Para la gente de mi generación, muchos de los discos que nos marcaron llegan al 30 aniversario de su salida, por que aquellos finales de los 80 y los principios de los 90 fueron realmente espectaculares. Muchas bandas ya habían alcanzado la madurez musical, y en 1989 salieron discos como el Trash de Alice Cooper, el Pump de Aerosmith, Dr. Feelgood de los Mötley Crüe ,re-descubiertos por una generación gracias a The Dirt, los debuts de Mr. Big, Skid Row, Nirvana, Red Hot Chili Peppers, y como no, el álbum que nos ocupa: Sonic Temple de The Cult.
Los británicos habían sacado ya tres discos, todos con muy buena aceptación, teniendo ya canciones que servirían para hacer giras tocando solo temas de estos discos y serian espectaculares, y eso se noto en el trabajo de Sonic Temple. La banda, con Ian Astbury y Billy Duffy al frente, sumaron fuerzas por primera vez con Bob Rock, que tras este encargo y seguramente el del Dr. Feelgood de Mötley Crüe de ese mismo año, empezaría a ser reclamado por las grandes bandas como Metallica o Bon Jovi. La banda la completaban en su ultimo disco con The Cult, el bajista Jamie Stewart y el debutante Mickey Curry, que también grabó el siguiente disco Ceremony (1991), después de que su sucesor, un tal Matt Sorum se incorporara a Guns n’ Roses en la época de los Use Your Illusions. La historia explica que el futuro batería de Kiss, Eric Singer, grabaría las primeras demos del álbum, y que John Webster se encargaría de los teclados, como habitual en esta faceta en los discos que se grababan en los Little Mountain Sound Studios de Vancouver en Canadá, donde Bob Rock y también Bruce Fairbairn trabajaban.
El disco tiene una de las portadas más reconocibles de la historia del rock, la imagen de Duffy con sus piernas abiertas y su abrazo en alto, con su Gibson Les Paul colgada, con una imagen de Astbury de fondo en rojos y verdes. La silueta del guitarrista se convirtió rápidamente en un icono, siendo casi la imagen oficial de The Cult. En la parte musical, joyas de su discográfica formaban parte de el tracklist, como “Fire Woman”, “Edie (Ciao Baby)” o “Sweet Soul Sister”, contando con Iggy Pop colaborando en “New York City”, contando con 10 temas de hard rock marca de la casa. El álbum se abría con “Sun King”, con esas guitarras de Duffy encima del bajo de Stewart y la batería de Curry que poco iba acelerando la entrada de aire épico, para mostrarnos que The Cult estaban en uno de sus mejores momentos. El estribillo con Ian recitando el “I’m a Sun King, Baby”, suena a los The Cult más clásicos, y el solo de Duffy es simplemente espectacular. Sabían que este era el tema para abrir el disco, que en sus más de 6 minutos camina sin pausa logrando que la intensidad no baje ni un segundo, ni en la parte de en medio donde es Ian quien se encarga con su voz de mantener la energía. La banda decidió que fuera lanzado como tercer single, después de que el primero fuera “Fire Woman”, el segundo tema del álbum. La intro de guitarra de Duffy es una de las mas reconocibles de la banda, con otra entrada de tema creciente para marcar uno de los grandes riff del grupo. Una canción potente, de las mejores del repertorio de The Cult, pegadiza y coreable en cualquier sitio que suene. Seguro que muchos de los que estas leyendo esto lo habéis hecho, y agitado las melenas en el momento del solo, y que hemos visto muchas veces el videoclip de la canción que no paro de emitirse en su salida, con la banda actuando en falsos directos, lo habitual en aquella época. Las imágenes ya nos muestran a Matt Sorum aporreando la batería, tras la marcha temporal de Curry.
La solidez del grupo se veía reflejada en canciones tan redondas como estas. El vacilón “American Horse”, del que la manera de cantar de Ian siempre he pensado que sirvió de inspiración a Joe Elliott de los Def Leppard para su “Let’s Get Rocked”. Un sonido más duro que los dos temas anteriores, más seco, pero perfectamente enjutado por ellos, para sacarse otro grandioso tema. Uno de mis favoritos del disco. La “balada” de “Edie (Ciao Baby)”, con la sección de cuerdas a cargo de Bob Buckley, es sin duda uno de los momentos del disco y de la carrera de The Cult. Como la tradición de las radios marcaban en aquella época que el segundo single fuera una temas “lento”, lo eligieron consiguiendo muy buena respuesta. El enlace con la melodía de órgano que suena justo antes o dentro del “Sweet Soul Sister”, el último single que salir de este álbum. Otro gran tema de los británicos, que sabían sacar detalles propios a cada composición, marcando una canción que el álbum de estudio te lleva a tener la sensación de estar en un gran estadio lleno de gente dejándose las gargantas cantando esta canción. La verdad que The Cult habían conseguido en la cara A de su edición en vinilo un auténtica bomba.
La cara B del disco, se abría con un sorprendente “Soul Asylum”, un tema que podría haber encajado en cualquier disco de los que lanzaron tras su retorno en 1999, más de siete minutos sonando únicos y modernos, otra de las joyas del disco que seguramente no tenía los requisitos de radio formula o single, pero eso no le quita calidad. La colaboración con Iggy Pop se traducir en un tema gamberro, bailable, el tema perfecto para las barras del Sunset y otros antros llenos de seres de la noche con ganas de rock ’n’ roll. “New York City” se mueve solo, con Ian respondiendo con el nombre de la canción a los solos de Duffy. Iggy recita en la parte pausada del tema, y da tema a uno de los solos mas bestias del álbum, con Duffy inmenso, mas si puede. Esta parte final del disco consiguió mostrar a unos The Cult muy libres, sabiendo que tras escuchas los primeros temas del disco ya nos tendrían enganchados. “Automatic Blues” es otra canción dura, al estilo del disco que los Mötley Crüe sacarían con Corabi, y que también produjo Bob Rock.
No tuvieron el éxito de otras bandas que pasaron por las manos del productor, pero no fue ni por falta de talento, ni de grandes disco ni de brutales directos, cosa que puedo asegurar en primera persona, ya que siempre que les he visto, han sido grandísimos shows, sin llamaradas ni grandes escenografías, pero con ellos solos el escenario se llena. Los dos últimos temas que aparecían en Sonic Temple eran la festiva “Soldier Blue”, con la banda dando un toque menos duro su sonido, y “Wake Up Time for Freedom” como cierre, con su parte mas tranquila en el cuerpo del tema, dándole la vuelta en los estribillos, con una parte con la banda cantando encima de la batería de Curry la frase que da nombre a a la canción. Sonic Temple se lanzo el 10 de Abril de 1989, y en algunas ediciones aparecieron canciones extras como “The River” o «Lay Down your Gun”, y “Soul Asylum” se cayó en Arabia Saudi, siendo sustituida por “Medicine Train”.
Los 30 años de Sonic Temple traerán de vuelta todo el disco en directo con el tour A Sonic Temple, una gira que arrancará en mayo en el House of Blues de Houston, y que les traerá al Azkena Rock el 22 de junio como ocasión única para verlos en Europa casi, ya que solo harán un par de shows más en Inglaterra en mayo. Ian Ashbury y Billy Duffy sabían como querían sonar hace 30 años, y su evolución musical bebe en parte de lo que consiguieron con Sonic Temple.
Adicto a los vinilos y a los directos. Fotografo allì donde no haya sol y suene buena musica, con ya mas de 25 años pisando salas de concierto, ha visto de todo en todas las salas. Coleccionista de lp’s y 7″ que acaban sonando en sus sesiones como dj