Vivimos grandes tiempos para el punk y el hardcore. Las bandas punteras de los 90 son capaces de llenar arenas de más de 5.000 personas en Barcelona. Sucedió con NOFX y Bad Religion y sucedió el pasado sábado con The Offspring. Todos, este mismo 2019. No todos los grupos de esa época (de cualquier estilo) son capaces de mantener esta tirada ni la fidelidad de unos fervorosos fans, participativos y entregados.
Fue un festival impecable en el que subsanaron los caóticos problemas del pasado Punk in Drublic en los que las colas de los lavabos superaban la media hora, aunque, esta vez, el abrazo solar fue el protagonista y no el chirimiri de mayo. Grandes bandas, muchas sorpresas y la guinda final de unos The Offspring que demostraron que siguen en la brecha y con ganas. Eso sí, se hizo muy corto. Hora y 10 minutos no colmaron a unos convencidos fans. También se nos hicieron muy cortos las descargas de The Baboon Show y el de unos impresionantes Propagandhi.
El refrescante punk almibarado de Panellet
Afrontando el sol con barretinas y chalecos tejanos azul pálido los egarenses repartieron punk feliz, de letras costumbristas catalanas y transmitiendo positividad y buen rollismo. El cuarteto es directo y fresco practicando un punk meloso con claro anclaje en el pop. Cortes como “Escape Room” entretuvieron con sus coros que alcanzan un alto grado de azúcar en “Ocupat”, con referencias a la cultura del cómic catalana con Massagran. Toman la base del “Ghost Riders in the Sky” para acercarse a Johnny Cash en “Cowboy”, gran tema, con ese incesante redoble de batería. Destacar la solidez instrumental y los juegos de voces en bombas melódicas como “Montse Guallar” y “Les coses són diferents”. Banda muy completa orientada a público generalista.
Blowfuse: Profesionalidad sobre-expuesta
La maquinaria de Blowfuse es tremendamente efectiva, pero hay una evidente sobre exposición del combo barcelonés y sus directos les salen algo predecibles por mucho que siempre sea un placer escuchar píldoras de punk rock adolescente de la talla de “Dreams” o “Grand Golden Boy”. Estuvo presente ese maniquí del revés, portada del gran Daily Ritual y también dejaron para el final el salto al público del descamisado Òscar Puig, que, por cierto, esta vez se superó por distancia y riesgo. Un gran colofón a un concierto adrenalítico, dinámico y con mucha pegada. Grandes en “Bad Thgought” y consiguiendo que el público les respondiera en el circle pit durante “Ripping Out”. A destacar las rastas que luce el bajista Víctor Mañas y los arriesgados pantalones cantones de su guitarra Sergi Bouffard. Cuando Puig saltó entre las masas en “Outta My Head” cumplió muy bien la faceta de vocalista principal. Este verano estarán viajando por Europa con una propuesta efectiva y de mucha calidad. Otra cosa es que les veas tres veces en un año…
Coitus interruptus con The Baboon Show
Amo este grupo desde que escuchara su último Radio Rebelde, y claro, las expectativas hacen mucho y te marcan en demasía el concierto. Pareció que empezaban tarde, viendo a todo el grupo probar con sus instrumentos el sonido. Los suecos no poseyeron el sonido del festival precisamente, pero son un ciclón de directo desde el memorable riff de “No Afterglow”. Niclas y Hakan ataviados con sombreros de inspiración comunista y con el primero disfrutando de un cigarrito nada más salir a escena. Bajo un imponente telón con el logo del grupo cantó una Cecilia que es toda actitud con las medias rotas. Me dolió que se saltaran “You Get What You Get” pero tienen un fondo de catálogo importante. Impresionantes en “Me, Myself and I” haciendo que el público participase a lo largo de toda su descarga.
Son una banda especial con un futuro enorme y en “Holiday” Cecilia se lanzó entre el gentío para terminar haciendo la rueda sobre el escenario. La chica es un ciclón, pero es el combo el que pone la base de todo, allí está el secreto. Hubo unas bonitas palabras antes de la versión “Same Old Story”. Tremenda canción con tremenda letra que nos dejó a todos con el puño en alto cantando sobre la base pre-grabada. Es bonito ver al organizador del evento ayudando al combo y reponiendo botellas de agua para combatir el calor. Siempre afecta menos el sol cuando hacen sonar “Radio Rebelde”, evidenciando que estamos ante uno de esos temas, con los que se puede llegar muy alto. Y terminarían cuando mejor estaba la cosa. “You Have a Problem Without Knowing It” y “Punk Rock Harbour”. Cecilia subió a la batería y cayó de bruces, pero… el show debe continuar. Es genial ver una actitud tan atrevida. Presentó al combo y se despidieron dejándonos con ganas de mucho más. Creía que les tocaba una hora entera, pero no, no fue así.
