Todos los trabajos de estos alemanes de alardes épicos, reminiscencias folk vikingas y capaces de combinar voces limpias, growls, instrumentos antiguos y voces femeninas, entran a la perfección y mantienen un altísimo nivel. Puede que siempre se ciñan bastante a lo que es su estilo, pero siguen ofreciendo buenos temas, con muchas referencias a otras bandas y mucha variedad a la vez de un trabajado juegos de estilos.
Con Wolfbite (2021) el grupo actualiza su sonido y demuestra que están en un momento de forma brillante y que los nueve temas que entran en el disco poseen alma y calidad para emocionar a sus deseosos seguidores. Si escuchas Lupus Essence de 1997 ahora y lo comparas con este también lobuno Wolfbite ves que la evolución es evidente, pero que tampoco han variado excesivamente desde sus inicios. Ahora lo hacen mejor…
Gran inicio con “A Life in Chains” a golpe de cadena y látigo combinando con maestría voces limpias y growls. Gran estribillo y todos los elementos que han hecho célebres al grupo alemán. El riffeado de “The Inner Wolf” puede recordarte al de Rolf Kasparek en su material más clásico de Running Wild. Aquí hay un gran trabajo en la batería por parte de Ken Jansen. Son temas muy exigentes en lo técnico y luego hay algunos momentos puramente Children of Bodom especialmente en guitarras y cambios de tiempo.
“Dracanian Slave” es un contrapunto más melódico y folkie con arrebatos furibundos bien llevados entre el folk ancestral. Aquí hay conexiones evidentes con grupos como Dalriada aunque recordemos que Suidakra estaban antes. Épica por doquier y momentos bélicos de espada en mano. En “Faoldah” hay una base netamente black metal a la que surten de esos momentos más Suidakra y ese riff de base. En “Crossing Over” hay una especie de interludio instrumental que alcanza más allá de los seis minutos y medio marcando el ecuador del disco. Incluye parte narrada y un final speedico muy definitorio del combo germano.
Ataque inmisericorde en “Vortex of Carnage” con la gran voz de Arkadius y esas ralentizaciones complejas que dotan a los temas de profundidad y variedad. Hay una fórmula ahí, pero a nadie le sale tan bien como a ellos, y cuando toca entrar a romper cuellos lo hacen con todas las de la ley y perfectamente integrado en la composición, lo cual tiene sumo mérito. “Resurgence” lleva a la primera línea todos los instrumentos más folk en un positivista ejercicio que mantiene la agresividad combinada con esas voces limpias cercanas al metal vikingo de grupos como Fejd o Týr. Hay incluso un violín sonando sobre blast beats. A nivel de variedad nadie se podrá quejar…
Las guitarras incesantes y dobladas toman “Redemption” convenciendo en otro de esos temas demoledores que gastan, llevando al combo a terrenos Amon Amarth. El death metal es una de sus bazas y como escucharéis en el disco, es completamente innegociable. Se despiden con “A Shrine for the Ages” entre acústicas de inicio y voces limpias. Hay incluso la aparición de una gaita en un tema casi bailable y muy festivo. Hay una bonita despedida en fade out con acústicas.
Wolfbite es la demostración de lo que empezaron Suidakra hace 24 años sigue estando vigente y que Arkadius es un tipo con un arsenal de ideas importantes. El disco es variado y rico en matices, también técnicamente es exigente y no te podrás quejar de la variedad extensa y nutrida de todos los temas. Su mezcla de épica con metal vikingo, folk, death metal clásico da para mucho. Les compararía con nuestros amados Northland o con algunos discos de Finntroll pero… me es realmente difícil encontrar alguna agrupación similar, o si más no, a la misma altura. Esa mezcla imposible de estilos fue probada en 1999 por los itálicos Pandaemonium, pero fracasaron en el intento.