The Mudd Club – Bottle Blonde

The Mudd Club residentes en Gales vía Kansas, nos presentan Bottle Blonde, un artefacto realmente simple, crudo, con algunas letras chorras, y al mismo tiempo divertido, jovial, directo, entretenido, básico, y al fin y al cabo, tan necesario y querido hoy en día. The Mudd Club es un trío de garage punk surf rock formado por la guitarrista y voz Sadie Morningstar, el batería y hermano de ésta, Julian West y el bajista Huw Hickman. A resaltar la juventud del batería y de la compositora principal voz y guitarra (trece y diecinueve respectivamente).

La banda desprende actitud a borbotones; la fórmula, nada nuevo en estos casos: tres acordes y alguna que otra rima cachonda y tonta, lo cual es victoria asegurada. En los diez pildorazos que componen el álbum, se aprecian todo tipo de mutaciones de nuestro monstruoso rock ‘n’ roll primigenio, toques de garage, surf rock , punk, rockabilly e incluso blues. En tan solo veintiocho minutos nos adentramos en dicha miscelánea.

El corte que da nombre al álbum “Bottle Blonde” se inicia con dos compases con cierto parecido al festivo “Rockaway Beach” de Ramones, y si estos cantaban a la playa urbana de Queens en New York, The Mudd Club son capaces de surfear en Kansas, ¡toma ya! No necesitan tabla, equilibrio, ni nada especial. En “Surf Kansas” el mar brilla por su ausencia, pero la guitarra, batería y melodía surf no se la quita nadie.

En “Killin’ Me”, aportan un rhytm and blues a lo Dr. Feelgood, que buenos eran por cierto los reyes del pub rock. El tema “Wombat Twist” nos presenta y describe a un marsupial cuadrúpedo de piernas cortas originario de Australia, con apariencia de oso pequeño paticorto, muy simpático. El corte es un fenomenal rockabilly a lo The Cramps; buenísimo. El inicio de “Papercut” aplica un riff de guitarra que mi cabeza asocia con el icónico Eddie Cochran, muy rock ‘n’ roll de los 50. “Bored To Death” es un tema que hasta el título es punky, garage punk a raudales.

The Mudd Club atacan las canciones de forma parecida, no engañan a nadie, son directos y divertidos; rock ‘n’ roll primitivo y garage ruidoso. La voz de Sadie Morningstar es áspera y descarada, y así lo demuestra en “Sick». Otro título de canción muy punky. Es curioso la pegada y eficiencia del batería Julian West, ya que como hemos comentado solo cuenta con trece años. “Love’s Not Dead” es crudo y directo como el resto de temas. “She Creatures” mantiene el ritmo frenético y “TV Girl” continua la fiesta con los mismos mimbres.

En definitiva, Bottle Blonde es un disco sin pretensiones, directo y divertido, y de eso se trata, ¿no?

Víctor Salas

Me gusta la música en su abanico más amplio, las películas de terror con sus monstruos más famosos, y leer sorprendentes relatos.