Tras una década de ausencia, la noticia de que The Mars Volta regresaban al circo fue recibida con dosis de entusiasmo y otras de temor. Los regresos siempre son complejos, y más cuando la banda partió con disputas internas a priori insalvables. El vocalista Cedric Bixler-Zavala y el guitarrista Omar Rodríguez-López idearon la resurrección de At the Drive-In hace unos años, parecía que al fin enterraban las hachas y que el ansiado regreso de The Mars Volta sería una realidad, pero pasaron meses y años… y cuando ya nadie pensaba en la remota posibilidad, se fraguó el milagro.
Casi 20 años ya se cumplen de su impoluto debut De-Loused in the Comatorium (2003) y la leyenda de The Mars Volta es más vigente que nunca. La extravagancia y la experimentación siempre fueron las bases de una de las bandas más sorprendentes y alocadas de la escena. Tras seis discos de estudio y culminando su carrera con un irregular Noctourniquet (2012), los “puertorriqueños” disolvieron el proyecto.
El regreso se presenta con un disco homónimo, The Mars Volta no pretende seguir con la dinámica explosiva de toda su carrera, sino que rompe en dos todo el concepto estilístico de la banda. En este nuevo disco no hay caderas que romper, ni cabezas para volar. Estamos frente a un disco luminoso y con una fuerte aroma pop. La extravagancia es ahora pausada y detallista, cada canción tiene un mundo de capas por descubrir. La aroma latina respira como nunca entre las piezas, no solamente con los pasajes cantados en latino, también en ritmos bailables.
The Mars Volta no es apto para puristas y es complejo hasta para mentes más despiertas. El abrazo a los ritmos latinos y al pop hacen que el disco sea un híbrido complejo de comprender. Pero la luminosidad que desprende y a base de comprender que los tiempos cambian, logras conectar y disfrutar del disco. Cedric ya no es ese tipo que se traga el micro y Omar no fabrica los riffs de antaño, pero el duo si es capaz de nutrir de miles de conceptos una dosis de canciones muy mimadas.
No encontrarás aquí ni un solo tema que te rompe en dos. Ni siquiera algo que te invite a menear la cabeza. Esos Mars Volta son ya historia. Ahora tenemos a una banda virtuosa jugando con los ritmos latinos y caribeños, con el free jazz y el prog. Seguramente nadie esperaba ni mucho menos deseaba que el regreso de una de las formaciones más mágicas del rock anduviera por estos derroteros.
“Vigil” es probablemente la mejor canción del disco, la quinta pieza tiene unas melodías mayúsculas. “Blacklight Shine”, la pieza que abre este regreso, es la que más nos recuerda a lo que fueron y más diferente a lo que ahora son. Y otras como “Palm Full of Crux” nos muestran esta nueva paleta sonora.
Pero el destino ha dictado sentencia y pese a que The Mars Volta no es lo que esperábamos, tampoco es para arrojar a la bestia al fuego. El regreso de la banda nos trae su disco más melódico y accesible. Es un trabajo fresco y actual no apto para los fans de los antiguos Mars Volta.