Propagandhi: Lujo, clase y el mejor show del festival
El lujo total del evento era, más allá de Offspring, tener la oportunidad de poder disfrutar del combo canadiense Propagandhi. Es impresionante el nivel instrumental que gastan y las virguerías técnicas constantes con las que dotan a sus canciones. Eso les pone un escalón por encima de la mayoría de bandas del estilo. Frenético inicio en “Failed Imagineer” y locura total en “A Speculative Fiction”. Me atrevería a decir que fue el show del festival. El sonido fue radiante y las luces, ya sin sol, les dieron unos tonos púrpura que bañaban el escenario mientras hacían sonar “Dear Coach’s Corner”. Atención a los riffs, los cambios de tempo y parones. Lo que hace Chris Hannah con su guitarra, a la vez que toca, es admirable. Su material es tan bello como sus portadas y el fichaje de Sulynn Hago (de origen chino) funciona perfectamente. Su look andrógino y su pasión a la hora de tocar, con los ojos cerrados, dan mucha fuerza al directo.
Propagandhi tienen mensaje y contundencia como pudimos comprobar en la rabiosa “Fuck the Border”. A esas alturas el pogo era algo generalizado y constante, aunque se templaron un poco los ánimos en el inicio de “Lotus Gait”. Chris transmite, pero hay que resaltar la labor de Jord Samolesky desde la batería, dotando de coros a las canciones. Un placer poder disfrutar de composiciones como “Note to Self” o “Back to the Motor League”. Su vocalista dijo incluso la palabra “Antifeixista” (en catalán) antes de atacar el “Apparently I’m a P.C. Fascist”, siendo un tema primigenio, mucho más directo, simple, pero lleno de rabia y fuerza. Tramo final intensísimo con unos pogos sin fin en los que el grupo brilló gracias al buen sonido y esas luces que tan bien apoyaron “When All Your Fears Collide”. Cada vez que escucho su último disco más convencido estoy de que es una de las joyas de su extensa carrera. Propagandhi son un lujo…
Talco son una fiesta sin par
No esperaba gran cosa de los venecianos Talco y la verdad es que, el hecho de que estuvieran tan arriba en el cartel, estuvo más que justificado. Diversión total y bailoteo generalizado desde el inicio con “Il tempo”. El color que da el saxofón de Cioro y la trompeta de Turborizia son ideales para que la gente se dedicara más a sonreír y bailar que en adentrarse en pogos multitudinarios. Su ska multicolor, cantado en italiano, posee fuertes guitarrazos y todo ello servido para que Dema domine a la gente con su voz y maestría a la hora de dirigir a las masas. Disfrutamos de “Danza Dell’autunno Rosa” con toda la gente cantando a pleno pulmón. También se lucieron cuando atacaron ese himno (casi oficial) del club de fútbol antifascista por excelencia en “St. Pauli”.
La comunión con la gente fue total y ya en el tramo final, Dema, siempre bajo su gorra, presentó “Tortuga” a la vez que se refería a uno de sus músicos acompañantes diciendo: “han pasado 25 años, pero sigue gordo igual”. Original forma de presentación del combo a la vez que remataban faena con la clásica “La torre” y con ese “the Trooper” de Iron Maiden en versión folk (en fade out) con la que suelen despedirse del respetable. Disfruté bastante más con Talco que de bandas hardcore con mismo ataque de metales, véase Less than Jake o incluso de mis amados Mad Caddies. Definitivamente lo de Talco tiene mérito pues no es fácil mantener el tipo entre Propagandhi y The Offspring…
The Offspring siguen enamorando tras 25 años de su explosión
Casi me hace vergüenza admitir que era la primera vez que les veía, yo que en 1994 casi asisto a su show de la gira de Smash, pero mis progenitores no lo vieron apropiado a tan tierna edad. Se respiraba en Montjuïc que estábamos ante algo especial. El Poble espanyol lucía con un lleno hasta la bandera y las luces se apagaron para que sonase el “Barcelona” de los Juegos Olímpicos de nuestra ciudad. Un detallazo que iría acompañado de luces, el pulso de los tambores de Pete Parada y los vigorosos riffs de Noodles para servirnos en bandeja de plata “Americana”. No han perdido un ápice de magia, pero pasaron los 70 minutos como un suspiro. El pogo que se montó de inicio hizo que salieran volando cervezas y que muchos quedásemos empapados… pero felices. Piezas del peso de “All I Want” eran perfectamente defendidas por un Dexter Holland al que se le notan el paso de los años pero que defiende con maestría y solvencia el legado del grupo.
