En palabras de Pete Townsend, guitarrista de The Who el Who’s Next es el mejor disco que jamás sacaron, y mira que joyas discográficas poseen… De lo que no hay duda alguna es que sí es el más vendido de todos los que sacaron. Me siguen pareciendo una de las bandas más impresionantes de toda la historia del rock y en este álbum esta sensación la puedes percibir, si bien es una obra compleja que parte de descartes. Y a pesar de que puede darte la sensación de que se aleja de lo que fueron sus óperas rock… No es bien bien así.
A The Who les debemos muchos trucos de directo como son el batería excesivo, el molinillo de la guitarra o la destrucción de instrumentos al finalizar la descarga. Pero el grupo va más allá, y aquí estuvieron especialmente inspirados. Se marcan uno de los lujos del disco como es esa parodia en la portada que evoca directamente al monolito de 2001: Odisea en el Espacio, película de Kubrick basada en el libro de Arthur C. Clarke. Lo que hay que leer el libro antes que ver la película para lograr captar toda la esencia. Los Who juegan a decirte que el disco es un paso evolutivo para la humanidad, pero viendo la foto, ese paso para ellos es como si les importara poco.
Lifehouse: una ópera rock frustrada
Tenemos que situarnos en el espacio tiempo y estamos ante el quinto disco del grupo inglés, que había alcanzado la gloria con algo tan grande como fue Tommy (1969), considerada como la primera ópera rock de la historia, cosa que no es cierta. Y si no me crees échale un vistazo a la que fue la primera ópera rock de la historia: S.F. Sorrow (1968) de The Pretty Things. Quim Heras ya hizo un gran artículo sobre la misma.
La fiebre por las óperas rock les había mordido y su intención era seguir con ello. Es más, prepararon otra llamada Lifehouse que no llegaría a materializarse, pero en la que puso todo el empeño del mundo su guitarrista Pete Townshend. La idea era ir muchos pasos adelante y tocarla en directo mientras se proyectaban imágenes, algo muy futurista que terminó con el guitarrista en guerra abierta con el manager Kit Lambert. Al final se dio salida a gran parte del material en Who’s Next pero sin buscar un hilo conductor y aparcando la historia de base. Otras canciones del proyecto irían saliendo en posteriores trabajos del grupo o discos en solitario del artista. De vedad… el concepto era complejo y técnicamente era todo muy ambicioso.
El disco
Yendo de cara a lo puramente musical, de entrada, hay tres temas enormes, clásicos imperecederos que siguen captando fans para la causa, y no es para menos. La primera de todas es ese inmortal “Baba O’Riley” en la que el sintetizador marca ese machacón colchón en bucle que se repite una vez tras otra mientras va fluyendo el tema. El pasaje de violín de Dave Arbus que se acerca a las danzas húngaras es el plus del tema pues supone el crescendo final, de influencias folk. Roger Daltrey está colosal.
Otra de las imprescindibles es esa balada maravillosa que lleva por nombre “Behind Blue Eyes”. Otro de los temas definitivos de los Who. Es evocadora, tirando de acústicas y juegos de volúmenes en los coros. Es tan delicada como bella y sigue enamorando a nuevas generaciones con esos coros angelicales que arropan el tema con clase.
Cerrando la tripleta definitiva entra el tema que cierra el disco: “Won’t Get Fooled Again” (banda sonora de CSI). Menudo final de fiesta, otra vez con los machacones teclados, herencia directa de la canción que abre fuego. Himno atemporal a la altura de “I Can’t Explain” o “My Generation”. Los guitarrazos de Pete Townshend son de antología. En esos días los Who jugaban en otra liga, amén del impresionante trabajo de Keith Moon a la batería.
Pero los grandes discos no los marcan las canciones estelares y sí lo hace el nivel de los temas menos conocidos. Aquí es donde el grupo destapa el tarro de las esencias, primeramente, con un “Bargain” que se acerca alucinantemente al rock progresivo de manual. Los teclados son puramente Yes, y la verdad es que no le sientan nada mal al tema. Es la gracia de contar con todo un Moon tras los timbales pues disfrutaba con los retos.
Impresiona ese momento más folk de “Love Ain’t for Keeping” que les acercaba en terrenos de los Led Zeppelin del III. Me sigue pareciendo una de las grandes joyas del disco, muy profunda y entonada. Era como si el grupo fuera totalmente permeable a las influencias que les rodeaban de las grandes bandas del momento y fueran capaces de asimilarlas y pasarlas por su filtro personal y propio.
Luego se adentran en un rock ‘n’ roll más básico y cercano a lo que hicieron en sus inicios como es la cachonda “My Wife”. Esta es de John Entwistle y nada tiene que ver con el proyecto frustrado Lifehouse. El cachondo bajista dijo que la chica de la que habla se tomó la letra de la canción muy bien, pero que sus abogados no tanto, y que fueron a por él. Hay incluso en ella un toque sinfónico muy original en otra de las canciones más especiales del disco. En “The Song Is Over” vuelve el sintetizador a pedir cancha, quedando bien combinado con el piano y un Daltrey muy teatral. Otro medio tiempo baladesco que indaga en el sinfónico de la época, que iba creciendo con ganas en la escena.
“Getting in Tune” es un corte puramente The Who en el que podríamos decir que hay influencia del rock sureño, pero… casi todavía estaba por llegar. Los arreglos de piano son puramente Lynyrd Skynyrd. Le debemos gran parte del mérito al pianista Nicky Hopkins. Si lo miras fríamente, es alucinante este material pues se avanzaba a todo lo que estaba por venir. Sigue ese sonido sureño en la entonada “Going Mobile” si bien la recargan de sintetizador. Aquí el tema que la inspira es una especie de caravana de la época y la base rítmica luce de verdad con Entwistle y Moon sobrados técnicamente.
Veredicto
Who’s Next fue el primer disco en llegar al número 1 en Inglaterra y en Estados Unidos repitió la proeza de ser cuarto en las listas, como ya pasó con Tommy. La gracia del trabajo es que realmente se avanza varios años a los estilos y músicas que estaban por venir. Hay desde rock sureño a uso del sintetizador y las canciones menos conocidas son absolutamente rutilantes más allá de los tres éxitos imperecederos que fueron lanzados como singles.
Who’s Next en el fondo es la historia de un fracaso… Es una ópera rock que no pudo ser (Lifehouse), y termina siendo un disco de descartes. Es hard rock, pero con acústicas, violines y sintetizadores que en aquellos días andaban en pañales. No pudo ser la ópera rock planeada ni tampoco pudo elegirse la primera portada con Keith Moon vestido de mujer (en corsé con una fusta). Es probablemente “el fracaso más exitoso” de la historia del rock, lo que te demuestra que a veces los planes B pueden triunfar por todo lo alto.