El último trabajo de The Black Lips es realmente sorprendente. Nos enfrentamos a su noveno álbum. En Sing in a World That’s Falling Apart apreciamos instrumentos inexistentes en anteriores discos. Los de Atlanta profundizan en el country rock y en sus aires sureños. Esto para una banda ligeramente encasillada en el mejor garage rock, es un paso curioso, tal como son ellos. En el corte inicial “Hooker Jon”, parece como si un Bob Dylan alterado y revolucionado se transformara en unos cowboys pendencieros y taberneros, relatando historietas decadentes con eructo incluido. El tema contiene un buen riff de guitarra, sucio y crudo.
The Black Lips con su típica actitud desinhibida, viajan por nuevos territorios, cargados de gritos, risas, sierras, armónicas, arpas de boca, pedal steel, eructos, palmas, silbatos y cowbells; vamos, todo muy sureño. Sing in a World That’s Falling Apart, es un album coherente en el cual la combinación espontánea e imperfecta de rock ’n’ roll, country y blues es auténtica, pero al mismo tiempo divertida. Country caótico y beodo, ideal para disfrutar en cualquier momento, y sobre todo para recorrer kilómetros. “Rumbler” es mi tema favorito, realmente adictivo, fabulosos coros y dicharachera armónica; buenísima. “Gentleman” es un corte lento convertido al momento en clásico moderno. Posee cierto aire a Willie Nelson y a los Rolling Stones más countries. La única versión del disco es “Get It on Time” de la Velvet Underground.
La áspera voz de Zumi Rosow es emotiva y expresiva; gran versión del tema escrito por Lou Reed y John Cale. En “Angola Rodeo” sobresale un gran saxo . Me viene a la cabeza cierto aire a T. Rex. El bajo country en “Georgia” nos traslada al estado donde parece ser que todas las carreteras conducen, y por consiguiente a Atlanta. “Holding Me Holding You” es una pieza realmente pegadiza y bailable, que fluye muy bien, con un bajo country que nos conduce hacia el contagioso estribillo. “Odelia” me recuerda al sonido de la Creedence Clearwater Revival y a The Band, como curiosidad estos últimos tenían su “Ophelia”.
Pasamos a “Dishonest Men”, un rockabilly con patrones típicos de este estilo. Aquí podemos apreciar una de las virtudes de The Black Lips: todo el grupo colabora en voces, composición e instrumentación. Es un equipo sin complejos, muy cohesionado y con mucha soltura. El siguiente corte “Locust” es fantástico, hipnótico, con reminiscencias al mejor garage de los 60 (incluidas panderetas ). Un auténtico temazo, volvemos a lo mismo, excelentes voces conjuntas y coros. Aquí todos curran. El disco finaliza con “Live Fast Die Slow” ideal para bajar el telón con este honky tonk de forajidos borrachuzos, al estilo de Hank III del Risin’ Outlaw. The Black Lips se han lucido con Sing in a World That’s Falling Apart. Cita indispensable si se pasan por tu pueblo o ciudad… y parece ser que estamos de suerte.