Lo primero que has de tener en cuenta al escuchar un trabajo de los de Venice Beach, es que has de dejar los prejuicios a un lado, al igual que las etiquetas. No te preocupes por los subgéneros. Si te gustan el Cowboys from Hell (1990) de Pantera, el Back in Black (1980) de AC/DC, el Out of the Cellar (1984) de Ratt, el Ride the Lightning (1984) de Metallica o el Appetite for Destruction (1987) de Guns N’ Roses, este álbum se integrará en tu colección fácilmente, de la misma forma que se integró en mi ADN cuando no era más que un mocoso que estaba apunto de acabar el instituto.
Y la culpa de todo ello la tiene mi buen amigo Óscar «Tao» Taboada, quien no cesaba de repetirme «No bullshit! No bullshit!» cuando, a bordo del bus escolar, nos dirigíamos al Llor. A él, y a otros tantos compañeros, les debo, no solamente haber descubierto a Suicidal Tendencies, sino a decenas de bandas que, todavía a día de hoy, copan mis tops y no han sido (ni serán) desbancadas jamás.
Como cualquier otra cosa que eventualmente termine siendo considerada como un clásico aplastante, hay elementos que encontrarás extraños o que te chirriarán al escuchar este álbum por primera vez, y una de ella puede ser la voz de Mike Muir. Hay años que deberían ser considerados como los mejores para según qué músicos y/o cantantes, y 1994 creo que fue el mejor año en la carrera del vocalista, y este Suicidal for Life (1994) es un claro ejemplo de ello. ¡No tires la toalla, copón! Escúchalas una, dos, 50 veces, y te aseguro que, poco a poco, irán creciendo en tu interior y terminarás apreciando (de verdad) el hecho de que él tiene una manera de cantar «especial» que no se parece a nada ni a nadie. Su voz es tan única y distinta como pueda serlo la de Ronnie James Dio, Phil Anselmo o Sammy Hagar, o cualquier otra voz original que normalmente reconozcas de inmediato… y aquí, como no, voy a sacar a relucir, una vez más, a mi fanboy de Mike Patton. A mí me encanta su manera de narrar historias. Me gustan sus burlas y su sentido del humor. Me gustan sus letras porque son francas, claras, rebeldes y groseras, y defienden el auto-empoderamiento. Porque, esa es otra: las letras. El álbum, líricamente hablando, es toda una rebelión contra las normas sociales establecidas y el status quo. Es algo así como decir en voz bien alta que hasta aquí hemos llegado y que se han acabado las tonterías. Este álbum es considerablemente más pesado que sus primeros lanzamientos y sí, Cyco Mike parece estar muy enfadado durante los 50 minutos que dura, y suelta la palabra «fuck» a la mínima que puede.
Independientemente de cualquiera de estos hechos, este álbum es una obra maestra de thrash metal. La energía del álbum es indescriptible, su sonido es muy pesado y rápido, pero también es fresco y nunca insípido o repetitivo. Reconozco abiertamente que este es mi álbum preferido de Suicidal Tendencies. Es, para mí, un deleite, un orgasmo sonoro, de principio a fin. Uno no puede dejar de mover la cabeza al ritmo de su música y no hay nada que pueda detenerte. Y las canciones son deliciosamente infecciosas.
Pero, aún pareciéndome sublime, me consta que cuenta con muchos detractores. Suicidal for Life es el octavo álbum de estudio (el sexto con material original) de Suicidal Tendencies y su último álbum con el guitarrista principal Rocky George y el bajista Robert Trujillo. Asimismo, es el único que cuenta con la colaboración del batería Jimmy DeGrasso (Y&T, Megadeth, Alice Cooper). El álbum recibió críticas en todos los sentidos y la verdad es que vendió muy poco, y no sé si ese fue el motivo que marcó la desaparición de la banda en 1995… para volver a reunirse -sin George, DeGrasso y Trujillo– pocos meses más tarde.
La música aquí contenida es 100% adictiva, su producción es realmente buena; clara y pesada. Este álbum tiene algunos de los mejores riffs de la banda, y todas las canciones tienen un ritmo demencial. Se nota que la banda estaba definitivamente en la cima, musicalmente hablando. Pégale una oreja a temas como «No Fuck’n Problem», «I Wouldn’t Mind”, «Love vs. Loneliness» y, especialmente, «What Else Could I Do?», una de mis favoritas, probablemente de toda su carrera. Lo dicho: una muy buena producción.
Sin embargo, hay alguna canción que no acaba de funcionar, si bien no en su totalidad, pero sí en algunos de sus pasajes. Ojo, no hay ninguna canción mala, pero canciones como «No Bullshit», «Suicyco Muthafucka» y «What You Need’s a Friend» son, cuanto menos, un tanto repetitivas, aún teniendo algunos elementos geniales. Por así decirlo, en Suicidal for Life hay canciones que no acabar de funcionar en su totalidad.
En general, recomendaría este trabajo a CUALQUIER fan de Suicidal Tendencies. Es un gran álbum, ya que emite una vibra, por así decirlo, diferente, cosa que sucede con la mayoría de los álbumes de la banda. Si todavía no has salido del cascarón, quizá este no sea el mejor álbum para descubrirles. Empieza con How Will I Laugh Tomorrow When I Can’t Even Smile Today (1988) y Lights… Camera… Revolution! (1990), y mañana hablamos.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.