Era un sábado de invierno y el sol hacía rato que se había puesto. Iba camino a casa escuchando la emisora de radio RAC1, cuando me pareció escuchar que hablaban de The Poodles. “¿Cómo?” pensé. Tenía que haberme equivocado a la fuerza. Pero no. Era un programa en el que hablaban de versiones de canciones clásicas, y aprovechando el lanzamiento de Prisma, lo dejaron caer. Aún recuerdo lo que dijeron: “es un álbum muy divertido de escuchar”. No perdí el tiempo y me puse a ello, y efectivamente, el séptimo trabajo de The Poodles es un álbum de versiones muy divertido de escuchar.
Los temas escogidos son variados, de estilo que, algunos, poco tienen que ver con ese hard rock glamero que practican, pero a todos ellos les han sabido plasmar un toque personal que puede hacer pensar que son canciones propias. Y eso es muy difícil de lograr.
Empezamos con el clásico de Osmond Borther “Crazy Horses”, y como digo, parece un tema compuesto por los propios Poodles. Tremendo inicio que sigue con un clásico entre clásico: “Maniac”, de la película Flashdance. Este es el tema que escogió RAC1 para hablar del disco, como no podía ser de otra forma. ¿Quién no ha escuchado la canción, al menos, diez veces en su vida? Destaco, aquí, el trabajo de Jakob Samuel a la voz, pero no sólo en este tema, sino en todo el disco. Y si hablábamos de variedad, nos vamos con David Guetta. WTF, ¿David Guetta versionado en plan rockero? Pues sí. “Love is gone” suena atronadora.
En un disco de versiones tocadas por un grupo de tíos de cierta edad, es fácil de adivinar que Depeche Mode tiene que estar entre los escogidos. “It’s no good” suena a The Poodles 100%. Parece inconcebible que un tema de un grupo que solía hacer canciones más bien tristonas suene así de bien. “Don’t worry child”, de The swedish house mafia es, quizá, de las menos conocidas (o lo era para mí), y aunque el regusto pop está muy presente, especialmente en las melodías del puente y estribillo, es un temazo hard rockero como la copa de un pino. Elton John tampoco podía faltar, en esta ocasión con “Goodbye yellow brick road”. Quizá es en la que menos han podido aportar su toque personal.
Tras el pequeño bajón que puede suponer el tema de Elton, la cosa mejora sustancialmente con “Call me” de Blondie. Pedazo de tema reconvertido que se han sacado de la manga los suecos. Es otro de esos que parece compuesto por y para ellos. De lo mejor del disco. Además, la colaboración de una mujer (no sé quién es) le da un aura especial. “Go your own way” de Fleetwood Mac es otro de los temas flojos del disco, aunque no sé decir si es por el propio tema, por su interpretación o por alguna razón que se me escapa.
¿Qué pensarías si os dicen que un grupo rockero, en 2018, versiona a Adele? Raro, ¿no? Pues estos lo han hecho con “Set fire to the rain”, haciendo del tema una power ballad en toda regla. Tremendo trabajo que han hecho con el tema.
El álbum tiene un bonus track que se aleja algo de los artistas escogidos hasta ahora, y es Deep Purple con su “Soldier of fortune”, a priori, suena extraño en esta mezcla de grupos. Sí, quizá Deep Purple no pinta demasiado entre tanto pop y comercialidad, pero la versión es muy buena y alejada de lo que suelen hacer. No sería mi preferida, pero desde luego es una forma enorme de cerrar el disco.
Como decían por el programa de radio, lo que nos ofrecen The Poodles con este Prisma es un rato largo divertido de escuchar. 10 temas que, en mayor o menor medida, forman parte de tu vida reconvertidos con ese toque tan así que hacen los suecos. Aunque un disco de versiones pueda parecer excesivo (yo soy más de un tema por disco), este nuevo trabajo bien merece unas cuantas escuchas… y unos pasos de baile.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.