A veces decidimos creer en los milagros. Suena a tópico, lo sé. Pero la vuelta de The Ghost Inside es lo más cercano a un milagro en la actualidad. Recordamos con pesar el catastrófico accidente en el que su autobús de gira colisionó fatalmente produciendo la muerte de ambos conductores y lesiones importantes en los artistas.
Para quien no esté al tanto de la situación, el cantante Jonathan Vigil sufrió una fractura en la espalda y ambos tobillos rotos, entre otras lesiones. El guitarrista Zach Johnson necesitaría más de una docena de cirugías. El batería Andrew Tkaczyk perdió una pierna. Los tres artistas más dos miembros del equipo estarían varias semanas en la UCI en estado crítico. El bajista Jim Riley y el guitarrista Chris Davis así como el resto del equipo resultaron obviamente heridos, aunque estables.
En ese momento The Ghost Inside se codeaban con las bandas más grandes de la escena metalcore mundial y tras su cuarto disco vino el desastre. ¿Quién podía esperar un regreso al ruedo tras la traumática experiencia? Lejos de abandonar, la banda tiró de ímpetu y fuerza para intentar salir adelante. La sorpresa se tradujo hace unos meses con el anuncio de varios conciertos y un posible disco. Bien, empezamos a creer en el milagro.
Y finalmente este nuevo disco ha visto la luz y nos ha azotado con la violencia con la que normalmente te azota un disco de The Ghost Inside. Pero esta vez tiene un plus: la rabia y la pasión no tienen rival. ¿Estamos frente al mejor disco de la banda? Es complicado de afirmar pues sus dos últimos trabajos fueron enormes. Pero el sentimiento que sobrevuela este disco le dota de una dimensión fuera de tu control. Es imposible no disfrutar de él y no caer en los pensamientos y recuerdos del accidente. La sensación tras escuchar varias veces el disco no me abandona, este disco es un milagro.
Quizás le falta algún estribillo más pegadizo pero TGI no han sido nunca una banda de estribillos. Sus canciones te entran por otros conceptos más allá de lo pegadizo de un estribillo. Las voces de Vigil suenan más rotundas y enérgicas que nunca. Los breakdowns cobran vida como si estuvieras viendo a la banda en directo. El bajo compensa con decisión todos los elementos y el dúo de guitarras se muestra más fiel que nunca, ¡menudos riffs!.
Si indagas en las letras hay dos curiosidades muy destacables, por un lado encontramos las canciones escritas antes del accidente que actúan a modo de presagio. En palabras de Vigil:
«Algunos de los títulos de trabajo de Andrew para las demostraciones fueron como premoniciones de lo que sucedió. Había escrito sobre encontrar el amor por algo otra vez y sobre las» secuelas «de un evento importante».
El disco auto titulado se esconde tras una portada que refleja el símbolo de la banda sobre un collage de fotos con letras, logotipos e imágenes de The Ghost Inside tatuados en fans de todo el mundo. Cuenta con once canciones y dura casi 40 minutos.
Tras una enérgica intro titulada “1333” encontramos “Still Alive”. Una canción redonda, ligera, intensa y con una energía superior a la común. Esta canción fue la última en ser compuesta y presenta un coro con las voces de los cinco miembros de la banda así como los otros cinco sobrevivientes del accidente. Según Vigil:
«No queríamos hacer un disco completo sobre el accidente. Muchas de las cosas se relacionan, pero «Still Alive» es más o menos la canción sobre el accidente y cómo no nos derrotó. Nuestro comercial, el técnico de sonido, el técnico de guitarra, el técnico de batería y otro amigo, los diez que sobrevivimos, estamos todos en esa canción».
“The Outcast” trata sobre perseguir los sueños aunque sean complicados. Se trata de una canción de metalcore melódico de estilo estándar. Un buen registro con un buen trabajo instrumental y como siempre un trabajo impecable en las voces. Seguimos con “Pressure Point”, una canción muy dura pero dinámica que me recuerda a la época Atlas de Parkway Drive. “Overexposure” sigue con la estética de dureza pero con un estribillo muy melódico con un juego de voces explosivo.
Tras el torbellino llega el momento del relax con “Unseen”. Tras una intro calmada e instrumental que alcanza el 1:25 entran los instrumentos metálicos y en el segundo minuto Vigil con su voz. Se trata de una canción lenta pero intensa en el que los guturales sobre las lineas más pausadas de los instrumentan dotan de cierto misticismo a la canción. Por momentos parece que estemos frente a una canción screamo – post hardcore.
«I’m lucky to be alive».
La recta final la iniciamos con “One Choice”, uno de los cortes más melódicos del trabajo. “Phoenix Rise” es una de las mejores canciones del trabajo. Su intensidad y dureza son envidiables. En ella reside mucha fuerza y es una canción metafórica como se puede deducir por su título. Tras la cañera “Begin Again” cerramos con “Aftermath”. La primera canción publicada desde 2014, una canción catártica sublime. El tema llega con un video adjunto que comienza con imágenes de la escena del accidente del autobús. A medida que la música se desvanece, vemos a Vigil actuando desde lo que parece ser el mismo tramo del camino. Más tarde, los clips de estudio se intercalan con tomas que detallan la complicada recuperación de Tkaczyk. En ella cantan:
«I don’t have it in me to sing of defeat/ Triumph over tragedy».
Y con este temazo cerramos su quinto disco, el disco milagro. Repito. Esta nueva vida de la banda Californiana empieza con clase, con entrega y con pasión. ¡Gracias! Os echábamos de menos.