a crear una barrera insalvable y hacer que les reste puntos e interés.
Resumiendo, sí, A Diabolic Thirst se trata de un facturado muy buen álbum de puro black metal noventero sin aditivos, sin trucos y ejecutado de manera honesta, pero que personalmente no creo que llegue a cotas de ‘excelencia’. Ahora, ¿lo tomas o lo dejas? Lo dejo a tu elección.
Otra de mis pasiones es la prensa escrita musical. Con sus luces y con sus propias sombras. Poseo una dilatada experiencia en medios como el extinto Pitchline’Zine (2005-2016) del que fui redactor-jefe o Subterraneo Zine (2017-2019).