Suicidal Tendencies tienen la virtud de poseer el título de ser una de las bandas clásicas más ninguneadas/admiradas. Los vecinos de al lado, los chungos del barrio. Y esta dualidad podríamos decir que está más que manifiesta en su homónimo debut de 1983 que hoy cumple cuatro décadas de vida. En pocas palabras, este Suicidal Tendencies (1983) es simple pero profundo, descarado pero honesto, divertido pero serio, ruidoso y, a veces, incluso desagradable, al igual que tus putos vecinos.
¿Quién hubiera pensado que uno de los mejores álbumes de hardcore punk vendría de la mano de unos pandilleros patinadores de Venice Beach, California? Extraño en todos los sentidos, pero preciso. Nada de lo que hayas escuchado tiene esta combinación de letras entretenidas y melodías adictivas impulsadas por la ira y, en cierto modo, también por la frustración. La velocidad, los niveles de agresión y los cambios de ritmo están a la par con los trabajos de las bandas de thrash metal más top de la época, como el Kill ‘Em All (1983) de Metallica o el Bonded by Blood (1985) de Exodus.
Pero a pesar la de pericia de estos cuatro púberes californianos, a primera vista, este trabajo incluso puede resultar molesto de escuchar. Pero es precisamente esa guitarra disonante que te desgarra los oídos, esas armonías discordantes y esas letras suicidas, satíricas y enfermizas las que provocan que este viaje de apenas media hora de duración sea increíble. Pero, ¿es un buen viaje? Rotundamente, sí. El sonido general es el típico sonido áspero y crudo que escucharías en la mayoría de los álbumes de hardcore de principios de los 80. Si no sabes a qué me refiero, escucha el EP homónimo de 1981 de Minor Threat y Group Sex (1980) de Circle Jerks, y escucharás el mismo sonido en las guitarras que escuchas aquí. La voz de Mike Muir es muy diferente en este álbum a la que le escuchamos en los álbumes posteriores pero probablemente se deba a su corta edad; aquí, apenas tenía 20 años.
Una vez que pasa el impacto inicial de lo contundentes que son estos jóvenes, comienzas a percibir y notar la verdadera profundidad de las letras y la música. Estos muchachos hablan en nombre de una plétora de adolescentes ignorados, no deseados y privados de sus derechos; ellos son la voz de los outsiders. Toda la angustia y todo el drama de los adolescentes de los años 80 se manifiesta, aquí y ahora. Desde las peleas con los padres por lo que es bueno para ell@s hasta ser un «fracaso suicida», todo está aquí.
La fórmula general del álbum es que si una canción dura más de 2:30, es seguida por una pista tradicional de estilo hardcore de apenas un minuto de duración. En otras palabras: de los 12 cortes de este trabajo, seis son temas cortos y los otros seis son temas muy cortos. Pero no son temas de relleno para nada pues son geniales y forman parte de la historia del underground musical. Sin embargo, las pistas «largas» son, definitivamente, los cortes más trituradores. «Suicide’s an Alternative / You’ll Be Sorry» tiene una entretenida sección de descanso melódico después de un ritmo de apertura frenético. «I Saw Your Mommy» —que dura casi cinco minutos— es, probablemente, la mejor canción para escuchar mientras estás drogado. «Subliminal» tiene un increíble cambio de tempo en la sección del estribillo que complacerá a los fanáticos del punk y del metal por igual. Y no es necesario profundizar en «Institutionalized», la que quizá sea la canción más popular de toda su discografía. Quién de vosotr@s no ha cantado en alguna ocasión esos de «All I wanted was a Pepsi, just one Pepsi, and she wouldn’t give it to me»; joder, si hasta Fred Durst de Limp Bizkit lo dice en «Stuck».
Las letras en sí mismas son un poco deprimentes y, en ocasiones, hasta tristes, pero otras veces son hasta cómicas. La canción que cierra este debut, «Suicidal Failure», es seguramente la canción más divertida sobre el suicidio que jamás hayas escuchado. De hecho, Mike Muir (letrista y vocalista) se toma el tema del suicidio terriblemente en serio y lo convierte en una sátira dolorosamente inteligente que convierte a Mike en una especie de Voltaire moderno, pues el renombrado filósofo y escritor francés del siglo XVIII, tenía puntos de vista complejos sobre el tema del suicidio.
En general, Suicidal Tendencies muestra mucho potencial y destreza musical. Lo único que impide que este álbum sea mejor de lo que podría ser es, de hecho… que contiene demasiado suicidio. Demasiado de cualquier cosa es malo. Seamos realistas, tod@s (bueno, la mayoría de nosotr@s) preferiríamos no escuchar sobre alguien colgándose de un puente en cada canción. Sin embargo, esto no es suficiente para hacer de este un mal álbum, de ninguna manera.
A pesar de ser un producto de principios de los 80, la música de este álbum tiene una calidad atemporal. Su producción, cruda y sin pulir, se suma a su encanto y autenticidad, capturando la intensidad de los shows en vivo de la banda. No es de extrañar que este álbum se haya mantenido como un lanzamiento seminal e influyente dentro de la escena hardcore punk, inspirando a innumerables bandas a seguir sus pasos.
Pero a pesar de perder algo de fuelle hacia el final (nada, solo un poquito…), Suicidal Tendencies es una exhibición explosiva y sin tapujos de hardcore punk en su máxima expresión. Con su agresión implacable, letras cargadas de ira y una fusión perfecta de géneros, este álbum consolidó el lugar de la banda en la historia del punk rock. Si eres fanático de la música rápida, furiosa e implacable, el álbum debut de Suicidal Tendencies, sí ese en el que se les ve en la portada colgados bocabajo, es una escucha esencial.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.