Cuando el señor Gregor Mackintosh (Paradise Lost) decidió dar por finalizada la etapa de Vallenfyre sentí algo de tristeza ya que me pareció uno de los proyectos más interesantes en lo que a death/doom metal se refiere. El mismo Gregor confesó que hizo ese proyecto para superar la muerte de su padre a modo de terapia y personalmente sé que la música ayuda y mucho. Creó unas canciones sórdidas, pútridas, en las que es fácil encontrar el desasosiego, la pena, la tristeza y muchos más sentimientos reflejados en sus notas para así poder pasar el duelo de mejor manera.
Hace unos meses leí por algún lado que tenía en mente otro proyecto parecido pero con varios cambios. Dicho proyecto está formado por Mackintosh que se vuelve a encargar de las guitarras y la voz y por Chris Casket que se encarga del bajo. Ya habían estado trabajando juntos en Vallenfyre así que no les fue muy complicado ponerse de acuerdo. Para la grabación han contado con el siempre impresionante Waltteri Väyrynen a la batería dotando a las canciones de una brutalidad espectacular tanto en las partes más extremas y rápidas como en las partes más decadentes y lentas. También han contado con la colaboración a la guitarra adicional de un desconocido Martyn Stansson.
Una vez hechas las presentaciones entremos de lleno en este Abandon All Faith. Ya el título nos da una pista de por donde irán los tiros. La pérdida total de la fe, el abandono de toda esperanza en lo que sea con lo que no nos queda más que verlas pasar hasta que llegue nuestra hora. No parece que los ánimos de Gregor se hayan levantado mucho.
Tras una intrigante introducción hecha con extraños sonidos industriales (abundan bastante en este trabajo) nos dan la bienvenida a un mundo de desolación absoluta, un mundo oscuro donde no existe la vida y no hay ningún tipo de luz en el horizonte. Agonizando llegamos a «Phantoms», la encargada de desatar el caos con su death metal y esas melodías tan típicas del músico inglés. El sonido no es tan sucio como en su anterior proyecto pero sigue un poco su estela sonando las guitarras menos saturadas. Tralla pura y dura sin concesiones que saben mezclar perfectamente con partes más pausadas siendo una tónica habitual. En este disco nos vamos a encontrar canciones puramente crust, otras death y otras doom. Canciones largas, otras cortas, en definitiva todos los ingredientes que cualquier amante de la vieja escuela debe adorar.
Ese rollete industrial que he comentado antes lo vemos claramente en el principio de «Nocturnal Vermin». La verdad que me recuerda a esos experimentos que hicieron Nailbomb hace ya unos años. Madre del amor hermoso, que tralla nos brindan estos señores. Y como siempre me pasa son los trozos lentos que me rompen por completo, tan bien puestos y equilibrados. Como un suspiro se pasa y nos topamos de morros con «Seven Crowns», una maravilla del crust con esos ritmos macarras de tupa tupa tan efectivos.
Un poco más de caña burra con «Throne of Disgrace», un delirio de velocidad con un Waltteri pletórico tras los parches. Estas canciones en directo serán una auténtica locura recordando a los mejores del género. Y esta es perfecta como antesala de la primera canción larga del disco en la que abunda la lenta cadencia de la agonizante muerte. «Carved Into the Skin» lleva por título y es la que más recuerda a los añorados Vallenfyre, vamos, beben directamente de su fuente con pequeñas variaciones.
Tras estos decadentes seis minutos volvemos a encontrarnos ese rollo industrial en «Parasite» que se nos presenta también como un ente lento y agónico que poco a poco va evolucionando hasta un death metal en el que no mover las cervicales es un delito. Ahora mismo estoy botando en mi cuarto, vaya manera de repartir candela.
A partir de este momento el disco se vuelve más death/crust en todo su conjunto. Velocidad, mala leche y unos riffs tremendos en una onda que me recuerdan a los grandes Implore con toques de la vieja escuela por todos lados. «Plague Nation» es mucho más épica, todo un temazo con constantes cambios de ritmo y una opresiva atmósfera que te atrapa sin quererlo. La voz de Mackintosh es densa, podrida y envolvente, todo un portento con personalidad propia.
Más machacona y macarra suena «Enemies of God» con pura esencia punk desatando su faceta más crusty de todo el disco. Le sigue la contundente «Scorn of the Father» que nos aplana el terreno hasta la gran pieza final. Por cierto, los solos son como una máquina del tiempo que te transportan a los años 90.
«Abandon All Faith» refleja en cada una de sus notas lo que el propio título indica: pura misantropia, nihilismo y un odio hacia todo lo establecido. Lenta y agobiante, oscura y desquiciante, tenebrosa y putrefacta mostrando lo peor del ser humano. Encontramos detalles que no hemos escuchado antes como cánticos de fondo y notamos la voz de Gregor llena de desesperación. Como una pesada losa que poco a poco vamos moviendo se desarrolla esta canción totalmente perfecta para poner punto final a una obra que aunque no inventa nada y es una lógica continuación de Vallenfyre es de fácil digestión y agradará a cualquier amante del metal extremo.