El Visions de Stratovarius es una maravilla y una de las cimas del power metal de los 90. Mientras Inglaterra y Estados Unidos renegaban del metal clásico la aldea gala europea seguía su reconquista del metal tradicional bajo la bandera del power metal. Helloween volvían con una nueva propuesta y especialmente Gamma Ray se habían marcado un par de discos que devolvían la fe, pero desde la tierra de los 1000 lagos Timo Tolkki y Timo Kotipelto habían logrado una formación espectacular y se habían marcado un discazo como Episode (1996) anteriormente.
Pudimos ver a Stratovarius el año 1996 en concierto junto a Gamma Ray y a Rage y estaba claro que esta banda prometía. El movimiento del power se hacía global con Labÿrinth desde Italia, Edguy en Alemania y Angra en Brasil. A pesar de que Episode es una maravilla había temas que se salían de la tangente e incluso experimentaban como “Babylon”. En VIsions ya tenían la fórmula ganadora y buscaron un disco plagado de singles combinando power metal de incesante doble bombo, retazos neoclásicos en los solos de guitarra y algo de metal clásico.
Era también la década de Noise Records y todo lo que editaban lucía y alzaba a los grupos representados. Nostradamus y sus profecías les daban para un disco conceptual y equilibrado con medios tiempos, balada, radio fórmula y el homónimo tema experimental de más de 10 minutos. Los solos de teclado y guitarra a velocidades de vértigo son uno de sus elementos definitorios. Blackmore y especialmente Malmsteen son los maestros de Timo, y recordemos que Johansson había estado en la banda de Yngwie junto a su hermano.
El disco
El bajo de Jani Kainulainen y la pesada batería de Jörg Michael abren un “Kiss of Judas” que pasaría a clásico instantáneo. Sorprende que optasen por este tema para abrir, pero es un bombazo melódico perfectamente trabajado. Es todo sencillo, con arreglos de guitarra puntuales en los versos y los colchones de teclado del enorme Jens Johansson. Todo culmina en un estribillo de los que enganchan desde la primera escucha. Tema de directo y alejado de la fórmula power metalera, y eso de inicio.
Pero si hay un clásico atemporal y definitorio de lo que son Stratovarius este es “Black Diamond”, con ese inicio en clavicordio que se acelera para darle toda la potencia al grupo. Maravilloso estribillo y power metal de manual con Michael dando una lección de lo que es la batería del estilo. El tema estaba dedicado al perro de Tolkki, lo cual sorprende pues el disco va sobre Nostradamus, pero estamos hablando de un Timo Tolkki todavía estable enchufado, motivado y capaz de meter segundas voces. Ese final dejando el clavicordio de Jens solo es otra de las maravillas de esta composición.
Sin ser nada forzado “Forever Free” es uno de esos temas que va en la línea de “Against the Wind” o “Will the Sun Rise”, temas que abrían sus anteriores obras y que buscaban el peoltazo power directo con trotes caballunos, sobredosis de teclados y extra de coros en el estribillo. Este estilo de tema se repitió hasta la saciedad, lo que llevó al estilo a la implosión, pero en esos tiempos cortes como este te llegaban y te emocionaban en sobremanera. ¡Qué velocidad y qué melodía! Digamos también que los temas son largos pues el grupo da mucha cancha a los solos, y nada sobra ni falta.
“Before the Winter” es una de las baladas, y la verdad es que es original con ese teclado percusivo en los versos y un gran estribillo, además de unos momentos orquestados. Para el recuerdo hay ese unplugged en Madrid con los dos Timos y el gigantón cabreado porque la gente no se sabía la letra… El estribillo es una lección vocal, y es que Kotipelto fue el profesor de canto de muchos vocalistas fineses de esa época.
En “Legions” vuelve el power de manual con otro trallazo marca de la casa. Lucen los teclados juguetones de Jens y ese estribillo de puño en alto y espada en la otra mano. Vuelven a destacar los solos entrecruzados de teclado y guitarra con Jörg demostrando que es un metrónomo humano. Bajan un poco la calidad en “The Abyss of Your Eyes” con momentos más progresivos y experimentales, pero ideales para dar variedad y mostrar otra cara de lo que eran Stratovarius.
“Holy Light” era la instrumental de turno dedicada a lucir velocidad y galones. Siguieron en sus otros discos con temas similares hasta el punto de que hay obras en las que el gran clásico es la instrumental. Hay aquí algo de Vai, de Malmsteen y de Satriani, pero especialmente de Blackmore. Y el festival de clásicos sigue con una maravilla que parece fácil y sencilla, pero tiene un mérito superlativo: “Paradise”. Alegato vitalista y medioambientalista de estribillo dorado. Por cosas como estas eran imbatibles…
Luego hay el reposo de una de las mejores baladas de la historia del grupo como es “Coming Home”. Dulce voz de Timo sobre acústicas para dar paso a un corte electrificado y majestuoso en lo que las cuerdas vocales del maestro fluyen de forma orgánica. Finalizan con “Visions (Southern Cross)”, con momentos realmente veloces y alegatos a la madre naturaleza salpicados con momentos narrados de “Nostradamus”. Brillantes esos momentos en los que se deja sólo a Kotipelto para cantar y volver a reemprender la canción.
Veredicto
Visions no sólo elevó a Stratovarius a las salas de mediana-alta capacidad, sino que sirvió para disparar el power metal como género y a consolidarlo. Entraron en listas finesas y en Japón, pero lo difícil estaba ya hecho y en años venideros pasaron a ser imitados hasta la saciedad. El primer disco de Sonata Arctica, por muy genial que sea, es una imitación consciente de querer tocar el estilo de a banda de Tolkki. El ciclo exitoso de los Strato empezaba de la mejor manera posible.
Más allá del fenomenal disco digamos que aquí los Finnvox Studios con Mika Jussila y Mika Karmila empezaron a hacer su agosto particular pasando a ser el referente de sonido y calidad del estilo. Cuando se sobresaturó el power metal toda banda que quisiera hacerse un nombre pasaba por allí, incluyendo a España.
Visions es muy posiblemente el disco más completo y equilibrado de los Stratovarius de la formación clásica. Los que les descubrimos en el Episode tenemos esa obra como favorita, luego Destiny les llevó a las grandes salas y Infinite les dio contratos millonarios. Mantuvieron el tipo con los dos Elements hasta que la enfermedad mental de Tolkki destrozó el grupo convirtiéndoles en Salsa Rosa metalera de la época. Pero de todo esto ya hablaremos capítulo a capítulo…