Que Thrice se pase cerca de tu ciudad ya es un concierto obligado. Que Thrice se pase por tu país y sea tocando íntegro su obra magna The Artist in the Ambulance (2003), más que obligado, es un sueño húmedo. No por nada un servidor tenía la entrada comprada des del preciso momento en que se pusieron en venta. Aunque finalmente pudiese ir como fotógrafo, imaginad que me quedo sin entrada… Con las cosas del comer uno no debe jugar.
Primer concierto más que especial de este 2024 y llega temprano, un 13 de febrero. Para muchos San Valentín era el día siguiente, para los que estábamos en la siempre preciosa sala Apolo, el día de los enamorados lo celebramos con Thrice. Dudo que nadie saliera de la sala amando menos a la banda de lo que ya la amaba. Algo que, evidentemente me sorprendió mucho. Su último paso por Barcelona fue por La [2] de Apolo. Esta vez en la hermana mayor y rozando el sold out. Parece que los norteamericanos están viviendo una segunda juventud.
Lo que también gocé de ver es como casi toda la sala cantaba a pulmón toooodas las canciones del comentado disco en celebración. Ya con esta estampida inicial comandada por “Cold Cash and Colder Hearts” y “Under a Killing Moon”. ¿Hay acaso una mejor forma de desatar la locura colectiva en tan poco rato?
Lo primero que saltó a la vista es el estado de forma de Thrice, increíbles y firmes en sus labores. Lo segundo es el sonido niquelado de todo el concierto, guitarras, bajo, voces, batería… todo en su justa frecuencia y volumen, sonó de lujo. Y por último la iluminación. Si es verdad que hoy en día la mayoría de bandas cuidan mucho el tema de la iluminación y ya sorprende poco cuando una banda lo luce tan bien, pero no quería pasar por alto el tema de las luces. A veces incómodas para los que hacemos fotos, pero ideales para generar una conexión especial entre banda y público.
Sobre el concierto, Thrice desplegó sin alteraciones ni olvidos todo el The Artist in the Ambulance (2003), de pe a pa. Increíble ver la recepción de himnos como “Silhouette” y “Stare at the Sun”. Subidón tras subidón, muchos hicimos un remember de nuestros años más mozos cantando a pulmón unas canciones que forman parte del patrimonio inmaterial de nuestras vidas.
Tras el disco, colección de himnos junto a varias sorpresas agradables. “Motion Isn’t Meaning” la primera de las sorpresas. Una presunta cara B del Artist publicada en un curioso recopilatorio de 2004 de varios artistas bajo el nombre de Hopelessly Devoted to You, Vol.5. Sin sorpresa aparente sonó la impecable “Deadbolt” versión extendida. Para un servidor la mejor canción de Thrice. Rugió Apolo al unisono, brazos en alto, para acompañar a la banda al son de esos vertiginosos riffs de “Deadbolt”. Temazo, ¡himno!
También de sorpresa cayó “The Dreamer” de su último disco. Aquí si considero un poco errático contemplar esta canción como digna del repertorio. Su pausa y presunta delicadez tras las estampidas de “Deadbolt” le restaron aún más nervio a la pieza. Siguiendo con la semi-calma de “The Weight” seguida de “Yellow Belly” de Major/Minor (2011), una canción que me encanta por cierto.
“Firebreather” tampoco la esperaba y la sorpresa fue aguda, otro gran temazo que rugió con poderío. “The Long Defeat” de To Be Everywhere Is to Be Nowhere (2016) trajo consigo el principio del fin. Tras una breve pausa entraron con una “Black Honey” del mismo disco. Me parece increíble como esta canción se haya convertido en tan poco tiempo en una de las preferidas de la mayoría de fans de la banda. Es un temazo y la gente la disfruta como tal.
“Of Dust and Nations” entró como penúltima en pleno éxtasis colectivo. La canción del amado por todos Vheissu (2005) lo tiene todo, calma y dureza por partes iguales. Sin duda, otra de las grandes piezas de Thrice. Y sin desearlo pero de forma inevitable los primeros compases de “The Earth Will Shake” nos recordaron que todo lo bueno también se acaba tarde o temprano. Creo que no hay mejor canción para cerrar un bolo de Thrice que esta canción del Vheissu (2005). Impecable. Sin mucho más que añadir, las caras de felicidad y la de uno propio son la gasolina que hacen que amemos a bandas como Thrice. Hay pocas bandas tan perfectas como ésta y suerte la nuestra de poder gozarla en todo su esplendor tras más de dos décadas de carrera.
Setlist Thrice: