El 29 de agosto de 1966, los Beatles se bajaron del escenario del Candlestick Park de San Francisco. Aquel día se cerró una etapa para siempre. Desde varios meses antes los cuatro de Liverpool venían barruntando la posibilidad de dejar de dar conciertos. Las causas para ello eran variadas. Desde la imposibilidad de escucharse debido al descomunal ruido que provenía de las gradas, pasando por el agotamiento físico después de tanto tiempo girando sin parar y acabando por la sensación de que allí donde tocaran los Beatles siempre había problemas. Todo ayudó a que los fab four tomaran la decisión de que aquella noche de agosto fuera la última en la que tocaran en un escenario, siempre que no contemos como escenario una azotea de Londres.
Tras aquella decisión tan drástica el mundo de la música vivía expectante por conocer el próximo paso de los Beatles. Ese paso llegó el 1 de junio de 1967 pero no fue un paso, fue un salto descomunal que los convirtió en leyendas para siempre. Propulsados por 129 días de estudio de grabación en los estudios Abbey Road de Londres, los Beatles crearon Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), uno de los discos más vendidos y celebrados de la historia de la música rock. Su icónica portada, la mística que rodeaba a las doce canciones del álbum e incluso su contraportada. Todo en el Sargento Pepper se aunó para escribir algunas de las páginas más brillantes del grupo en particular y de la música moderna en general. Doce canciones que demostraron que abandonar los escenarios fue una decisión acertada. Doce temas que, cincuenta años después de su publicación, siguen tan vigentes y vivos como el primer día que empezaron a sonar en los tocadiscos y emisoras de todo el mundo.
Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, el octavo disco de la banda, empieza con el tema que da título al álbum. Segundos antes de la entrada de la guitarra de George Harrison se escucha el bullicio de un público esperando el inicio de una actuación. Los efectos sonoros y una producción adelantada a su tiempo son marca de la casa en este álbum. Los Beatles contaban con ese genio de la producción que era George Martin, y a su vez éste contaba con un equipo técnico detrás que dio forma sonora a cualquier idea que pasó por la cabeza de Paul, John, George y Ringo. “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” es un fantástico tema de presentación para el álbum, con una innegable fuerza rockera, la potente voz de McCartney y la demostración de que el abandono de los escenarios no había privado a la banda de su capacidad de crear estribillos pegadizos con una facilidad pasmosa. Para empezar a entender lo que significó la publicación de este álbum bien puede valer una anécdota que se dio el día después a su publicación. Jimi Hendrix, otro genio de la época, tocaba el 2 de junio de 1967 en Londres. Hendrix, como tantos otros músicos y habitantes del planeta tierra, había pasado las horas antes zambullido en la nueva creación de los Beatles. Tal fue el impacto que generó en él que el primer tema que sonó cuando saltó al escenario en aquella noche londinense fue el “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”. Aquella noche los cuatro miembros de la banda estaban entre el público de aquel concierto. No puede uno más que imaginárselos sonriendo divertidos entre ellos y con un “lo hemos vuelto a lograr” en las miradas.
El segundo tema del álbum fue la protocolaria aparición de Ringo como cantante en cada uno de los discos de los Beatles. “With a Little Help From My Friends” es uno de los temas clásicos del álbum y uno de los más recordados por las versiones que se han realizado a posteriori de él. A destacar en ese sentido la versión que hizo Joe Cocker y que sirvió de melodía principal en Aquellos maravillosos años, serie que todos los amantes del rock sesentero en este país llevamos en nuestros corazones. La canción tiene el tono afable habitual de las canciones cantadas por el batería y finaliza con la nota más alta que alcanzó Ringo en cualquier canción de los Beatles, en este caso con la «pequeña ayuda de su amigo» Paul en la grabación original. El tercer tema del álbum nos presenta a los Beatles aterrizando en la psicodelia de forma definitiva. “Lucy in the Sky With Diamonds” es un tema majestuoso, con una de las grandes aportaciones vocales a la historia del grupo por parte de John Lennon. La canción nace de un simple sonido de órgano para irse volviendo más intrincada a medida que el viaje psicodélico que explica su letra va tomando forma. Como casi todo en este álbum el viaje de Lucy también tiene su leyenda, en este caso por las iniciales de las palabras principales del título. Que los Beatles tenían sus escarceos con las drogas era de dominio público ya en la época. Que se pudiera formar la sigla LSD con las iniciales del título de la canción siempre ligó este tema al uso de esa droga en su composición, extremo que siempre fue negado por John Lennon. Estuviera o no inducida por el LSD “Lucy in the Sky With Diamonds” es un maravilloso viaje sonoro.
