Tercera entrega del proyecto Supersonic Blues Machine, banda de una calidad innegable y que juega a acariciar el blues clásico aderezándolo con todo tipo de especies, y más allá del trío de músicos que lo forman, hay una cabalgata de invitados que llevan el resultado a otro nivel. Reconozco que no es un disco que entre a la primera, pero a medida que vas escuchando los temas, terminas rendido a la evidencia de que esta máquina puede elevarte de verdad.
Es un disco con una calidez absoluta en el sonido, totalmente real y casi artesanal y ya en el inicio con “Money” puedes notar los grandes dotes técnicos del trío y esa aura diabólica que hace caminar el tema regado con voces femeninas envolventes. Sinuosidad, feeling y ese teclado que allí está dando color en un ritmo hipnótico, impulsado por la batería de ese coloso llamado Kenny Aronoff. Siguen los juegos diabólicos en “Too Late”, con palmas, cuerdas de acero y el impresionante bajo de Grossi que ayuda a crear una de las canciones más sólidas del disco.
Atención al “You and Me” en la que participa todo un King Salomon Hicks en guitarra y voz. Un medio tiempo muy intenso en el que brilla el blues de base y que se adereza con bellos coros femeninos de Francis Benítez y de Andrea Grossi-Benítez. “Get It Done” es un tema algo prototípico y más predecible, pero en manos de este trío gana fuerza y mucha pegada. Participa aquí Josh Smith con grandes maneras.
El ambiente sureño asoma en “8 Ball Lucy”, corte en el que encontramos la participación de Sonny Landreth. Impresiona ese estribillo y esas guitarras acentuando el contratiempo. Hay arreglos de viento y percusiones muy variadas para darle vuelo a un tema que cala desde la primera escucha. “Devil at the Doorstep” posee alma góspel y el gran Eric Gales es el invitado a la guitarra. Hay momentos en los que de la sensación de que el blues primigenio, negro y del Delta, se lo come todo.
En “Is It All” hay un importante trabajo pregunta-respuesta, un mano a mano entre Kriss Barras y el invitado Joe Louis Walker. De largo una de las canciones más elegantes y bellas del disco, con la sedosa garganta del invitado. La festiva y colorista “Do It Again” es festiva, entonada y muy colorista con esa harmónica y con toda la personalidad de la invitada: Ana Popovic.
En “I Will Let Go” hay mucha solemnidad con la participación de Kirk Fletcher y con extra de clase. Estamos ante uno de los solos del disco a cargo de un espectacular Kriss Barras al que dobla Fletcher. Es de esas canciones que van creciendo y que terminan con toda la sala aplaudiendo cuando finaliza. Ha habido momentos que me han llegado a recordar a los discos en solitario del ahora flamante nuevo guitarrista de Deep Purple Simon McBride.
De lujos hay muchos en el disco, pero claro, el de tener a todo un Charlie Starr de Blackberry Smokehaciendo de las suyas con la guitarra les da para una gema sureña de la talla de “All Our Love”, armada con muchos coros y con unos arreglos melancólicos de piano juguetón. Es curioso que la hayan dejado para la última, quizá porque se aleja un poco del estilo imperante. Es un temazo. Los más de siete minutos de “Voodoo Nation” dan nombre a una canción que va avanzando en un crescendo de intensidad. Hay incluso coros arábigos para darle un acabado diferencial al tema.
He sido siempre fan de Kenny Aronoff pero no conocía a Supersonic Blues Machine hasta que me llegó este álbum. Voodoo Nation es uno de esos discos que no te llegan a la primera, aunque ya percibes en las primeras escuchas que suena a súper-banda y a gran producción. Es un trío de amigos disfrutando y pasándolo bien, y más allá de ello, creando un material fuera de toda duda. Derroche de clase y grandes canciones.