El primer disco de la banda barcelonesa The Mothercrow por fin llega a las tiendas y plataformas online. Con el título de Magara (2019), editado por Nooiraxy La Rubia Producciones, editado en CD y en vinilo, este último en un brutal naranja que liga muy bien con el diseño de la portada del álbum, que ha corrido a cargo del artista Jalón de Aquiles, y la imagen fotográfica de la banda por parte de Luis Lecumberry. Previamente se podía conseguir a través de un crowdfunding donde los fans ayudaron a que este álbum fuera una realidad, consiguiendo recompensas como camisetas, entradas para la presentación o la edición en vinilo rojo.
Tras superar con éxito las expectativas para poder entrar a grabar, se metieron en los Sol de Sants Studios y bajo la producción de Alberto Pérez, usando joyas como una mesa analógica Neve -una clásica de las grabaciones de los años 70-, una grabadora Tascam y aportando los órganos Hammond que suenan en el álbum. A todo el talento de Karen Asensio, Claudia González, se han sumado las nuevas incorporaciones Max Eriksson y Pep Carabante, consiguiendo un álbum de sonidos clásicos y mucha fuerza, seleccionado nueve temas que fueron martirizados por Marco Rostagno de Hitmakers Studio. Toda la pasión y las ganas (las hemos visto cuando les hemos podido ver tocando en vivo), se han convertido en un producto físico que podremos escuchar en cualquier momento… y a cualquier hora.
El primer tema del disco es su adelanto en formato de videoclip, con imágenes de la banda en directo en la Sala Apolode Barcelona de cuando cuando abrieron para ’77 en su bolo del Curtcircuit. A mí, que estuve en aquel concierto, me hace especial ilusión volver a ver imágenes de aquel día, mas allá de las fotos que hice. Y espero poder ver a la banda para que me expliquen el plano del video en el que se va la la policía persiguiendo a alguien por la calle de Vila i Vilà. Como decía, abren con “Revolution” donde empiezan a mostrar todo su amplio espectro sonoro, todo un sendero en el que no solo el rock más clásico y el stoner tienen cabida, pues también notamos aires de blues, jazz y psicodelia, todo bajo una luz vintage que les guía. La guitarra de Max nos da la bienvenida al universo de The Mothercrow, acogiendo en su regazo primero la batería de Pep y, al momento, la respuesta en forma de ligas de bajo de Claudia, como si un caballo entrara al trote en nuestras cabezas. Acto seguido, la voz de Karen toma todo el protagonismo, quien nos invita a la revolución que tanta falta nos hace empezar antes de que todo se pudra y sea demasiado tarde. Una buena elección, por ser un single pegadizo, para abrir este trabajo.
El bajo de Claudia nos trae a “Mantis“ a través de unas notas muy cercanas al blues, con guitarras pasadas por el wah-wah por parte de Max, y un ritmo pausado que cerca por momentos… los justos, para que la intensidad sea la protagonista en su justa medida. Una pieza de aire cercano a Hendrix en su faceta mas funk, sabiendo sonar actuales mientras evocan a tiempos pretéritos.
“Stone” navega en por las sonorizadas de Louisiana, con un riff de entrada que va marcando los andares para que la voz de Karen varíe de registros vocales con una actitud poderosa. En este tema, la vocalista toma toda la intensidad a partir de sus “Oh yeah!” que retuercen la canción para llevarla con sus cambios de actitud casi a un tono amenazante. Con una estructura que se repite a lo largo de la pieza, siendo la voz o las guitarras las que le dan intensidades diferentes, consiguen facturar una canción con mucha personalidad. El vacile bailable de “Swat it!“ nos muestra a unosThe Mothercrow festivos y directos, con esa parte de coros que harán que el público enloquezca en sus conciertos. Muy buenos riffs, y ese órgano que se escucha de fondo dando un punto soul al tema, que acaba con un bajo muy marcando. Canción directa y pegadiza.
Uno de los momentos fantásticos del disco es la balada, si es que la podemos considerar como tal, que responde al nombre de “Forevermore”. Una primera parte del bajo de Claudia es maravillosa, siendo ella quien con una intro repitiendo notas, da la vida a la canción, a la que se suman a modo de acompañamiento las guitarras y la voz, sin cambiar de tiempo, creciendo solo por la intensidad de Karen. Con la entrada de Pep, los solos y fraseos de Max, siguiendo la base que repite una y otra vez Claudia con su bajo, crean un ejercicio de hipnosis sonora que permite que cerramos los ojos para abrirlos de golpe en la segunda parte del tema donde los espíritus de los primeros Black Sabbath parecen poseer a la banda de una manera perfecta y que convierte a esta canción con la suma de las dos partes en una de las mejores, si no la mejor, del disco. El reposo vuelve con “Guan (Lo Kanta)”, una canción cantada en euskera, bañada de flautas y sonidos acústicos, en otro de los registros del grupo. Lejos de la conformidad y lo previsible, demuestran que The Mothercrow tiene mucho que ofrecernos con piezas tan bonitas como esta. Casi como una canción tradicional, una melodía infantil, unas voces reposadas, llena de texturas que llenan el fondo sonoro la canción. Una banda demuestra muchas veces lo buena que es por su atrevimiento, y este caso, en mi opinión, es un ejemplo.
El tema mas cañero del disco, nos golpea solo empezar, y el nombre le viene perfecto, por que seguro que Karen puede sentarse en el trono para ser proclamada “Lizard Queen”. Su voz desgarrada para que la canción sea aun mas dura, con esa base rítmica incansable que la compone, con un solo de Max que nos recuerda a los sonidos mas clásicos del rock, con un break de la canción para coger aire y seguir siendo protagonista con su guitarra. Los coros consiguen el aire estremecedor perfecto para otra de las mejores canciones del disco. “Magara”, da nombre al álbum, abre con una atmósfera para dar paso a una creciente base contundente, para traernos un tema repetitivo, elegante, con de nuevo el Hammond para que brille más, como un viaje per los desiertos de California rumbo a Seattle. El espléndido solo de guitarra uniéndolo con la voz y ese reposado final me parece una perfecta elección para terminarlo. Y terminado el álbum, “Ashes”, otra canción calmada, con aires de blues de nuevo, con fragancia de los setenta como toda la sonoridad del disco, Max poniendo guitarras mas desgarradoras, con Karenespléndida consiguiendo que sintamos dolor, su manera de cantar este corte es realmente desoladora. Crean un punto y final perfecto a su álbum de debut.
Con las ganas de escucharlo en vinilo, The Mothercrow han conseguido plasmar lo que hemos podido ver en directo siempre. Un disco sin añadidos que le quiten naturalidad, un sonido antiguo que ayuda a que las canciones caminen por décadas pasadas, un banda que sabe tratar los temas para que nos transmitan su mensaje, consiguiendo un muy buen disco en este Magara.
Adicto a los vinilos y a los directos. Fotografo allì donde no haya sol y suene buena musica, con ya mas de 25 años pisando salas de concierto, ha visto de todo en todas las salas. Coleccionista de lp’s y 7″ que acaban sonando en sus sesiones como dj