Delirio, como no podía ser de otra manera, en “Come Out and Play”. Desparrame generalizado para uno de sus himnos más atemporales. La nota curiosa la puso ese “It Won’t Get Better” tan novedoso que pinta que va a caer en su próximo álbum. De riff pegadizo y melodía vocal que le acompaña con grandes resultados. Suena a clásico, suena a lo que uno espera. Todos tenemos nuestros temas favoritos, pero dudo que nadie se queje del set preparado para esa noche. “Want You Bad” y “Original Prankster” siguen funcionando tan bien como antaño y el público las recibió con los brazos abiertos. Smash y Americana fueron los álbumes que más acapararon hits, y no es para menos, pues pocos trallazos están al nivel de esa speedica “Staring at the Sun”. Lo más sorprendente de toda la velada fue el juego de versiones que pasaron por los riffs de “Don’t Fear the Ripper” de Blue Öyster Cult, luego el “Immigrant Song” de Led Zeppelin para terminar con “Whola Lotta Rosie” de AC/DC. Impresionante versión a pesar de que Dexter no es Bon Scott, pero Noodles incluso hizo los pasos de Angus Young.
Uno de los clímax de la velada se vivió con el “Bad Habit”, de tremendo estribillo, y vino acompañada por nada más y nada menos que del “Gotta Get Away”, por lo que el delirio quedaba instalado en el bello Poble Espanyol, ya para quedarse hasta el final. Sabiamente el grupo bajó las pulsaciones antes del arreón final. Sería uno de los momentos más bellos de la noche, la interpretación de “Gone Away”, a piano, por parte de Holland, tras una sentida intro hablada. El tema está dedicado a una novia de juventud que perdió la vida. Manos en alto por parte de la gente, tres focos sobre el vocalista y móviles encendidos. No necesitaron grandes trucos de luces ni trucos, se bastan con su logo en grande luciendo en todo lo alto. Puedes permitirte esto cuando puedes ofrecer luego un arsenal de obuses de calibre de “Why Don’t You Get a Job”. El equilibrio entre la autenticidad y la comercialidad siempre ha sido una de las señas de identidad de The Offspring.
Eché de menos el “Hit That” pero sí acudió a la cita “(Can’t Get My) Head Around You” del disco Splinter. A ese festival de “Greatest Hits” le quedaban algunas balas más y la siguiente en caer fue “Pretty Fly (For a White Guy)”, seguida de uno de los más grandes himnos del punk rock californiano: “The Kids Aren’t Alright”. Aquí si que muchos se dejaron la garganta a la vez que quedaban empapados de cerveza… pero felices. Llevábamos una hora y… ¿Se largan? Estaba claro que finiquitaban con dos más y para casa. Puesto de honor para “You’re Gonna Go Far, Kid”, el tema más reciente si exceptuamos “la nueva” y un “Self Esteem” que sigue siendo la elegida para el cierre a pesar de que para un servidor es lo más flojo del Smash. Nunca entenderé por qué un refrito de un riff de Nirvana puede verse como la excelencia de un grupo que ha creado canciones antológicas.
Se cerraba un Barna’n’Roll histórico, pero parece como si no lo valorásemos suficientemente ya que ya hubo un sold out en el pasado Punk in Drublic. Da la sensación como si fuera algo habitual, pero no lo es. Me comentó un compañero fotógrafo que hubo gente robando móviles aprovechando el anonimato de la multitud, algo que sería el único lunar a una jornada gloriosa. Fuimos a dormir a casa cansados… pero felices.