Tengo que admitir, y sin mostrar ninguna vergüenza, que The National está en mi particular podio de las bandas que más he escuchado en estos últimos cinco años. Sirva como excusa de mi tardanza en presentar mi modesta reseña de su esperado nuevo disco. He ojeado por encima, pues no me gusta que las opiniones externas polaricen mi visión de un trabajo. Me gusta ser lo más neutral posible, se lo debo tanto a la banda como a los lectores de la reseña.
En este proceso de “ojear”, he visto afirmaciones como “el mejor disco de The National en una década” u otras como “el renacer de Matt Berninger y de The National”. Desde mi humilde opinión, ninguna de las dos afirmaciones son ciertas. Estamos frente a otro disco contemporáneo de The National, y lejos de ser “el mejor”, me da la impresión de que no han querido arriesgar mucho para seguir con la evolución que, disco a disco, han ido marcando. No es el renacer de The National, pues nunca han muerto, justamente todo lo contrario. Cada disco late y vive tanto o más que el anterior. Otro tema es que el oyente desee que igualen lo que hicieron con los cuatro discos comprendidos entre Alligator (2005) y Trouble Will Find Me (2010). Pero esto no pasará, ellos nos son los mismos. Nunca más tendremos una canción como “Mr. November” o “Don’t Swallow the Cap”, no porque no sepan, sino porque ya no son esa banda.
Aterrizando en First Two Pages of Frankenstein (2023), lo primero que podemos ver es que los de Cincinnati han apostado en parte por el dollar, pues cuatro canciones cuentan con colaboraciones importantes como las de Sufjan Stevens, Phoebe Bridgers y Taylor Swift. En la era en la que banda gana por reproducciones en las plataformas como Spotify, tener una canción con la reina y diva del pop, Taylor Swift, augura muchas ganancias. Unas colaboraciones, por cierto, poco logradas. Las canciones lucen de maravilla, pero no sacan a relucir el potencial de los invitados, quedando como meros acompañantes en segunda fila.
First Two Pages of Frankenstein cuenta con 11 canciones que suman algo más de 47 minutos de duración. Se trata de un disco de corte cálido, melancólico, pero con un cierto aroma positivo. Si en otros momentos podías respirar y conectar con la penuria y el dolor de Matt, aquí notamos su mejoría. Los discos de The National siempre han sido un espejo del alma y la mente de Matt Berninger. El disco es precioso, delicado, pero menos vanguardista que su anterior trabajo, I Am Easy to Find (2019).
Con todo esto no quiero decir que estemos frente a una obra menor de los norteamericanos, pues pocas bandas pueden presumir de tener una discografía tan increíble como The National. Son unos artistas increíbles y creo que nadie puede citar una sola canción mala de su carrera. Habrá más o menos inspiración, pero cada una de ellas está labrada con la mejor idea, compuesta bajo el prisma de la perfección.
En este nuevo disco hay momentos realmente mágicos como en la genial “Eucalyptus” con algunas de las mejores letras de Matt en años. La ligera “Tropic Morning News” nos trae alguno de los momentos más distendidos del disco, incluso con un juego de guitarras precioso. Otra pieza superior al resto es “Grease in Your Hair”, una canción de corte más alegre con gran trabajo en los juegos de voces. Y para contrastar esa alegría, retomaremos “Once Upon a Poolside”, canción super desgarradora con un bello piano.
Pero incido en lo comentado anteriormente: el disco es precioso, y a nivel compositivo es brutal. La delicadez y el mimo con el que trabajan es digno de admiración. Pero First Two Pages of Frankenstein no pasará a la posteridad como una de sus obras mayores. Tanto The National como nosotros, los fans, necesitamos algo más, una vuelta de tuerca más hacía un nuevo futuro.