Embajadores del art rock progresivo, así se presentan The Pineapple Thief a colación de este nuevo trabajo denominado It Leads to This (2024). En un intento de profundizar sobre este amplio y etéreo concepto vamos a adentrarnos en esta nueva propuesta de la banda, la número dieciséis en su discografía, que este año está celebrando su veinticincoavo aniversario, ahí es poco. Intentar reseñar un disco enfocado en las emociones y la introspección, ya me perdonareis, pero es más un acto de subjetividad que no de análisis al uso, pues creo que lo único verdaderamente importante con álbumes como el que nos ocupa no es tanto su perfección técnica —más que garantizada—, sino todo aquello que es capaz de hacerte sentir. La música que nos presenta It Leads To This pretende experimentar y llevarte a lugares profundos que ni tan siquiera imaginarías, la cuestión a plantearse es ¿te resuenan? Vamos a descubrirlo…
Si hay que poner toda la carne en el asador de buenas a primeras en cuanto a introspección se refiere, nada mejor que el tema de apertura de este disco, “Put It Right”. Es delicado, exquisito, elegante, ideal para sumirte en un estado melancólico y tocar fibras sensibles. Los iniciales graves sonidos del piano acompañando la voz intimista de Bruce Soord, pronto se ven complementados por un bajo y una batería que toman el relevo protagonista, dejando a la guitarra en un segundo plano más ambiental, que solo despega levemente con una pequeña aportación en forma de solo. Precioso es el momento en el que, durante el puente, se van sumando pistas de voces progresivamente a la de Soord, retomando poco después la senda más relajada del inicio. Es evidente que iniciar el disco en clave intimista es toda una declaración de intenciones y nos indica por dónde van a ir los tiros. ¿Te apetece sentir más cosas? Sigue escuchando…
“Rubicon” es inquietante, oscura, con ese ritmo sincopado en sus estrofas que te deja descolocado pero que contrasta de manera estupenda con un estribillo mucho más trepidante y asequible. Jugar a contrastar es algo que gusta mucho a esta banda y un buen ejemplo es este tema de espíritu bélico (tal y como transmite con excelencia su actividad percutiva) inspirado en la antigua Roma que nos habla de cómo la ambición humana puede llegar a destruir en un abrir y cerrar de ojos lo que tanto ha costado llegar a construir.
Tema homónimo, ”It Leads to This” se percibe sensual gracias al efecto in crescendo que se produce en él, el ir sumando instrumentos e incrementar el ritmo le da un dinamismo muy cautivador. Me gustaría resaltar algo que se repite en la música de The Pineapple Thief que me parece un acierto total y es el silencio. Parecerá una contradicción, pero creo que juega un papel esencial. El hecho de no saturar las piezas con virtuosismos instrumentales a doquier consiguen que nuestra atención se pueda centrar de verdad en lo importante, a diferencia de lo que sucede en el progresivo más al uso, que muchas veces peca por exceso. No olvidemos que aquí lo esencial es la transmisión de emociones más que la técnica (que la hay también y exquisita), por lo que el foco está más centrado en la creación de atmósferas. El tramo final de este tema ya es la guinda del pastel, un solo de teclado de Steve Kitch muy en la onda psicodélica de Pink Floyd que nos acaba de poner el vello por las nubes.
“The Frost” es el primer sencillo de presentación de It Leads to This, y menuda preciosidad se han sacado de la manga. Se entiende a la perfección que haya sido el escogido porque es el más asequible del disco con diferencia. Tiene vigor, pero también suavidad, abusando intencionadamente de ese juego dual del que tanto gustan, y eso capta la atención de manera inmediata. Si te quieres detener en los detalles virgueros de la batería, este es tu tema. Es impresionante todo lo que hace aquí Gavin Harrison, totalmente in love con este músico. Los arreglos jazzísticos de los teclados junto al tratamiento exquisito de las voces, dobladas para resaltar ciertos tramos, redondean un tema que tiene mucha miga y es sin duda lo mejorcito del álbum.
“All That’s Left” es un tema muy ambient y lineal que pasa desapercibido en sus primeras escuchas, pero que acabas disfrutando cuando lo interiorizas. De nuevo, son esos pequeños contrastes instrumentales mucho más potentes (de los que resaltaría las melodías salvajes de los teclados de Steve Kitch) los que consiguen llevar al tema a otro nivel.
“Now It’s Yours” a continuación continua con la línea relajada del anterior tanto o más, aunque esta vez las melodías vocales son más fácilmente asimilables. Lo que comentábamos antes de los silencios, aquí los hay en cantidad, dejando a Bruce casi al desnudo en buena parte de las estrofas. Primera y última vez que me voy a “quejar” de la duración de un tema en este álbum, en general muy bien estudiada y acorde con lo que quieren transmitir, pero que justo aquí se alarga en demasía a mi entender. Después de darle alguna vuelta creo que al final no es tanto ese el problema como el hecho de haber colocado dos temas seguidos en la misma onda. Vamos ahora a por el segundo de los adelantos del disco, “Every Trace of Us”. Éste recupera el ritmo (más que necesario) en comparación a sus dos predecesores, cosa que agradecemos a estas alturas. Estupenda la sección rítmica, de nuevo con un Gavin Harrison que se sale en todo momento y un excelente trabajo al bajo de Jon Sykes que nos muestra como los slaps pueden resultar esenciales. Destacaría también la calidad del puente en este tema, un momento muy intenso en el que se desatan todos los instrumentos generando mucha energía.
Cerramos el trabajo con “To Forget”, sentimiento acústico melancólico y preciosas líneas vocales para despedir este viaje introspectivo del que nos gustaría no despertar.
Hemos llegado al final de It Leads to This y la sensación de haberse subido a un carrusel de emociones nos inunda, constatando que The Pineapple Thief son únicos en conseguir este cometido. Otra cosa es decidir si conectamos o no con las atmósferas en las que nos sumergen. Mi elección es clara, ¿y la tuya?
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!