Ya tenemos aquí Outta Sight (2022), el novedoso y séptimo LP de The Sheepdogs, los cuales ostentan el título extra-oficial de Mejor Grupo de Rock de los últimos 15 años, bajo mi prisma personal.
Sin embargo, a pesar de sus merecidos éxitos (como, por ejemplo, que les consideraran “mejor banda revelación” en el Azkena Rock, de 2013) y los numerosos premios que les han otorgado, realmente, los miembros de esta espléndida banda canadiense jamás han anhelado ser mediáticas estrellas del género. En consecuencia, éstos meritorios anti-héroes sonoros solamente se hallan preocupados de intentar publicar buenos trabajos y en estar centrados, con indudable honestidad y humildad, en conseguir la mayor calidad musical posible en toda su obra. Esta última ocasión, bautizada como Outta sight, no ha resultado diferente a las anteriores respecto a esa atinada mentalidad que comentamos.
Efectivamente, tras una trayectoria absolutamente impecable y magnífica a través de sus álbumes de larga duración Trying to Grow (2007), Big Stand (2008), Learn and Burn (2010), The Sheepdogs (homónimo de 2012), Future Nostalgia (2015) y Changing Colours (2018), el quinteto de virtuosos formado por Ewan Currie, Shamus Currie, Ryan Gullen, Sam Corbett y Jimmy Bowskill tornan a hilar realmente fino, en 2022, y nos obsequian con una de las propuestas más sobresalientes de toda la temporada musical.
Como siempre, The Sheepdogs dan aquí varias capas de habilísimo barniz moderno a sus innumerables influencias de los años 70, resultando muy grato y muy asombroso el resultado final tan sólido que han alcanzado, una vez más; y eso que no se han complicado tanto, técnica e instrumentalmente, como en su anterior lanzamiento en formato largo, de 2018.
De tal modo, ninguno de los 37 minutos de Outta Sight tiene desperdicio, con nítidos ejemplos de ello como las refrescantes, dinámicas y optimistas “Here I Am” y “Find the Truth”, la cuales abren el repertorio. Como siempre y aunque no lo aparenten, estos músicos de Canada mudan de piel artística con exorbitante facilidad y se adentran luego en la magistralmente sostenida “I Wanna Know You”, donde despuntan esos influjos del soul de los 70 a través de los muy bien elaborados coros.
Después, mediante la cálida “Waiting for Your Call” y la linda “Carrying On”, los “perros lanudos” te conducen y te lanzan hacia, quizás, la zona más sugestiva del disco donde mora, por ejemplo, la flexible y saltarina “So far gone”, en la cual se percibe un evidente eco y un tributo pleno de admiración hacia el profesor J.J. Cale; tal como también hizo efectivo Eric Clapton con “Lay Down Sally”, en 1977. Acto seguido, nos topamos con la contundente, acerada, dramática y adictiva “Scarborough Street Fight”: ya solo por este corte, de imparables y hercúleas guitarras, merece la pena para cualquier oyente melómano el adquirir esta obra.
La amable y sedosa “Mama Was a Gardener” nos hace comprobar que los hermanos Currie y compañía también ha dominado siempre eso de crear sublimes y sabrosas baladas.
Otras alhajas rockeras, muy típicas del vibrante estilo sheepdog, las hallamos con “Goddamn Money” y “Didn’t I” e insistimos en que ambas son de las muchas muestras de lo equilibrado, y a la vez variado, que es siempre este grupo en sus planteamientos sonoros.
Finalmente, con “Roughrider ‘89”, el minutaje concluye como se inició: con una de esas estimulantes y muy limpias apuestas que solo The Sheepdogs saben ofrecernos e incluso durante la segunda parte de esta tonada concreta que remata el LP, la valiosa polivalencia de la banda bucea, de modo sorpresivo, en concisas pinceladas de country y de hard-rock…. ¡todo ello en la misma coctelera!
Por supuesto y como sugerimos antes, además de su toque personal, siempre sobrevuelan sus habituales refracciones de rock sureño como Allman Brothers Band, Lynyrd Skynyrd, ZZ Top o incluso Creedence Clearwater Revival pero es que la camaleónica agrupación de Saskatoon City demuestra siempre que puede transformarse en el artista que ellos deseen, como también sugieren sus resonancias acerca de Rolling Stones, Doobie Brothers, Led Zeppelin y un variadísimo etcétera. El cerebro de todas las operaciones, o sea, el cantante y guitarrista Ewan Currie, atribuye esta amplísima versatilidad estilística a la decisiva aportación del también guitarrista, Jimmy Bowskill; el cual se incorporó a la banda en el año 2015.
Por lo tanto, The Sheepdogs, se alza como una banda que vive por y para el rock and roll más fidedigno y sin edulcorantes. Ellos recuperan y reinventan, de modo altamente refulgente y astuto, toda la emoción de la Edad Dorada de los años 60 y 70.
En definitiva, Outta Sight es un nuevo ejemplo de la grandeza musical de estos tan talentosos muchachos, los cuales, objetivamente hablando, se encuentran en alguna posición del Top-100 de todos los tiempos en cuanto a rock bands se refiere.