Mike Patton (Faith No More, Mr. Bungle, Fantômas, Tomahawk, Dead Cross) y el compositor australiano Anthony Pateras combinan sus múltiples y variadas habilidades con el violinista Erkki Veltheim y el batería Will Guthrie para crear un álbum de 13 pistas que responde al nombre de Necroscape, sucesor -lógico y natural- de su debut de 2014 Geocidal.
Su sonido, que bebe de las fuentes tanto del rock electro-acústico como del soul y del rock industrial, te hará sentir que no formas parte de este mundo, a la vez que te emocionará y te confundirá a partes iguales. Ya se sabe, este es uno de esos trabajos del bueno de Patton que dices que te mola muchísimo aunque después de 15 minutos de escucha ya no sabes de qué va la cosa. I no és bonic això? Cada canción dejará volar tu imaginación y te llevará a muchos lugares diferentes, haciéndote olvidar que estás en cuarentena y que los de arriba se están mofando de nosotr@s.
Algunas canciones se centran principalmente en la instrumentalización, pero no por ello has de despistarte y no fijarte en los arreglos vocales de Patton, especialmente en temas como el segundo, «Cutlass Eyes», y la quinta, «All Signs Uncensored». Estos temas son dos claros ejemplos de que si se trabaja en equipo, una banda es capaz de convertir el ruido en algo más profundo y lograr que el oyente se fije en los pequeños detalles, por muy insignificantes que sean. Lo malo (o no) es cuando esos pequeños detalles se cuentan por centenares, por miles, como es este el caso que nos ocupa.
Uno de los pasajes más destacados de este trabajo es «Haunted on the Uptake». En palabras del propio Pateras:
«Suena como si la furgoneta de gira de The Melvins se descompusiera en los Balcanes, y en lugar de irse a casa, deciden abrir un laboratorio clandestino dedicado a fabricar híbridos de rebético (género musical griego cuyas raíces se encuentran en la música griega de mediados del siglo XIX de la costa occidental de Asia Menor y Constantinopla) y hardcore.»
La canción cambia de ambiente varias veces, pero la mezcla de diferentes ritmos es lo que hace que sea agradable de escuchar.
Probablemente la canción más pegadiza y más enérgica sea la tercera, «Wait Till Mornin'», que coincide con que es la primera canción escrita por la banda para este álbum y es la única que no cuenta con los servicios de Guthrie tras la batería.
La banda, como ya os podéis imaginar, ha tomado un poco de allí y otro poquito de más allá, que no del más allá, aunque poco les falta. Hay, en general, miles de influencias diferentes, como uno puede percibir perfectamente en una canción como «Soliloquy», una de las más extrañas a la par que hiperactivas de todo el trabajo.
Otro tema que destaca es «Dead Still», pues es la única canción a la que realmente solo se le presta atención a las voces de Patton. Es una pieza que podría perfectamente haber estado incluida en el Disco Volante (1995) de Mr. Bungle, por ejemplo. Tiene ese toque.
El álbum se cierra con «Funerale di un Contadino», un tema cantado en italiano muy en la onda de Mondo Cane (2010), que tiene un ritmo un poco más lento lo que la convierte en una elección más que acertada para poner el punto y final. Por cierto, es el único tema que ha ha sido compuesto por la banda, pues se trata de una versión del clásico del poeta, cantante, guitarrista, compositor, dramaturgo y novelista brasileño Chico Buarque y del compositor y director de orquesta italiano Ennio Morricone, incluido en su álbum conjunto de 1970 Per un Pugno di Samba.
Necroscape es una potente descarga de adrenalina y un compromiso incesante con la exploración de nuevos derroteros sonoros. Aquí hay música en mayúsculas. El alto nivel de dominio musical que han alcanzado estos cuatro músicos es más que evidente. Aquí hay tantos momentos como temas conforman este trabajo, lo que hace que escuchar la segunda entrega de tētēma sea una experiencia mágica. es un álbum tan extraño como complejo, pero se apoderará de ti y hará que su innegable encanto te obligue a escucharlo una y otra vez.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.