El potente dúo de rock ’n’ roll italiano The Devils, presenta su cuarto álbum de estudio. Erika Switchblade y Gianni Blacula están de vuelta con Let the World Burn Down (2024), después de publicar hace un año el trepidante directo Live at Maximum Festival (2023). El nuevo disco contiene diez canciones irresistibles, enérgicas y ardientes. Incluye dos versiones, “Big City Lights” de Cleo Randle (1966), y la fabulosa “Teddy Boy Boogie” de la banda rockabilly de culto Crazy Cavan & the Rhythm Rockers (1975), y para esta ocasión, adaptada a imagen y semejanza en “Teddy Girl Boogie”.
El álbum arranca con “Divine Is the Illusion”, y a partir de aquí, ya podemos disfrutar de esa crudeza primaria, mediante riffs saturados, tambores tribales, y platos estridentes campando a sus anchas. “Killer’s Kisses” se inicia con el tom de piso como conductor y marcador del ritmo; estilo que prevalece en general; así como un riff turbio, denso y oscuro.
El ritmo no decae con “Mr. Hot Stuff”, mezclando con autenticidad garage rock, blues rock y punk rock. La guitarra endiablada y dicharachera anima la fiesta, en consonancia con la batería orgánica y natural. El blues lento y sensual de “Till Life Do Us Part”, es inquietante y aterciopelado al mismo tiempo. Desprende cierta esencia fantasmagórica con aires al tradicional tema “Wayfarin Stranger”, o eso me parece a mí. Palabras mayores. El tempo rápido y veloz hace acto de presencia en “Roar II”, con unas guitarras pesadas y saturadas.
Sigue el ritmo potente y frenético mediante el terremoto “Shake ‘Em”; tema explosivo donde los haya. El repertorio fluye con soltura y sin florituras; rock ’n’ roll salvaje y pecaminoso, básico y directo. No necesitan más. Let the World Burn Down es un disco excitante, con una batería vibrante y percusiva, y guitarras cálidas. Y llega el turno para la gran versión del disco: “Teddy Boy Boogie”, reconvertida en “Teddy Girl Boggie”. Que gran elección. Cuadra como un guante la voz sensual y el ritmo preciso, repetitivo y contagioso en este magnífico rockabilly.
En “The Last Rebel” sigue el baile de riffs eficientes, sin tecnicismos, pero realmente atmosféricos, serpenteando la batería cual reptil, mediante un ritmo monótono e hipnótico. Sensualidad impactante a raudales. “Horror and Desire” es una despedida solemne, con un tema oscuro, pesado y perverso. Alain Johannes se encarga de la mezcla y de la masterización del álbum. Además, en este último corte, proporciona el hiriente y expresivo solo de guitarra, estableciendo un sensacional desenlace; la batería con el continuo magnetismo del tom de piso, hace el resto.
Grandes pecadores del mundo, mediante este fabuloso Let the World Burn Down, estáis expuestos a disfrutar de la esencia embriagadora del dúo napolitano The Devils. Diez canciones directas y contundentes, todo canalizado a través de rock ’n’ roll salvaje, blues de aguas estancadas, para nada cristalinas; cierto olor a azufre, y un garage rock con guitarras saturadas y ritmos enérgicos.