La formación sueca The Unguided, nos golpea con su nuevo disco Father Shadow (2020). Hacía tiempo que no sabía nada de estos chicos. Recuerdo el bombazo que se dio en su momento, allá por inicios de 2010. El hecho que varios componentes fuesen de Sonic Syndicate y dejaran el grupo por discrepancias en el estilo musical, digamos demasiado comercial.
Así que al saber que sacaban nuevo disco me dispuse a escuchar sus discos. En mi memoria está Hell Frost (2011), primer gran disco y encima potente que se sacaron de la manga y también el último And the Battle Royale (2017), tirando más a regulín. Por lo que tampoco voy con grandes pretensiones, no soy fan al uso que digamos, ni me sé toda su discografía. Voy pues a deciros mi opinión sobre este Father Shadow, el cual me ha dejado un poco indiferente, aunque con matices.
Empezamos el disco con «Childhood’s End», un buen tema, con mucho sintetizador, esencial en todo el disco. Tiene un inicio marcado de metalcore, con un ritmo oriental. Muchos riffs, un gran solo, intercambio de voces y coros característicos. Y todo esto con el estilo característico de The Unguided. Buen tema con gancho, partes al trote, enérgico, las voz limpia y con la otra, dura, escupiendo las palabras.
«Never Yield», otro gran tema. Con una excelente combinación de melodic death metal, sobre todo en el inicio, recordando un poco a In Flames de los 2000. También hay momentos para el groove, pero aquí la clave es el coro, de los que agrupan, en este caso en un formato más rock melódico. Sin olvidarnos del excelente, otra vez, solo. La siguiente «War of Oceans», sigue la senda de lo melódico, con mucho sintetizador que provoca un metal azucarado, eso sí, con momentos en los estribillos que parecen incluso power.
«Breach» tiene un inicio muy electrónico. Tenemos en nuestros oídos otra canción similar a las anteriores dos, aunque no engañaré, el riff principal engancha y ganando más presencia la voz limpia de Jonathan Thorpenberg. Seguimos y parece que hemos entrado en un bucle de canciones muy similares, mucho sintetizador, mucha melodía y conatos de dureza rápidamente apagados. Suerte que la siguiente «Crown Prince Syndrome» me da lo que quiero, aquí dejamos la melodía para los estribillos, para el resto, música grave.
«Fate’s Hand» vuelve a las andadas con un inicio electro metaleras. Vuelve a predominar la voz clara, pero al menos el ritmo es más enérgico. «Stand Alone Complex», idem de lo anterior en su inicio, pero con un ritmo groove metalcoriense. Aunque volvemos con estribillos de rock melódico. Lo mismo podemos decir de las últimas “Lance of Longinus”, «Seth» y «Gaia», esta última con la colaboración de Erik Engstrand. Estructuras demasiado parecidas hacen parecer estar escuchando en bucle una misma canción. Y terminamos con una trío de versiones de Sonic Syndicate, «Jailbreak», «Denied» y «Jack of Diamonds», que no voy a opinar ya que tampoco entiendo este relleno.
El disco no está mal. Varios estilos y bien encajados, pero que siendo yo en general, de cosas más duras, se me queda corto. También me gustan las cosas suaves, pero hay demasiado azúcar, y esto ya no me mola tanto. Tiene buenos momentos, como he comentado tiene partes a lo power muy melódico, quizá será por la portada que me ha influido. Pero falla la sensación de repetición, sin quitar ningún mérito a la excelente calidad de los músicos. Pero no es para mí, y que conste, como podéis saber algunos, no me aparto para nada a los sonidos más actuales y modernos.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.