Tina Turner – Private Dancer: 40º Aniversario del despegue de la carrera de la Reina del Rock ‘n’ Roll en solitario

Ficha técnica

Publicado el 29 de mayo de 1984
Discográfica: Capitol Records
 
Componentes:
Tina Turner – Voz
Terri Britten – Guitarra
Rupert Hine – Bajo, teclados, percusión
Jack Bruno – Batería

Temas

1. I Might Have Been Queen (4:10)
2. What’s Love Got to Do With It (3:49)
3. Show Some Respect (3:18)
4. I Can’t Stand the Rain (3:41)
5. Private Dancer (7:11)
6. Let’s Stay Together (5:16)
7. Better Be Good to Me (5:10)
8. Steel Claw (3:48)
9. Help! (4:30)
10. 1984 (3:09)

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La Reina del Rock ‘n’ Roll, Tina Turner, nos dejaba justo hace un año a los 83 años tras una larga enfermedad. De todos es conocida la tortuosa relación con su marido, Ike Turner, que acabó en divorcio en lo personal y en lo musical, pues además de cónyuge, también ejerció como su mentor. Tina no quiso tirar por la borda su reputación como artista tras muchos años de carrera junto a su marido, luchando por mantener su apellido, cosa que consiguió tras un juicio del que poca cosa más sacó. Endeuda pero liberada, corrían mediados de los años 70 cuando Tina quiso relanzar su carrera en solitario. Cuatro discos vieron la luz antes de que no diera con la tecla adecuada y ello pasó por trasladar su centro de operaciones de los Estados Unidos a Reino Unido.

Los inicios de las andaduras de Tina en solitario no fueron sencillos, pues era vista como un reducto del pasado que seguía en la línea de todo lo que había hecho en su etapa anterior, pero los tiempos ya no eran los mismos y algo más rompedor era necesario para destacar. El punto de inflexión vino de la mano del manager Roger Davies, quien apostó fuerte por Tina y sugirió una actualización tanto de su imagen, sus espectáculos en directo (que eran en realidad su punto fuerte), así como de su estilo musical, abogando por darle un giro más hacia el rock de estadios más comercial, senda que se inició con Private Dancer (1984), álbum que de todas maneras es complejo de clasificar estilísticamente hablando, pues amalgama muchas influencias, pero que consiguió de sobras su cometido, traer de vuelta a la mejor Tina de antaño y situarla en el momento actual, sofisticando su sonido y dando como resultado una música atractiva para la audiencia de aquella época.

Lo que consiguió Private Dancer puede considerarse una especie de milagro pues su punto de partida, concepción y desarrollo es una extraña mezcla de circunstancias que bien podrían haber dado como resultado un batiburrillo desastroso, pero que, en cambio, obró la magia que Tina tanto ansiaba y la catapultó a la fama; un disco que se elevó rápidamente en listas y consiguió cuatro premios Grammy un año más tarde (disco del año, canción del año y mejor interpretación pop femenina por “What’s Love Got to Do with It”, y mejor interpretación rock femenina por “Better Be Good to Me”).

En Private Dancer podremos encontrar por un lado temas desarrollados los años previos a su grabación, de cuando el manager de Tina, Roger Davies, buscaba el famoso hit que relanzara su notoriedad (y ya de paso le facilitara un nuevo contrato discográfico a la altura), cosa que consiguió con la versión de Al Green “Let’s Stay Together”, así como temas descartados por otros artistas que el enorme equipo que colaboró en la creación de este disco supo rescatar para ella (como el que da título al mismo), y un tercer bloque de canciones inéditas compuestas exclusivamente para el redondo. Son varios los productores que participaron e él (Terry Britten, Rupert Hine, Leon Chancler, Wilton Felder, Joe Sample, John Carter y Walsh & Marsh), así como un enorme elenco de músicos —hasta 20— (tan solo hemos nombrado a los principales en los créditos).

Fue esa etapa previa a la grabación del disco la que se considera clave en su nacimiento, pues despertó la atención del responsable de contratación de Capitol Records, John Carter, quien además de facilitarle el apoyo de su sello, acabó asimismo produciendo algunos de sus temas. En ese período de tiempo, Tina versionó conocidos temas aportando su sello característico de voz poderosa y llena de sentimiento a la vez que le reportaron reconocimiento (como la susodicha “Let’s Stay Together”), además de grabar otros tantos de cuño nuevo bajo la supervisión de John Carter que acabaron bien en el original de Private Dancer (“Steel Claw”), como en caras B (“Rock ‘n’ Roll Widow”) o la reedición extendida del disco que vio la luz a finales de los 90. Fue una época prolífica que forjó el renacimiento de Tina como artista.

Como comentábamos, el management de Tina apostó por grabar en varios estudios ubicados en Inglaterra durante los años 1983 y 1984, donde operaban muchos de los productores que participaron en el disco y quienes tenían una idea bastante clara de lo que el mercado demandaba por entonces. Saber encajar la maestría de la voz de Tina dando una nueva vida a viejos temas revitalizándolos y creando otros de nuevos con sonidos actuales con los que atraer al público masivamente fueron los principales aciertos de Private Dancer, conduciendo a la diva directa a la cima de la fama desde ese momento en adelante. Tina se puso de moda de nuevo a sus 45 años y a partir de ahí fue encadenando una serie de discos y giras mastodónticas que le reportaron enormes éxitos.

