Descubrí esta banda en el Festimad del 2002, al que nos escapamos para ver a Rammstein y Andrew W.K., y resultó ser una de las bandas de mi vida. Saludé y felicité a Eric Fuentes al acabar el concierto y no pensé que años mas tarde nuestros caminos se cruzarían tan a menudo que casi le echo de menos cuando no pasa. Batallitas aparte, después del disco magno que fue We Push You Pull (2006), que lujosamente se re-editó en vinilo para el Record Store Day del 2017, decidieron experimentar mas en su sonido, sin perder nada de identidad y sacando un disco a la altura de la banda. Porque no hay ni uno normal; son todos o buenos o muy buenos. Esa es mi opinión, y quien piense lo contrario, que vaya a una tienda de discos, se compre cualquiera de ellos, y lo disfrute. Y sí, he dicho (bueno, escrito) tienda de discos, nada de online. Hay que comprar discos, ir a directos, y menos likes. La cultura ni vive de los likes.
Tras esta intro personal, hablemos de Avida Dollars (2009) ahora que se cumplen 10 años de su salida. Sacado en la primavera de ese año, la formación que lo grabó fue Eric Fuentes a la voz y guitarra, Joan Colomo substituyendo a Oriol Casanovas (con quien compartiría formación en nuevas reencarnaciones de la banda) a las guitarras, Iban Puigfel al bajo en lugar de Xavi Navarro y, a la batería, Pablo Salas que ya había grabado los anteriores trabajos junto a Eric, y que seria el ultimo disco que gabaría con el grupo, ya que en It’s A Crush! (2017) fue Víctor Garcia quien lo hizo. Y otro Garcia, en este caso Santi de Ultramarinos Costa Brava, fue el productor y quien lo mezcló, para que fuera editado por Subterfuge Records en formato vinilo y CD.
El álbum cuenta con 10 canciones perfectas, con la dosis justa para que una vez las oyéramos no se nos fueran de la cabeza. ¿En qué país vivimos para que este disco no fuera clave para evitar que suene lo que suena actualmente en las emisoras de radio? ¿Cómo puede ser que no fuera un ejemplo de disco bien hecho? Nunca lo entenderé. Bueno, sí: el idioma. Porque Dios es español, y si no cantas en este idioma en este país no te valoran. Pero luego, si eres de Colombia y cantas en inglés, suenas a todas horas. A la mierda. Antes y ahora. Seguiré poniéndome este vinilo en casa aunque no entienda las letras, por pereza más que nada, pero mejor este disco que otros muchos de rock español. Bueno, paro ya y vamos con el contenido de una vez.
Si arrancar con “Continental Drift” no es perfecto, pues entonces no sé lo que es. Directa, con esa entrada seca, a golpes, para llevarnos hasta donde creemos que viene la melodía, pero nos devuelven a los golpes para asegurarse de que sabemos a qué jugamos, y marcarse un estribillo fantástico, con el momento que casi se quedan acapela. Redonda, perfecta para abrir un disco que da paso a, joder, a “Homedrunk”, que si aún no la habéis escuchado, hacedlo porque es un clásico. Lo tiene todo. La voz de Eric suena brillante, la base de bajo y batería camina a un ritmo pausado después del riff inicial que no se te irá de tu cabeza, y con esa segunda guitarra subiendo la intensidad. No sabéis lo bien que sienta escuchar esta canción en directo. Ves caras de felicidad, siempre. Como “Give Up Dig Down”, donde nos dejamos la voz contestando en el estribillo, mostrando que no hace falta que una canción sea rápida o suene dura. Esta pieza consigue toda la intensidad necesaria para que se nos meta dentro del cuerpo, con un Colomo espléndido como segunda voz. Solo con estas tres canciones ya se comen a muchos discos de aquella época que la prensa puso en un pedestal. Sí, lo sé. Soy fan, muy fan, pero de las cosas bien hechas. Y este disco lo está.
La pausa, o un cambio de sonoridad, llega con “Girl, You Don’t Have a Heart”, con una melodía dulce, con un Eric cantando sobre una base sencilla de batería para traernos un estribillo pop que sirve para mostrar que todo lo que hacían tenía sentido y está bien estructurado. La canción tiene una vida propia dentro del disco, y si después te marcas el “Hooligans In Love”, pues perfecto. Este ritmo juguetón -para coger fuerzas- sonando a los Unfinished más clásicos. Con una parte final de cambios de ritmo de batería y cortes de guitarras, termina con una parte que parece pensada para que en los directos lo pasemos en grande.
En la versión vinilo se cierra la cara A con la anterior canción, y se abre la B con “Dear Diamond“, llena de melodías vocales, reposada, suave, lejos de la mala leche que desprende “Magic Harvest”, con la que vuelven a su sonido más duro, manteniendo a los fans que estaban esperando la agresividad. Al igual que otra de las joyas del álbum, la estupenda “You Are Wrong”, que contiene todo lo necesario para ser un hit, con una intro espectacular, unas melodías vocales precisas, guitarras con fuerza y riff pegadizos. Qué más se puede pedir. Algunos querrían que todo el disco fuera así, pero la evolución es eso, avanzar y tratar de mejorar y encontrar otros sonidos que te sirvan para mantener la esencia del grupo. Algunos diréis que no lo consiguieron, ya que tras este disco la banda se tomó un descanso que parecía casi definitivo, pero volvieron con otro paso más en su camino. “Avida Dollars” no solo da nombre al disco, sino que se trata de una de sus mejores canciones. Es muy fácil decir que “Avida Dollars” es muy buena o bueno, porque tanto la canción como el disco lo son. Ella parece caminar o correr por una carretera llena de melodías pegadizas que fluyen del talento de la banda, que se pone a saltar como en un videojuego de plataformas par llegar al final de la pantalla. Ellos ganan. Consiguieron el siguiente nivel, nunca hubo game over, y nos dejaron en espera con la magia de “We’re Gonna Be Parents”, el cierre perfecto. Es una canción que solo puede cerrar el disco. Su sonido decadente, su atmósfera de despedida, su aire folk. Todo en ella es mágico, y es otro de los regalos en forma de grandes canciones que se incluyen en este álbum.
Hoy he escuchado tres o cuatro veces el disco, y seguramente lo haré alguna más. Hace 10 años que lo hago a menudo, como con los otros, y aún más desde que los he ido consiguiendo en vinilo. No sé qué hizo que The Unfinished Sympathy se convirtiera en una de las bandas de mi vida, ni me importa. De hecho, me da igual. A los que os va la caña, coged el primero y escuchad los otros. A los que sois de mente abierta, hacedlo al revés. Y, en algún punto, no podréis dejar de escucharlos. De nada.
Adicto a los vinilos y a los directos. Fotografo allì donde no haya sol y suene buena musica, con ya mas de 25 años pisando salas de concierto, ha visto de todo en todas las salas. Coleccionista de lp’s y 7″ que acaban sonando en sus sesiones como dj