Hablar de Suffocation es hacerlo de uno de los grupos más influyentes en lo que a metal extremo se refiere. Creadores de todos y cada uno de los estilos que hoy asolan medio mundo y referente para una gran cantidad de puros imitadores que no pueden llegar a sus cotas de calidad ni en 100 vidas. Les debemos el death metal técnico, el brutal death metal, el slam y todas las ramas que se han derivado de estos. Un grupo que a pesar de sus cambios de formación siempre han mantenido un gran nivel de composición y producción. Y es que mantener a dos puntales durante muchos años como son Frank Mullen y Terrance Hobbs ha sido una de las principales causas de que esto ocurriera.
Hoy día 1 de mayo Pierced From Within cumple 25 años y vamos a desgranarlo un poco para hacerle el homenaje que se merece por toda su trascendencia. Se trata del tercer disco de la banda de Long Island con un cambio en sus filas como fue la sustitución de su carismático y brutal batería Mike Smith por Doug Bohn que no duró mucho, aunque aquí hizo un más que notable trabajo. El resto fue la misma formación que su anterior Breeding the Spawn (1993). Tras dos discos muy notables e influyentes llegaba la hora de la verdad con su tercer asalto, de estos trabajos que o te encumbran o te hunden. Y la verdad, bajo mi punto de vista, no tienen ningún trabajo que sea malo.
Una intro de batería que eriza los pelos con tan solo oírla da inicio a «Pierced From Within», una brutalidad con incesantes cambios de ritmo, riffs de guitarra vertiginosos y técnicos, de esos que te vuelan la cabeza y que cuesta de discernir en las primeras escuchas. Juegos de guitarras impresionantes y un bajo percutor que no tiene piedad alguna. El bueno de Mullen estaba en un estado de gracia impresionante regalándonos unos espectaculares guturales pero no de esos que no entiendes nada, no, todo lo contrario, con una vocalización que siempre me ha parecido magistral. Los solos son de otra dimensión y están ejecutados exquisitamente, otra marca de la casa, una seña de identidad que siempre me ha fascinado. Perfecta canción para arrancar un disco.
Sin apenas respiro empieza «Thrones of Blood», otra canción espectacular. Los cambios vuelven a ser continuos, precisos y milimétricamente calculados. Las guitarras son más contundentes alternando entre la técnica palm mute con acordes más abiertos. También hay reminiscencias a Death, por supuesto una más que clara influencia para ellos. Vuelven las armonizaciones locas mientras el bajo desde el fondo va guiando junto a la batería todo el percal. La parte de en medio de la canción me parece de una perfección inalcanzable. Buah, qué grandes fueron los 90. Y cómo se nota la mano de Scott Burns, el sonido de los solos le delatan, jejeje.
Sigue la fiesta con otra gran canción como es «Depths of Depravity», ese bajo tremendo de la intro es magnifico. De nuevo las guitarras alocadas jugando entre ellas como quieren. Blast beats a todo trapo, rabia y desesperación, brutalidad en estado puro. Hacer sonar todo esto así de bien no creo que fuese fácil pero entre lo cracks que eran ellos y el equipo encargado de registrarlo supieron hacer un trabajo casi perfecto.
Una buena dosis de velocidad es lo que nos regalan con la siguiente «Suspended in Tribulation», la más larga del disco con seis minutos y medio de pura devastación. Nos ofrecen partes más slam y contundentes que hoy en día no pueden faltar en cualquier grupo de brutal y que ellos mismos han usado y abusado a lo largo de su carrera. Los parones también forman parte de su esencia y no dudan en partirte el cráneo en los momentos menos inesperados. Qué grandes que son.
Un poco de calma (que no viene nada mal) con la introducción de «Torn Into Enthrallment» para pronto volver a la tralla. En esta sobresale por encima del resto la voz de Frank Mullen aunque no tardan el resto en ponerse a la par ofreciendo una macedonia de guitarrazos técnicos y precisos. Menudos cambios se gastaba esta gente, pura imaginación al servicio de la canción. Aquí no hay alardes de onanismo como en tantos otros grupos, todo está porque debe estar.
«The Invoking» es una más que típica canción de Suffocation con una estructura bastante conocida, una pieza que no es mala pero no destaca tanto como el resto aunque si que tiene un halo muy oscuro y hay partes en las que el bajo tiene momentos de protagonismo. Los solos también son bastante brillantes. Acto seguido nos encontramos una re-grabación de «Synthetically Revived» que apareció en su EP Human Waste (1991) con un sonido mejorado y algún que otro arreglo añadido.
Otra canción «nueva» con «Brood of Hatred» que sigue sin más los patrones a los que nos tienen acostumbrados. Tralla y más tralla. Cierran el disco con otra re-grabación de una canción de su primer disco, algo que se hacía bastante en esa época pero que no acabo de entender. «Breeding the Spawn» ya es más que conocida por todos, un temazo tremendo.
Tras volver a meterme de lleno en este gran disco tengo que decir que ha envejecido muy bien y no parece que hayan pasado 25 años desde su salida ya que hoy día sigue sonando fresco y actual. Muchos grupos se quedan a las puertas y es que imitar a los maestros no es nada fácil.