The Courettes nos presentan su nuevo disco Back in Mono. El dúo danés garajero, compuesto por Flavia Couri y su marido Martin Couri, guitarra y batería respectivamente, en su tercer elepé nos muestran alguna ráfaga orientada al sonido Phil Spector de inicios de los 60. Afectuoso y cachondo homenaje rinden al batería de los Beatles en “R.I.N.G.O.” Aprecio cierto parecido estético, estilístico y fonético con los también daneses The Raveonettes; el dúo que sorprendió hace un par de décadas aproximadamente, con el álbum Chain Gang Of Love.
Lógicamente, son dos entes diferentes, singulares y personales. Por cierto, el nombre The Ronettes acaba igual, y allá por los 60 trabajaron con el creador mencionado del muro de sonido. De antemano decir que a parte de la estructura guitarra-batería de la formación, White Stripes no parece ser una gran influencia. The Courettes bebe de los 60, muy presente en su estética y en su contenido musical; así como de su pasión por el garage rock.
Si en sus trabajos anteriores, hicieron vibrar a los amantes del garage, en este Back in Mono amplían la paleta estilística virando a un sonido pop soul a lo Phil Spector. El corte “Hop the Twig” se inicia con un riff similar al de “C’Mon Everybody” del gran Eddie Cochran; la mezcla de garage y surf es auténtica. The Courettes con un sonido dinámico y fluido, es un gran exponente de garage rock a día de hoy; realmente evocador, destilando esencias enérgicas por todos los surcos. Solo dos personas, una guitarra vibrante y voz fabulosa, y una batería estridente y ruidosa, hacen las delicias de los amantes del rock ‘n’ roll. La apertura del disco con “Want You! Like a Cigarette” nos conduce por el sonido de garage soul de los 60, mezclando doo wop y rock ‘n’ roll con frescura. El tema “I Can Hardly Wait” es un vivo reflejo de lo que comentábamos del Wall of Sound de Phil Spector. “Hey Boy” desprende una melodía dulce, pero para nada empalagosa, con cierto aire a The Shangri-Las; rhythm and blues popero.
Resaltar la omnipresente pandereta, así como de cascabeles en la mayoría de composiciones del álbum. El disco es ideal para viajar en una nube a un tiempo pasado, pero estando bien posicionado en el momento presente, disfrutando de unas melodías sencillas, simples y realmente eficientes. En “Edge of My Nerves” se aprecia un garage rock muy animado con una guitarra fuzz de Flavia Couri y un ritmo constante y enérgico de Martin Couri. El corte “Won’t Let You Go” transcurre con un ritmo rockabilly festivo y muy bailable.
Al sonar “Misfits & Freaks” mi cabeza me traslada a la versión estupenda que Ramones grabó de “Needles & Pins”, no me preguntéis por qué, pero esto es una de tantas cosas maravillosas que tiene la música. Pegadizos coros y melodía adictiva se nos presenta en “Night Time (The Boy of Mine)”. Da gusto escucharla en bucle. “Until You’re Mine” con esos acordes rasgados introductorios y el posterior desenlace, encajaría de fábula en alguna película de Quentin Tarantino. El tema “Trash Can Honey” es adictivo rockabilly, bien trenzado. Con “Cry Cry Cry” se encienden las luces, y el baile llega a su fin.
Notable trabajo el de este dúo.