The Vintage Caravan han dejado ya de ser una promesa y se han convertido en una realidad. Con la llegada de su cuarto trabajo y tras ampliar su abanico de público gracias a su presencia en grandes festivales europeos como Hellfest, Wacken, Graspop o Roskilde, los islandeses nos traen esta semana Gateways. El sucesor de Arrival (2015) ha sido producido por Ian Davenport, conocido por su trabajo con Band of Skulls, y fue grabado en los ya legendarios Sundlaugin Studios islandeses propiedad de sus compatriotas Sigur Rós.
Con un sonido que curiosamente no encaja ni se asemeja a lo que ha salido de Islandia en los últimos lustros, TVC nos transporta fielmente a los años 70 con su rock clásico, pues en Gateways encontramos a partes iguales influencias de Jimi Hendrix, Led Zeppelin o Rainbow. El álbum nos trae a unos Vintage Caravan maduros pero que han perdido el elemento sorpresa que les hacía más especiales antaño. Un álbum muy bien producido y con una sonoridad digna de los míticos estudios en el que ha sido grabado (tan solo recordar que el brillante ( ) (2002) de Sigur Rós fué gestado allí) pero que no logra transmitir la pasión que se podía ver bajo las notas de temas como “Expand your Mind” o “Babylon”.
Nadie podrá dudar de la calidad de los 10 cortes ni el nivel que la banda ha logrado adquirir en los poco más de 10 años de carrera pero en cómputo general, los 48 minutos de Gateway acaban dejándote la sensación de que podría haber sido mucho más de lo que al final fue. Los logrados riffs de temas como “Set Your Fights”, “Nebula” o “Reflections” se funden en coros más flojos y letras más simplonas. A medida que avanza el disco parece que la repetida fórmula empieza a aburrir y llegas al final del disco sin poder resaltar un tema en concreto aunque si se ha podido disfrutar de momentos mucho más logrados.
Tras fichar por Nuclear Blast, el salto de calidad de la banda se ha visto secundado seguramente por el “querer ser” por encima del “desear ser”, quizás se lo han creído demasiado y personalmente Gateways es un paso para atrás en el momento más importante de su carrera.