The Great Kat: Beethoven a velocidad absurda

«Soy la reencarnación de Beethoven y te voy a destripar.» (The Great Kat)

Los 80 fueron la década de la luz, la fiesta y el petardeo y también la década en la que apareció The Great Kat, una belicosa e hiperactiva guitarrista que tocaba a la velocidad de la luz y que rebosaba energía y empuje. Sangre, velocidad, actitud y atuendos sexys no serían suficientes para apoyar a todo el catálogo de Beethoven, Paganini, Vivaldi y demás genios. Ella era capaz de tocarlos a casi 300 BPM, pero… si nos fijamos en los temas de cosecha propia… encontramos la clave por la cual la chica nunca triunfó. Nunca fue capaz de brindarnos una composición hímnica con suficiente calidad para quedar en los anales del rock, pero a pesar de todo, sigue empeñada en dar a luz nuevas composiciones. Ella nunca descansa y cada semana recibo un mail en el que me actualiza sobre sus mil historias. Es incansable. 

Esta «gatita» con maneras de pantera nacería en 1966 en Inglaterra bajo el nombre de Katherine Thomas. Ya en la Gran Manzana de Nueva York demostraría unas extraordinarias habilidades interpretativas en el violín. La chica crecería empapándose de todo el material clásico de conservatorio y hasta llegaría a graduarse en la prestigiosa Juilliard School americana. A diferencia de Berklee, en Boston, la primera está dedicada a la música clásica y la de Massachussets a la música moderna. Serían Oxford y Cambridge de la música. Pasaría parte de su infancia y juventud siendo una prometedora concertista y dando exhibiciones a lo largo de la geografía americana. Pero los muchos años de normas estrictas, disciplina y práctica pueden llegar a ser contraproducentes y provocar que uno explote y se convierta justamente en lo opuesto. Karen Thomas no sería tentada por el lado oscuro, sencillamente se tiraría de cabeza hacia él. El mundo perdería a una gran concertista clásica pero la escena rock sería bendecida con uno de los personajes más entrañables que se recuerdan: The Great Kat.

Consejos de Dios a los músicos

Thomas pasó a ser Kat el día que tuvo una visión. Aunque el tema apariciones místicas puede parecer algo raro, suele ser bastante habitual que músicos famosos cuenten que en algún momento de su vida han recibido una llamada de Dios, y que en su visita les haya dado el supremo un consejo importante. Stryper se juntaron recientemente porque Dios se les apareció y les dijo que debían volver. Otro caso interesante es el del reputado cantante y teclista Neal Morse. Cuando Spock’s Beard estaban en lo más alto se le apareció Dios y le dijo justamente lo contrario que a Stryper. Esta vez la sugerencia del altísimo fue que abandonara la banda.

En el caso de nuestra «gata» la revelación fue interior, una anagnórosis en la que vio claramente que la música clásica estaba muerta y que en sus manos quedaba la opción de hacerla evolucionar y llevarla a otro nivel. Vio en el ascendente heavy metal una vía de expresión en la cual podía hacer pervivir el legado de los grandes maestros. Su bagaje y maestría al violín se transferiría a la guitarra eléctrica y la velocidad se daría de la mano al más puro estilo Paganini. Su carta de presentación sería la demo Satan Says en 1986 consiguiendo contrato discográfico posterior con el que sacaría Worship Me or Die o Beethoven on Speed. Los dos primeros tiran de thrash speedico y cazurro con todos los tópicos dedicados a su persona. Pero cuidado que en Beethoven on Speed se avanza una década a lo que terminarán haciendo Savatage reconvertidos en Trans-Siberian Orchestra. Ese disco me lo compré en Islandia, fue verlo y lanzarme a por esa pieza de culto.

Evidentemente nadie hacía lo que ella hacía, y la originalidad siempre ha sido necesaria para llegar hasta arriba. Para apoyar a esa música tan personal idearía una puesta en escena sangrienta y bélica. Su larga melena rubia iba acompañada por botas militares, ropas de camuflaje y mucha sangre. Era y es habitual verla tocar empapada en un líquido rojo imitación de sangre. Siempre suele tocar en sujetador, manteniendo la imagen agresiva, pero con su punto sexy. Aún y así nunca ha explotado sus curvas ni su faceta más sexual. Viste así pero nunca ha caído en el exhibicionismo.