Nos adentramos en la audición de Private Dancer con “I Might Have Been Queen”, una de las pocas canciones que fueron exclusivamente diseñadas a medida para Tina para el disco que nos ocupa y que resulta de carácter autobiográfico, describiendo ciertos momentos de su trayectoria y su creencia en la reencarnación. El cuidado por los detalles es algo que destaca ya desde el inicio, una instrumentación rica y definida sin sobrecargar que arropa suavemente a la diva en el relato de su historia particular y nos conduce directos al que fue el mayor éxito del disco, el sencillo “What’s Love Got to Do With It”. De carácter baladístico, Tina deslumbra con su interpretación vocal en este tema que no había sido compuesto para ella, pero que acabó interpretando gracias a la insistencia de su compositor, guitarrista y productor, Terry Britten. Definitivamente fue el gran hit que venían buscando y que alcanzó la posición número 1 en América y a la 3 en Reino Unido, en parte gracias a la promoción que la todopoderosa MTV le hizo a su videoclip.

A continuación, encontramos dos nuevos temas producidos asimismo por Britten, ambos lanzados como sencillos con mayor o menor fortuna, la más rockera y animosa “Show Some Respect” y la versión de “I Can’t Stand the Rain” que popularizó Ann Peebles. Como hemos comentado con anterioridad, Tina supo versionar de una forma muy interesante y atractiva antiguos temas devolviéndoles vigencia, y un buen ejemplo de ello lo encontramos aquí. Más adelante y cerrando el álbum veremos la transformación radical que hizo de “Help!”, de The Beatles, convirtiéndola en una preciosa y emotiva balada cargada de sentimiento, y de “1984” de David Bowie.

Pero antes de irnos al final, nos quedan unos cuantos temas a los que dar repaso, empezando por el que da título al álbum, “Private Dancer”, del que ya hablé largo y tendido en nuestro especial Lo mejor de Tina Turner en motivo de su fallecimiento justo hace un año. Lanzado como sencillo también, no alcanzó las altas posiciones de “What’s Love Got to Do With It” aun siendo un tema de infinitamente mayor calidad sin duda. Dejarse llevar por la sensualidad de la voz de Tina en este tema es un ejercicio que recomiendo para entender la profundidad de lo que era capaz de transmitir esta artista más allá de sus poderosas interpretaciones en clave más poperas y rockeras que siguieron en su carrera. Lo afirmé en su día y lo reafirmo de nuevo, creo a pies juntillas que es su mejor tema con diferencia, el que mejor muestra la fuerza sentimental de una Tina decidida a conquistar nuevos territorios y corazones.

Pasamos a lo que sería la cara B del disco con ese primer sencillo causante de que Private Dancer viera la luz, el éxito previo a la grabación del disco de la versión de Al Green “Let’s Stay Together”. Tina hace de ella una agradable pista bailable que podríamos encuadrar dentro de un R&B de sensualidad indudable. “Better Be Good to Me” vuelve a ser otro de esos temas rescatados compuestos para otros artistas y descartados, que Tina sintió cercano por su temática y quiso para sí misma. Instaurado dentro de un poprock comercial, funcionó bastante bien en listas, dejando patente que podía conseguir colocar temas de influencias varias fácilmente en buenas posiciones. Ya acabando encontraremos “Steel Claw”, un tema bastante más animado y esta vez sí, puramente rockero, gestado en la época previa al montaje del disco, un buen chute enérgico que sube la revoluciones y, de nuevo, nos muestra que Tina puede con todo lo que se le proponga. Cierran el disco las dos versiones que ya hemos comentado brevemente antes, “Help!”, una vuelta de tuerca en clave balada gospel del tema de The Beatles, y “1984” de David Bowie, que de nuevo, es llevado al terreno de la diva, dándole un punto de comercialidad bailable ideal que nos deja un muy buen sabor de boca como colofón final.

Private Dancer fue diseñado a conciencia con la idea de triunfar y relanzar la carrera de la diva Tina Turner en solitario, y no fueron ni uno ni dos los sencillos que ayudaron a ello, sino siete, prácticamente la totalidad del álbum, consiguiendo de esta manera alargar la promoción del disco en el tiempo, una estrategia inteligente que solo pudo funcionar gracias a la enorme calidad y variedad de sus temas. Descubrir que las distintas facetas de la artista eran de la aprobación de la audiencia debió ser un enorme revulsivo para la continuación de la carrera de Tina, que de ahí en adelante no hizo otra cosa que ahondar en ellas y cosechar éxito tras éxito, y todo ello gracias a la senda iniciada en este Private Dancer al que hemos querido rendir homenaje aquí.

Fotografía: Brian Aris
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Sobre Susana Masanés 151 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!