Poco se habla de Tiamat y en Science of Noise lo hemos hecho en contadas ocasiones, pero a mí me siguen pareciendo una banda enorme, con sus eras diferenciadas y siendo unos referentes, que fueron mutando desde el doom metal al rock gótico con una elegancia espectacular. Posiblemente sus mejores discos sean el Wildhoney y este extraño A Deeper Kind of Slumber en el que empezaron a mutar y a mostrar una cara casi única, alejada de sus fuertes influencias que abarcaban entonces desde Pink Floyd hasta Candlemass.
Es una obra compleja, variada y que navega en terrenos oníricos como el mismo título apunta. Johan Edlund es un fuera de serie en lo compositivo y aquí hay momentos extremadamente bellos por mucho que se alejen varios pueblos del Clouds. Recordemos que en la banda estaban también a la guitarra Thomas Petersson y entró al bajo Anders Iwers, por lo que hablamos de una formación más que notable.
Las letras están basadas en las relaciones entre el mismo grupo, las experiencias con los excesos y particularmente en las drogas de su líder, y nos encontramos con una banda que había abandonado su Suecia natal para irse a Alemania, pues de allí era originaria su discográfica Century Media. Destacar también que por primera vez en su discografía hay coros femeninos.
El disco
De entrada, sólo puedo decir que hay dos temas en los que la magia está más que presente, y el primero, alejándose de todo lo que es el disco y mostrando una cara casi comercial, pues ya te vuela la cabeza… está “Cold Seed”. Una maravilla de composición con un riff antológico, sintetizadores de fondo y la enigmática garganta de Edlund susurrando más que cantando. La canción perfecta para entrar en el universo Tiamat y poder ver plasmado lo especiales que son. Hay guitarrazos a marcando los tempos y voces de fondo para hacer el tema inquietante. La influencia de los Floyd está presente, pero también el gran bajo de Iwers.
La otra excelsa es ese “Phantasma Deluxe”, que en palabras de su líder es de lo mejor que han grabado en toda su carrera. Vuelve el canto de pájaros presente en Wildhoney en un ejercicio gótico casi perfecto. Preciosismo gótico que va ganando en intensidades y texturas sin buscar complejidades innecesarias. Hay otro solo muy deudor de David Gilmour. Pocas veces se ha integrado tan perfectamente la influencia del fluido púrpura en el sonido de una banda.
Hay una tercera canción que me parece absolutamente brillante y esta es “Teonanacatl”, siempre a ritmos cercanos al doom y con voces limpias. Pecado mortal el no haberla llevado casi nunca al directo. Los flecos tecnológicos y la programación no empañan una canción muy definitoria de lo que era Tiamat en 1997. Hay varios temas enlaces (“Trillion Zillion Centipedes”) y músicas del mundo en las percusiones de “The Desolate One”, además de la presencia de los sintetizadores.
Ocultismo y tecnología en “Atlantis As a Lover” demostrando originalidad y mostrando que lo que ofrecían en esos días estaba al alcance de muy pocos. Hay incluso un oboe atacando el ritmo pausado y melancólico. Hay coqueteos con lo industrial en “Whores of Babylon” con clase y calidad, dando variedad y fondo de armario estilístico. Ritmos doom con sintetizadores y voces susurrantes por parte de un Edlund eficaz en lo compositivo y en lo vocal.
En “Alteration X 10” vamos hacia terrenos experimentales, sorprendiendo con acústicas y trabajando los tiempos doom con subidas de intensidad marcadas por la guitarra de Petersson. Lars mantiene el pulso a todo, comedido, pero con pegada y metiendo bombos rápidos e intrincados. En “Four Leary Biscuits” se marcan un sitar étnico y flautas, como viajando en sueños lejanos y repartiendo juegos de influencias. Todo el disco es una especie de nebulosa en duermevela, al alcance de muy pocos. Brigit Zacher pone los cantos de sirena.
Sigue la experimentación étnica con uso y abuso de sintetizadores, a la par que con las voces limpias pero rasposas de Johan en “Only in My Tears It Lasts”. “Kite” es un tema enlace con oboe y teclados llegando a ser más que nada una intro para la monumental “Phantasma Deluxe”. En “Mount Marilyn” estamos ante más de 10 minutos que resumen su vertiente templada y melódica, sonando a espacios abiertos, aunque opresivos y con guitarras deudoras de Gilmour. No deja de ser un doom muy personal y bello, despojado de potencia.
Finalmente terminan con el tema que da título al disco mostrando otro poquito más de lo que es el disco. Es un tema al que nunca le han dado cancha y realmente, no está nada mal, con su dosis de acústicas, coros y sintetizadores.
Veredicto
Si bien parece que Tiamat actualmente están más cómodos con el doom de sus primeros trabajos y que dan en directo mucho protagonismo a Clouds y a su material anterior, es con Wildhoney y con A Deeper Kind of Slumber cuando realmente ofrecieron algo único y diferencial por lo que ser recordados. Personalmente me apasionan todas sus eras (contaría hasta tres) y este es uno de sus cénits creativos.
Lo llegaron a tener todo para explotar si bien la cosa nunca llegó a ser tan exitosa como bien merecía el grupo. Estática, sonido, canciones… Luego se adentrarían en la búsqueda de singles y se perdió gran parte de la esencia a la que han ido volviendo, pero espaciando muy en el tiempo sus entregas discográficas. Creo sinceramente que Tiamat como grupo todavía tiene mucho que aportar, y no me refiero precisamente a esos shows tocando enteros sus discos seminales. Seguiremos esperando… Yo no tengo prisa.