The Great Kat: el personaje

Karen Thomas creó el personaje de The Great Kat hasta el punto que uno no sabe cuando acaba el personaje y cuando empieza Karen. Es pura energía y hablar con ella es absolutamente complicado. Se auto-reivindica hasta la saciedad y cuando arranca es imposible hacerla parar. Habla de si misma en tercera persona y definitivamente “no tiene abuela”. Hay imágenes en las que la televisión americana la visitaba en su casa y ella les recibía lanzando discursos sobre su persona sin parar. Terminaba el reportaje con el presentador esbozando una amplia sonrisa y tratándola de freak. Otro punto de vista interesante es un debate en la televisión holandesa en la que se enzarzaba contra varios comentaristas a grito pelado. Y es que ella es así. Hay también un video en Youtube en el que está montando el DVD. Incluso el vídeo se ha dividido en cuatro partes en las que la diva de la velocidad habla tan rápido como toca. Los hombres que están en los controles acotan la cabeza y van accediendo a todas las sugerencias de Kat, que viste otro de sus sujetadores sexys, dándonos la imagen de que ella es así, incluso a la hora de andar por casa.

El sexismo

«The Great Kat es siempre caliente, sexy, la reina de la velocidad, toda cubierta en sangre. Vuestra Mesías del Metal está aquí para salvar vuestros culos flácidos. ¡Ahora lamed mis tacones puntiagudos!» (The Great Kat)

El tema sexismo tiene en ella otro punto interesante. En sus directos hay una performance singular en la que aparecen varios hombres de rodillas adorándola mientras ella hace de dominatrix y les obliga a que le hagan reverencias y besen sus botas. Es curioso leer los comentarios de los hombres que aparecen en el video de Youtube refiriéndose a que es una degradación del hombre, cuando, si el metal ha pecado siempre de algo, es de machismo. Darle la vuelta al asunto y mostrar una actitud ultra-feminista es otro de los grandes logros atribuibles a este ciclón con guitarra. Pero aquí viene uno de sus grandes problemas: intentar hablar de estos temas con ella es un absurdo, pues te enfrentas al personaje. La pregunta sobre si el machismo del metal ha llegado a afectar a su carrera es salvado con las frases «Yo pateo los culos de todos los chovinistas» y, cómo no, «¡The Great Kat es la mejor!». Se enroca y no suelta prenda.

Nacionalismo y patriotismo

Otro punto a comentar y que suele ser bastante habitual en muchos grupos y artistas de heavy metal estadounidenses es el amor incondicional por la patria. Verla ataviada con la bandera de las rayas y estrellas con un sujetador a juego es más que habitual. Conservadora, de derechas y comprometida con la causa hasta el punto que ha llegado a grabar un videoclip llamado «Islamofascists» en el que parece que Kat se proponga degollar a varios miembros de AlQaeda atados y amordazados.

Últimas dos décadas

El tiempo no la ha tratado excesivamente bien y su música ha quedado algo perdida. Ha ido sacando EP’s y algún que otro DVD donde nos sigue mostrando sus enormes habilidades en la guitarra y en el violín. Ha llegado a ser comparada incluso con todo un Yngwie Malmsteen y varias revistas la han citado como una de las mejores guitarristas de todos los tiempos o, si más no, una de las más rápidas. Y es que no todo el mundo puede tocar «El vuelo del moscardón» de Korsakov a 300 BPM de una forma tan limpia y precisa. Va sacando vídeos con canciones en una página web caótica que poco puedes llegar a entender. Es más difícil orientarse allí que en el metro de Berlín. Oficialmente desde 2008 no saca nada oficial pero cada semana recibes un mail suyo intentándote vender algo.

Contacté con The Great Kat por casualidad y gracias a una buena amiga que siempre ha reivindicado la mujer en el heavy metal. Gracias a ella y a su organización, las Metalqueens, contacté con Kat y hemos mantenido una relación cordial. Muchos, en Europa ni se acuerdan de The Great Kat, y es normal, pues apenas ha pisado los escenarios europeos. Sus discos han sido reeditados, pero son muy pocos los fans que la siguen y la reivindican. Sigue editando EP’s y DVD’s pero incluso estos no dejan de sorprender. ¿Alguien puede entender que se edite un DVD de solo 20 minutos? Pues sí, The Great Kat es capaz de hacerlo. El éxito de visitas en la web quiere decir que sus fotos siguen siendo espectaculares (siempre se fotografía con la boca abierta, dando una imagen agresiva) y tienen tanto o más gancho que sus declaraciones. Ser capaz de afirmar que una es la reencarnación de Beethoven está al alcance de muy pocos. Quizá no la veamos nunca sobre un escenario, pero algún día me gustaría poder entrevistar a Karen Thomas, aunque parece muy difícil derribar al personaje. Puede que a muchos no les guste su trabajo, pero creo que la mayoría de fans del estilo guardan un entrañable recuerdo de esta mujer, capaz de destripar todo el legado de los grandes maestros clásicos a la velocidad de la luz.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.