Finalmente pudimos verles en directo después de dos décadas y media de espera, y sí, valió mucho la pena… Ojalá todas las bandas que giran, en vez de tirar de samplers y pregrabados, hicieran como estos noruegos y contasen con una corista y un teclista. Esto es un ejemplo de cómo debiera ser un directo, y a pesar de ser sólo media sala, así lo preferimos muchos: sin teloneros, a hora temprana, con un surtido mechandising y sin apretujones. Además, el grupo después salió a hacerse fotos, charlar y firmar. Lo dicho: ojalá todos los conciertos fueran así…
Conception llegaron desde la tierra del black metal a principios de los 90 quedando un poco fuera de juego de todo. Estaban en Noise Records junto a grandes bandas de la época, pero el metal progresivo no había dado el salto de popularidad todavía, y tras cuatro grandes discos, desaparecían. Roy Khan entró en los compañeros de sello Kamelot para hacer historia y Tore Ostby fundó Ark presentando al mundo un genial vocalista: Jorn Lande.
La Salamandra quedó ampliamente satisfecho ante la entrega y calidad de unos impresionantes Conception que tuvieron en Ostby el lujo absoluto con sus demostraciones de técnica a la guitarra. Con luces lilas y una puntualidad exquisita sonó la intro “ReConception” que sería continuada por “Grand Again”. Allí ya vimos que iban todos vestidos de negro corporativo, y que Khan vestía como una especie de cura negro. No paró de dar la mano a las primeras filas quedando todo muy espiritual, como espirituales son sus canciones.
Seis músicos sobre escena con un teclado en el flanco izquierdo y Aurora Amalie Heimdal como corista en el derecho. Sonaba todo real y sincero y en “A Virtual Love Story” lució el tremendo bajo de Ingar Amlien. Es un gigantón que no falla una nota e iba vestido con unos juegos de cremallera muy de rock star. Elegancia pura y tremendo respeto del vocalista dejando al grupo solo en el escenario en los tramos instrumentales. Obviamente Østby empezó a hacer de las suyas y terminaría dejando a la sala con la boca abierta.
Un personaje de las primeras filas reclamó la atención de Roy para recordarle sus aventuras pasadas juntos, afortunadamente el vocalista noruego lo cortó a tiempo y continuaron con “Waywardly Broken”, del “nuevo disco”. Las canciones de nuevo cuño fueron excesivas, pero cabe decir que en directo ganan bastantes enteros. Esta es bastante oscura, pero en la pura tradición Conception. Lo que más lució en “Rewind” fue el tremendo solazo de Tore. Más allá de lo bien que toca, sabe entretener y jugar con el público, yendo a una velocidad endiablada.
“The Mansion” quedó como la gran balada de esta nueva etapa, con mucho protagonismo del teclado de Lars Andre Kvistum y de los coros femeninos. Aurora Amalie Heimdal tuvo incluso un momento solista en el que tomó el centro del escenario y demostró su inmensa voz. Estos detalles corales son los que de verdad dan calidad a un directo (sin nada pregrabado). Y bueno… servidor venía para ver y escuchar temas como “A Milion Gods”, y… wawwwww, de veras que impresionan. Defendieron a la perfección el tema y se salieron en el extenso solo repleto de detalles técnicos. Y otra vez don Østby se llevó la ovación.
“Quiet Alright” es de lo más pegadizo y directo que tienen en esta nueva etapa. Khan estuvo muy teatral a la vez que expresivo y Arve Heimdal cumple a la perfección sin aspavientos ni grandes pegadas. El gran lujo del concierto fue el tramo de dos piezas acústicas. Arve jugó con una maraca y un cajón, con todos sentados en taburetes y consiguiendo una atmósfera de respeto absoluta. “Silent Crying” fue de lo mejor de la noche y un guiño al disco Parallel Minds. Impresionantes las segundas voces de la chica.
Bromeó Roy diciendo que este tramo acústico es lo mejor del concierto pues se puede quitar los pinganillos de la oreja. Tore bromeó diciendo que le daba miedo eso de tocar la guitarra española en estas tierras, tratándonos a todos de expertos. El festival que dio de guitarra española fue absolutamente maravilloso con una tremenda “Sundance”. Aquí el grupo lució y mostró una cara que pocos grupos pueden llegar a conseguir. Habrá que estudiar la posibilidad de hacer un disco en unplugged, pues consiguen magia en su cometido.
El vocalista nos dijo que estaba encantado de volver a Barcelona y Østby dijo que él estaba allí por primera vez (y muy contento de estar). Tiempo para el “Gethsemane”, atmosférica y ampulosa, con muchos teclados y esa cadencia casi hipnótica. Volvió a enamorar Amelie con sus segundas y complejas segundas voces. Luego vino un parlamento de Roy dando las gracias a todos los miembros de la expedición y para luego presentar la inesperada “Feather Moves”, que está en la cara B de un single. Es un tema muy especial para el cantante noruego, un medio tiempo que lució bajo luces azules.
El momento decepción fue cuando vi que caía del set la inconmensurable “Under a Morning Star” y en su lugar tocaban del Flow. Es un buen tema, pero la canción del In Your Multitude me parece sublime. Lució como era de esperar, y Khan volvió a demostrar un altísimo nivel. “She Dragoon” fue la última en caer antes de los bises. El pesado de antes volvió a atacar hasta el punto que Roy dedicó la canción a “Bernard y a sus hijos” (así se llamaba el insistente señor). Aquí volvió Aurora a demostrar que su voz empasta perfectamente con el inmenso vocalista con pintas de cura.
Ya en los bises la primera fue “My Dark Symphony”, perteneciente a ese EP de retorno. Tema muy sinfónico y de oscuridad manifiesta, solemne. Hubiera preferido otro clásico, pero gustaron e impresionaron una vez más. Volvió a tirar de teatralidad el grupo bajo las luces verdes. Y el gran final vino de la mano de “Roll the Fire”, una de las favoritas de los fans. Aquí la corista ya estaba grabando con su celular y el bueno de Østby bajó entre la gente para tocar la guitarra entre sonrisas. Espectacular colofón a una hora y cuarenta minutos del mejor metal progresivo, pasado y actual.
Hubo quien se quejó de la falta de clásicos y de que hayan apostado tanto por el nuevo material, y es verdad, pero Conception tienen claro que quieren ser un grupo actual y mostraron que su realidad y presente son prometedores. Lejos quedan esos tiempos en los que Roy Khan estaba más fuera que dentro de Kamelot y en los que su voz no daba la talla. Aquí está liberado y disfruta de verdad. Son el cuarteto de toda la vida y la amistad y las ganas con las que tocan son palpables. A ello súmale que técnicamente son excepcionales y que no tiran de pregrabados… Ojalá todos los conciertos fueran como este.