Preparando esta reseña, me he dado cuenta de dos cosas: la primera, y por enésima vez, lo rápido que pasa el tiempo cuando uno llega (y pasa) a cierta edad; y la segunda, lo poco que se han prodigado discográficamente The Bellrays en los últimos lustros. Si mis cálculos no fallan, y sin contar EP’s, splits, y demás mandangas, desde que lanzaron en 2010 aquél Black Lightning hasta ahora, la banda de Lisa Kekaula y Bob Vennum tan solo han editado dos LP’s más, Punk Funk Rock Soul Vol. 2 (2018) y este último Heavy Steady Go! (2024). Es más, incluso durante un tiempo era bastante difícil saber si la banda realmente estaba en activo o no, así que un nuevo lanzamiento de The Bellrays es sinónimo de ilusión y curiosidad.
Este nuevo trabajo ha sido grabado en dos localizaciones diferentes durante los dos últimos años y con dos secciones rítmicas también totalmente diferentes. Mark Cisneros al bajo y Ron Miller a la batería acompañaron a Kekaula y Vennum en Tucson, Arizona, y más tarde, Nico Miles ocupó el puesto de bajista y Craig Waters (antiguo miembro de la banda), el de batería en Riverside, California. El sonido que ofrece este Heavy Steady Go! es bastante natural y crudo, y puede observarse que no ha habido demasiado trabajo de post producción. También, si uno ha seguido la carrera de la banda, observará que Kekaula y Vennum han levantado ligeramente el pie del acelerador, quizás echando de menos momentos más punkarras como lo fueron “Detroit Breakdown”, “Black Lightning” o “Black Is the Color”.
Siguen, como no, mezclando con una facilidad pasmosa el rock, el blues, el soul y el garage, y, aunque como digo, parecen haber levantado el pie del acelerador, siguen influenciados por ese destartalado, industrializado, y hoy empobrecido Detroit (qué visionario fue Paul Verhoeven, casi 40 años atrás con su Robocop…). Ese Detroit de la Motown, de las Supremes, MC5, The Stooges, Funkadelic (aunque no oriundos de Detroit), o Grand Funk Railroad.
Heavy Steady Go! es un compendio de buenos temas que están muy equilibrados los unos con los otros, quizás fruto de saber compensar esas dos sesiones de grabación diferentes que antes he comentado. El arranque del disco es un “marca de la casa” con dos temas arrolladores, “I Fall Down” y “Hard Drive”, luminosa la primera y más cruda la segunda, pero igual de heavies las dos. La guitarra de Vennum suena de maravilla, y aquí podemos apreciar que, en los tonos más altos, la voz de Kekaula ha tomado con el paso del tiempo un tono más rasgado.
Quien haya asistido a un concierto de los californianos, estará de acuerdo con la afirmación de que es imposible dejar de mover las caderas. Esos temas más bailongos, con más groove, los tenemos en “One More Night”, “Snakes”, y en la breve pero intensa “C’mon”. Aunque me reafirmo que The Bellrays le deben mucho al Detroit más granuja, aquí se dejan caer con “California”, un tema que parece rendir tributo a su tierra, con unos ritmos más cálidos y florales. También en el estado occidental podríamos situar “Wolf’s Sun”, un corte hipnótico con mucho blues, distorsión y algunas gotas de ácido, por qué no. Los lobos fueron erradicados en California a principios de la década de 1900, pero desde hace un par de años unos expertos han afirmado que más de una docena de lobos grises vuelven a convivir, a día de hoy, en el Bosque Nacional los Padres, el segundo bosque nacional más grande de California. “Wolf’s Sun” parece darles la bienvenida.
También a ritmo de blues y boogie, nos presentan “Down on My Knees”, y en la energética y dinámica “All the Rage”, que con esa estructura y ese riff tan sabbathillero (patentaré esta palabruja) parece prima hermana de aquella “Change the World”. El disco se consume, literal, porque uno llega aquí en un abrir y cerrar de ojos, con “Whatever Turns You On”, un cierre que nos lleva, de nuevo, a ese Detroit que más arriba mencionaba. El último corte es sexy y sucio a la vez, huele a blues, a vibración, a sudor, a humo… huele a estar celebrando antaño en el antro más canalla de Detroit los dos anillos consecutivos de campeones de los Pistons de los Bad Boys.
La edición digital incluye dos covers, la primera una acelerada “Ball of Confusion” de los Temptations, la segunda “True Love Travels on a Gravel Road”, escrita por los compositores Dallas Frazier y Arthur Owens, popularizada por Elvis Presley en 1969, y versionada también por artistas como Nick Lowe o The Afghan Whigs, por cierto, muy oscura la de éstos últimos. Dos buenas versiones que personalmente hubiese incluido a modo de bonus en la edición física.
Aunque es un disco bastante recomendable y muy agradable de escucha, he de reconocer que este Heavy Steady Go! no ha tenido en mí el impacto que supuso aquel ya lejano Have a Little Faith del 2006 (¡diskarrako!), además, por aquel entonces todo vino unido al asistir al fenomenal chute de energía que ofrecieron en La [2] de Apolo donde termino con una energética Kekaula bañada en sudor. Actualmente, The Bellrays están abriendo shows en Canadá y Estados Unidos para Social Distortion, así que no sabremos si habrá visita por estas tierras cuando empiecen por Europa (si la empiezan) la presentación del nuevo disco.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.