Si tuviera que explicar cómo suenan los daneses Steelbourne de la manera más breve posible, probablemente me limitaría a decir que son el tipo de banda que gente como Tipton, Hoffman o Ross the Boss hubieran formado si hubieran nacido hace unos años y no hace seis o siete décadas. Y es que este trío, formado a raíz de las bandas Momentum y Savage Machine, dan al heavy metal un punto de frescura difícil de definir, que lo hace sonar actual sin perder ni un ápice de la esencia que transmitían las bandas legendarias. Como un acorde vale más que mil palabras, qué mejor que escuchar este A Tale as Old as Time, nacido de material incompleto de las bandas mencionadas antes, y cada cual que saque sus propias conclusiones.
Canónica desde el primer segundo, “By the Way of Serpent” nos da la bienvenida con sus contrastes entre pasajes pesados con otros más veloces y ligeros, como queriendo dar a entender que nos traen un poco de cada sabor, llevado a cabo con virtuosismo y elegancia.
De la más reposada de las maneras entra “A Tale as Old as Time”, que va muy poco a poco cargándose de fuerza, hasta que nos damos de morros con un tema que sin apenas darnos cuenta nos está disparando por varios frentes sin piedad, finiquitando de manera tan elocuente como los himnos más laureados del heavy.
Sin avisar y apabullando se presenta “Defiler” y su brutal carácter épico, siendo Jacob quien se echa la mayor parte del corte a la espalda, y lo hace de un modo absolutamente irreprochable.
La acústica “King of Kings” aparece como una pequeña parada en boxes, en la que la banda nos obsequia una power ballad de primer orden, que no tarda en verse relevada de nuevo por las potentes acometidas de “Dear God”, donde vuelven a relucir los riffs demoledores, la batería galopante y los solos rebosantes de electricidad.
Vuelven a ralentizarse las revoluciones en la atmosférica “Requiem for Those About to Die” durante unos minutos, hasta que en la segunda mitad del tema vuelven a explotar con toda su energía, dejando a cada miembro de la formación un momento en el que poder dejar aún más claro lo que es capaz de hacer, antes de decir su última palabra en “Inferno”, en la que bajan el telón con la intensidad que el álbum se merece.
De nuevo estamos ante un proyecto que nació como escapatoria temporal al tedio de los tiempos de cuarentena y ha acabado evolucionando en una grabación sólida y cuidada, materializada en algo más de media hora totalmente recomendable.