Squid – Bright Green Field

Un secreto a voces que por fin sale a la palestra para exponer formalmente su idea. El público se muestra eufórico tras semejante despliegue de recursos. Hacía tiempo que no éramos conscientes de que las artimañas musicales de unos noveles pueden sacudir los cimientos del rock. Quizás estamos viviendo en directo el nacimiento de una leyenda. Solo el tiempo lo dirá.

Bien, con esta introducción tan arriesgada como afilada os presento a Squid. Es posible que a la mayoría no os suenen de nada, pero los que frecuentamos asiduamente la oleada del post punk británico en busca de nuevas fórmulas y nuevas bandas, hace ya algún tiempo que los tenemos en el punto de mira. En 2019 publicaron un abrasivo EP titulado Town Centre que ya daba muestras del potencial real de estos jóvenes de Brighton. Sus directos, según parece, eran de otra galaxia, pero les faltaba descubrir su potencial real traducido en un disco debut que estuviese a la altura de la expectación.

Y así nació y nos llega Bright Green Field. Un disco monumental, y se quedan tan anchos. Ocho cortes en casi una hora de duración. Excelso. Brillante. Arriesgado. Innovador. Debut del año como mínimo, disco del año… ¿quién sabe?

A veces cuesta mucho desgranar un disco. Squid te dejan tan atónito que, por mucho que escuche el disco, me cuesta horrores expresar todo lo que me pasa por la cabeza. Lo primero que voy a destacar es el desarrollo de las canciones. En Bright Green Field tenemos 11 canciones, dos de ellas cortas que funcionan como introducción. Las otras son bastante largas y camaleónicas. Las canciones arrancan siguiendo el patrón de la nueva oleada de post punk británico, pero a medida que se van desarrollando los acontecimientos, éstas van derivando hacía cosas que nunca podrías imaginar.

La mejor muestra de todo ello es “Narrator”. La canción -que además cuenta con Martha Skye Murphy en las voces- es la canción estrella de Bright Green Field y, sin duda, es una de las mejores canciones que he escuchado en esta primera mitad de año. Dura ocho minutos y medio, de los cuales, los 3:40 iniciales son de desarrollo estándar con voces y guitarras gruesas. Pero a partir de ahí no sabes que ostias están haciendo. La canción se relaja para después subir hasta la cima. Los instrumentos, aparentemente inconexos, van apareciendo en escena en una especie de orgía musical. Las voces aportan una sensación de agobio amplificada por el virtuosismo instrumental y los gemidos de las voces de acompañamiento. En los dos minutos finales todo explota en un orgasmo de épicas proporciones. Martha Skye Murphy ayuda a que el orgasmo sea brutal. Una canción más que genial.

Otro gran ejemplo lo encontramos en “Boy Racers”. La cuarta canción del disco arranca de forma similar a “Narrator” pero en ella, el rock se funde en pasajes atmosféricos con distorsiones y mucha oscuridad. Por otro lado, “Paddling” va jugando en un tímido cruce entre el post punk y la neo psicodelia. Muy interesante. “Documentary Filmmaker”, por el contrario, arranca calmada y de forma instrumental. Cuando entran las voces, todo estalla de la mejor forma posible.

Lo mejor es que cada cual extraiga sus propias conclusiones de este disco. Mi humilde opinión ya ha quedado suficientemente clara desde el principio. Squid han roto el molde con Bright Green Field. Disco impresionante de cabo a rabo.

Beto Lagarda

Rock en todas sus extensiones