Stained Blood. Les tengo ganas. Es un reto. La posibilidad de reseñar a los santboianos (son paisanos) que forman parte de Blood Fire Death, promotora regentada por el loco Pau Navarra, al que entrevistamos hace muy poco, era una cosa que tenía muchas ganas de hacer. No en vano, fue una de las primeras bandas que estuvieron en su roster. Roster al que tuve acceso de primera mano desde la radio local del municipio donde residía en ese momento, cuando Pau empezaba su aventura. En resumen, he seguido a Stained Blood desde el principio de su carrera.
Una carrera en constante evolución desde su One Last Warning (2013) hasta hoy, con Nyctosphere, pasando por Hadal (2015). Una carrera en la que han ido a más, en mi opinión, del iniciático death metal/deathcore hasta lo que nos han entregado a fecha de hoy. Una banda que se arriesga tiene desde el principio mi absoluta admiración. Esto es así, en Sant Boi, Madrid o Tumbuktú. Los del Baix Llobregat le han dado una vuelta de tuerca más a su sonido; lo que eran pinceladas en Hadal, ahora ya se puede decir alto y claro. Stained Blood es una banda de blackened death metal de muchísima calidad, con altas cotas técnicas, unos desarrollos extraordinarios y gran inspiración. Muy influenciados por Dissection y las bandas seminales del estilo.
¿La portada? Espectacular, ¿no? Otro trabajo “precioso” de su vocalista Narcís. Oscura, abismal, negra. Las pistas de lo que encontrarás dentro de este trabajo están en el artwork.
En primer lugar, Nyctosphere no es un disco fácil. No te va entrar a la primera, avisad@ estás. Requiere de varias escuchas para degustar sus seis cortes. En los que irás encontrando matices, profundidad y elementos que habrás pasado por alto en primeras audiciones. Se trata de un LP que es como un gran reserva, debes abrirlo, decantarlo y que oxigene, así podrás gozarlo al 100%. Stained Blood 2019 es una añada excelente.
La bomba de relojería de ultratumba que es “Avfall” da comienzo a este viaje a las profundidades del abismo existencial. Muy oscuro, muy blacker. Blastbeats a cargo de Salvador, guitarras afiladas, rápidas, casi asesinas de la mano de David y Miquel. Las líneas de bajo de Raul, de fondo, cristalinas. Desarrollos y progresiones transparente que te conducen a lo más profundo del abismo Narcís dejándose la vida a la voz. Magnífica carta de presentación.
“Century of Suffer”, la brutalidad del blastbeat, te lleva a tu particular abismo existencial, en unas progresiones infinitas. Sin remedio, sin final, ya estás poseído. En “The Lightless Walk” el sonido del agujero negro en el que estás, que todo lo destruye, empieza de forma pausada. Aunque presagias, de forma innata, la sangría hiriente en forma de doble bombo y guitarras veloces, con pequeños respiros. Te conducen hacia los recovecos más profundos de tu torturada existencia. Cuidado porque hay una trampa. Una cuidada fase melódica, que te conduce de manera infame hacia lo que tú crees que es una realidad luminosa al final del túnel… Nada más lejos de la realidad. Tu existencia triste y oscura te cae encima de manera plomiza y densa.
Con “Shrines of Loss” sigue la devastación a base de punteos blackers y baterías infernales, con falsas pausas para volver a coger impulso y cabalgar con una facilidad pasmosa sobre la podredumbre humana. Destaca el trabajo de guitarras y los juegos de ritmos de la batería. Casi abrazando la épica, con unas progresiones monstruosas y un solo absolutamente demencial. “Winterflesh” tiene una fase irresistiblemente groovie pesada que hace que no pierdas un ápice de atención, que continua con más y más progresiones. A estas alturas ya estás hundido de tu propio lodazal vital.
El broche final lo pone “Drowned” y sus 10 minutazos de pura épica y desarrollos blackers atmosféricos de escuela americana, en los que ya estás al final de tu viaje demente a lo más hondo de tu ser. Has llegado. Estás gozando del viaje. Es tu Ítaca. Tu Ítaca angustiosa que te provoca la náusea de existir, pero estás gozando, disfrutando. Has llegado. Clímax final. Agotamiento. Estás exhausto. Y Feliz. Esa felicidad nihilista indescriptible.
Stained Blood han entregado uno de los mejores trabajos de metal extremo del panorama estatal en lo que va de año. Este álbum, sobresaliente, debería colocarlos de una manera justa en el lugar que merecen, en el pódium del panorama estatal. No hay palabras. ¿Te da miedo el cambio? Que no te lo dé. Sencillamente, los de Sant Boi se dotan de identidad: evolución. Y la evolución es tremendamente positiva. A mi top anual. Discarral.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.