Daba sus últimos coletazos la pasada década cuando Tentacula nos sorprendían debutando con Tentaculove (StoneFree Records, 2019), y ahora, con este segundo round, bautizado con el nombre de Estrella destruida, el quinteto austríaco vuelve con las mismas intenciones, llamar la atención tanto de quienes les escuchan por primera vez como de quienes ya les tenían echado el ojo. Al primer grupo, por el disco en sí. Al segundo, por el viraje que ha tomado la banda, que aunque mantiene su esencia en lo que a la psicodelia se refiere, se aleja de la influencia garajera que empapaba su primera publicación, dando esta vez mucha más relevancia a su carácter más oscuro, que aunque se dejaba intuir anteriormente, estaba lejos del protagonismo del que goza en este nuevo trabajo.
La encargada del comité de bienvenida es «Shadows», derrochante de energía, con una Penny dispuesta a dejar claro desde el primer momento que tiene mucho que ofrecer portando un micrófono. Si bien en este tema no es difícil encontrar el espíritu que los de Linz transmitían en su primera publicación, los cambios comienzan a hacerse más notorios en «Garaje», empapada de un sonido setentero irresistible.
Unas pinceladas blueseras hacen su aparición con la entrada de «Estrella destruida», que va adquiriendo un tono heavy según avanza, casi sin que nos demos cuenta de ello, hasta coronarse con una recta final con la que terminarán de enganchar a todo aquel que se haya resistido hasta ahora.
Llega la calma con una suave y sensual «Trip Patterns», donde encontramos en primer plano, de la mano, psicodelia y melancolía, que da paso a la introducción a capella de «Birds Whispering», que va cogiendo cuerpo sin prisa, adentrándose en sonidos que oscilan entre el hard rock y el stoner, dando como resultado uno de los cortes más interesantes de la formación.
Lejos de apartarse del ambiente lisérgico, éste se refuerza en «No Place for Ponies», que se arrastra con toda la seguridad del mundo dejando un rastro delicioso de distorsión y penumbra, hasta dar paso a «Warning Signs», que toma el relevo con algo más de fuerza, pero haciendo gala de su misma esencia fría y afilada.
El disco lo remata «Creator», tema repleto de contoneantes distorsiones, donde, por momentos, el quinteto se permite volver a aumentar sus velocidades, hasta desembocar en un abrupto final que casi nos obliga a volver a darle al play.
Por si fuera poco la calidad de los ocho temas que lo componen, el formato físico de este Estrella destruida incluye en su interior una novela gráfica de 40 páginas, como último aliciente para hacerse con él. Así que si lo tuyo es el heavy psych, no lo pienses demasiado, porque las copias son limitadas.