El cuarto tema del disco fue la original “Getting Better”, un tema innovador en su sonido que se aleja de los Beatles de la época de los conciertos y es significativa en la evolución de la banda en cuanto a arreglos y producción. “Getting Better” daba paso a “Fixing a Hole”, una canción originalmente escrita por McCartney aunque como era costumbre en el grupo fuera firmada por la pareja de genios de Liverpool. La canción, supuestamente conectada también con el consumo de droga, comparte con “Lucy in the Sky With Diamonds” cierto tono psicodélico, aunque con elementos pop que la convierten en uno de los temas más sencillos y agradables del álbum. «She’s Leaving Home», compuesta por Lennon y McCartney, vuelve a adentrar al grupo en las composiciones con pasajes de cuerda y una belleza lírica que ya no abandonaría al grupo hasta su separación. Para acabar la cara A del álbum «Being for the Benefit of Mr. Kite», una de las canciones más intrincadas del álbum con su atmósfera entre la feria y el circo y demostrativa de que los Beatles habían hecho un viaje a nivel de exigencia melódica del que no regresarían jamás.
«Within You Without You» abre la cara B del álbum y nos adentra en la pasión que sentía George Harrison por la música india, pasión que le acompaño durante toda la vida. «When I’m Sixty Four» sigue esa línea de temas atípicos y alejados del sonido original de los Beatles con instrumentos de viento y sonidos que nos trasladan a bandas de los años 20. Así que si os preguntan si un disco para tener éxito puede ir del rock a la música hindú pasando por la música de hall solo tenéis que pensar en el sargento Pimienta y su banda de corazones solitarios antes de contestar un rotundo sí. «Lovely Rita», la novena pista del álbum, está llena de sonidos progresivos que se anticipan a la revolución posterior que llegaría de mano de bandas como Pink Floyd o Genesis. Un tema vitalista y con una letra sarcástica dedicada al supuesto amor de McCartney por una asistente de tráfico que le había multado a las puertas de Abbey Road. «Good Morning Good Morning» es un acelerado tono de despertador y otra muestra del lugar donde podían llegar el talento de Lennon y McCartney conducidos por la sabia mano de George Martin. «Good Morning Good Morning» conecta directamente con «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (Reprise)», una versión acelerada del tema que abre el disco con una letra diferente a la primera pista y que nos adentra en el broche de oro final del disco. «A Day in the Life» está considerada no sólo como una de las obras maestras de los Beatles sino de la historia de la música contemporánea. Sus pasajes se entrelazan entre increíbles tonos orquestales, las secuencias de batería de Ringo, la voz sobrenatural de Lennon y la aportación de McCartney para mezclar diferentes melodías en un éxtasis musical que finaliza en un crescendo de 24 compases y uno de los finales más memorables de la historia de la música, con un acorde final de piano que todavía escuchado a día de hoy parece esconder la intención de hacer temblar los cimientos de la música rock tal y como se conocía en esos tiempos.
Fuera esa o no la intención de los Beatles el panorama musical cambió para siempre. Con «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» los Beatles reivindicaron su decisión de abandonar la música en directo y lo hicieron de la mejor forma posible, creando una obra magna tanto a nivel musical como cultural y que está considerado como el primer álbum conceptual de la historia. Su portada, llena de personajes históricos, parecía anunciar la intención de querer hacer algo que trascendiera el tiempo y el espacio, y mostraba esa confianza que sólo los más grandes tienen en sus propias posibilidades. Uno, que es de letras, es más de sentimientos que de números, pero los que acompañan a «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» dan auténtico vértigo. Más de 32 millones de copias vendidas, número uno durante 22 semanas en las listas de éxitos del Reino Unido, 15 semanas número uno en las listas de los Estados Unidos y un habitual en el Top 10 de los discos más esenciales de la historia de la música. Sin duda, sin la cuestionable decisión de dejar fuera «Penny Lane» y «Strawberry Fields Forever» del LP final para que fueran singles estaríamos hablando del número uno en cualquier lista que se pudiera crear. Números y más números, pero como he dicho uno es más de sentimientos, y hay uno innegable seas más o menos fan de los Beatles. Realmente no es un sentimiento, es un hecho. Después del 1 de junio de 1967, gente como Steve Harris, Lemmy, Mike Portnoy o Neal Morse supieron qué querían hacer durante el resto de sus vidas. «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» es legado pasado, presente y futuro de la historia del rock ‘n’ roll. Y eso bien vale celebrar todos sus aniversarios que estén por venir. ¡Felices cincuenta, sargento Pimienta!
Amante de los videojuegos, el cine, la literatura, los cómics y la música rock desde la más tierna infancia. Me gusta escribir sobre lo que me apasiona porque de las cosas que me gustan el escribir es lo que menos lugar ocupa y desde que soy padre ando bastante mal de espacio.