Puede que Steelheart para muchos sean un recuerdo de los 80 o ni tan siquiera les conozcan, pero el nombre de Mike Matijevic debería ser recordado como el de una de las más grandes voces del heavy metal-hard rock de los 80. Steelheart pegaron fuerte con sus dos primeros discos para luego quedar en el olvido. Parte del problema fue por el horrible accidente que le ocurrió a su cantante al que se le cayeron encima una torre de amplis durante un concierto. Pero Milijenko Matijevic es duro de pelar y ha continuado su carrera llegando a poner la voz en la banda ficticia Steel Dragon para el film Rock Star (2001). Este disco refleja las ganas que tiene Frontiersde mantener vivo el legado y nombre de un gran nombre del hard rock y también es un homenaje para el guitarrista Kenneth Kanowski, quien murió un par de meses después del concierto.
Matijevic ha perdido algo de voz, aunque mantiene sus excelentes agudos mientras el grupo tira de clásicos, da cabida a un tema nuevo y mete un par de canciones de Steel Dragon (curiosamente lo mismo hace Jeff Scott Soto, quien también estuvo de cantante en la banda ficticia para el film). El sonido para ser de Frontiers no es especialmente pulcro y el grupo suena netamente heavy metal, contundente, alejado de lo que podemos esperar de una banda de hard rock. “Blood Polution” y sobre todo “Livin’ the Life” calientan el ambiente, ambas de Steel Dragon. Una forma de conectar con el público más joven que conoce su legado de los 80. Mike se dirige a público milanés en “My Dirty Girl”, presentándola como nuevo material. No está nada mal, por cierto.
Los coros son reales como puedes comprobar en “Gimme, Gimme” y la guitarra de Kanowskies tan protagonista como la de su líder y vocalista. Incomprensiblemente se olvidan completamente del genial segundo disco Tangled in Reins (1992). Juegan en casa ya que estamos en el Frontiers Rock Festivaly su baladón “She’s Gone” no podía faltar a la cita. Una de esas baladas que traspasó el heavy metal llegando a todo tipo de públicos en su día. Momento de lucimiento con parones dramáticos y una guitarra inspirada y certera. Incluso el público se atreve a cantar y Mike ofrece sus dorados agudos imposibles. “Por esto hago música… ¡por vosotros!”, bonita sentencia al terminar el clásico. En una onda más alternativa ya encontramos un “Cabernet” exigente en lo vocal pero extraña, tema perteneciente a su polémico tercer álbum en el que se alejaron del estilo con el que les vimos nacer.
Mike Humbert disfruta de su solo de batería con una sonorización espectacular y una técnica brillante. Lleva en el grupo desde 2006, por lo que se ha ganado poder explayarse con las baquetas. Pero si la gente quiere algo en este concierto son los clásicos de su primera obra y “Everybody Loves Eileen” cae en versión extendida de casi 10 minutos. Se nota que la voz de Matijevic se va calentando y la cosa queda más dinámica y orgánica que en los primeros temas. Antes de los bises se marcan una potente “Rock N’ Roll (I Just Wanna)» de riff presente y con un Mike que ya empieza a evidenciar el desgaste vocal, aunque puede salir airoso finalmente a base de agudos, que es lo que siempre le ha caracterizado. Tira luego de acústica para la balada “I’ll Never Let You Go”, con unos coros impresionantes de «Rev» (bajista) y Kenneth. Se despiden con lo mejor del disco Wait (1996): «We All Die Young” con el incesante bajo de «Rev», ese toque alternativo y unas preciosas segundas voces.
No puedo decir que sea el directo definitivo de Steelheart pero sí que es una inmejorable forma de dejar constancia de que el grupo continúa su andadura a pesar de los muchos reveses que les ha dado la vida. Esto incluye la suspensión de un acústico de Matijevic en Zaragoza también, no hace muchos años. El disco va de menos a más y siempre es un placer saber que algún día, quizá, le llegaremos a ver sobre un escenario. ¡Lo que me parece imperdonable es que no toque nada de su segunda entrega discográfica! Hay un DVD del concierto, así que me tocará hacerme con él.