Todos los conciertos de Slayer (de Science of Noise)

Fotografía: Neil Lim Sang

Después de 35 años de carrera, parece que Slayer dicen adiós. Una de las bandas más grandes e influyentes de la historia del metal, espejo en el que se han mirado miles de músicos posteriores y autores de un catálogo sin parangón en el mundo del metal extremo ha decidio poner punto y final a una carrera que, a pesar de algun que otro altibajo comercial, ha acabado siendo de lo más consistente e impecable.

Aunque su producción en estudio es incontestable, es en directo donde la música de Slayer cobre toda su dimensión, siendo lo más parecido posible a una apisonadora. En España han llegado a tocar hasta en 42 ocasiones (el quinto país del mundo, ojo, solo por detrás de Estados Unidos, Canadá, Alemania e Inglaterra), desde aquella lejana primera vez que pisaron nuestros escenarios allí por 1990 hasta su última visita en el Primavera Sound de 2017 en el que dejaron atónitos a miles de curiosos que no sabían ni por donde les estaban cayendo. Y ahora, al borde de una retirada definitiva de los escenarios (aunque nos dice la nariz que aún no será la última vez que los tengamos por aquí), seguro que volverán a hacerlo.

En Science of Noise siempre, incluso mucho antes de que esta revista fuera ni tan siquiera un sueño lejano, hemos sido fans de la banda, y entre pitos y flautas los hemos acabado viendo un montón de veces, en salas, en festivales, en nuestros escenarios y en los de otros países. En este artículo hemos querido pegarle un repaso a todos aquellos conciertos que hemos visto, y han acabado siendo unos cuantos. Algunos detalles se han perdido en la memoria, pero otros son de lo mejor que hemos vivido en nuestras vidas. Vamos allá…

I. World Sacrifice Tour: 20 de septiembre de 1988 – Hammersmith Odeon (Londres) por Ricard Altadill

Tom Araya, Kerry King, Dave Lombardo y Jeff Hanneman esos son los Slayer que viví en los 90/90 y, sin ningún género de duda, la mejor formación. ¿Cómo los vegeté? Influidos por la pesadez de los músicos de los cuales era el manager en aquella época, especialmente por Pep Casas, guitarra de Fuck Off, que era fan absoluto de Kerry y logro convencer a los propios Fuck Off en ser la primera banda en hacer un cover del tema «Black Magic».

Entre el 83 y si me apuras el 90 sus discos fueron de lo mejor del thrash… Show No Mercy (1983), Hell Awaits (1985), Reign in Blood (1986),… son pura babaza. La primera vez que vi a Slayer fue el 20 de septiembre de 1988 en el puto Hammersmith Odeon de Londres teloneados por sus compatriotas de Nuclear Assault. Abrieron y arrasaron con «South of Heaven» y «Raining Blood», y mi recuerdo es de «¡¡Como coño pueden tocar tan rápido y tan bien!!». Casualmente, al recordar el evento y al buscar por Internet encontré este video de ese mismo dia del tema «Mandatory Suicide».


II. Clash of the Titans: 27 de septiembre de 1990 – Velòdrom d’Horta (Barcelona) por Ricard Altadill

La segunda vez que los vi fue cuando la gira de Clash of the Titans recaló en el Velèdrom d’Horta de Barcelona el 27 de septiembre de 1990. Ese día fue especial por dos motivos: uno, porque dos días después nació mi hija Adriana, y el otro porque no me acuerdo de casi nada. ¿Y por qué, os preguntareis? Tenéis que saber que en aquella época a los medios de comunicación, los promotores nos trataban con una exquisitez increíble, las zonas VIP eran de lujo, con todo gratis y todo tipo de suministros para calmar la sed y el hambre. Eran zonas de negocio y el recuerdo es vago, pero aún así, cada vez que aparecía un grupo en escena estábamos al tanto. Recuerdo que en aquella ocasión abrieron con «Raining Blood» y «Black Magic», y como en Londres, cerraron con «Angel of Death».


III. European Intourvention: 22 de noviembre de 1994 – Sala Zeleste (Barcelona) por Albert Vila 

Este fue el segundo concierto grande al que fui en mi vida, justo un mes después de que Pantera me aburrieran soberanamente en la tomadura de pelo que fue su visita a la Vall d’Hebron. Por suerte, Slayer se encargaron de restaurar mi fe en el metal de altos vuelos en directo con un bolo que, a mis inocentes 15 años, me impresionó tanto que supuso un antes y un después en mi evolución como metalero. Aunque por esos entonces solo había escuchado tres discos de ellos (Hell Awaits (1985), Reign in Blood (1986) y el Divine Intervention (1994) que venían a presentar), Slayer ya estaban en proceso de ser mi banda favorita, atraído como me sentía tanto por su música como por representar todo lo que, para mí, debía representar una banda de metal.

Abrieron la noche unos imberbes Machine Head, una banda que descubrí a raíz de prepararme para esa noche y que también me han acompañado a partir de entonces, y desde el mismo momento en que Paul Bostaph (si, entonces también era él) empezó con los redobles de «Killing Fields», eso se vino abajo. A los fans más trves y más garrulos (que había unos cuantos, creédme), haciendo gala de su habitual apertura de miras a pesar de que hacía solo cuatro años de un clásico incontestable como Seasons in the Abyss (1990), no les hizo ni puñetera gracia que tocaran «las nuevas» y así se lo hicieron saber con vehemencia cada vez que se arrancaban con temazos como «Dittohead», «213» o «Mind Control». Menudo discarral que es este Divine Intervention, y qué injustamente olvidado que lo tienen.

De lleno como estaba en mi vigorosa juventud, por cierto, no dudé en meterme en el pogo en aquellas canciones que más me flipaban, y la que más me flipaba de todas (y aún me flipa, claro, porque quizás es la mejor canción de metal de la historia) era «Angel of Death». Corría la leyenda que el pogo de ese tema era poco menos que un campo de batalla, lo más brutal que podía ocurrir en cualquier concierto, así que rebosantes de expectación, adrenalina e inocencia adolescente, nos fuimos de cabeza hacia dentro para ser escupidos al cabo de pocos minutos. Sinceramente, creo que no fue para tanto, pero la ilusión no me la quitó nadie. Uno de los conciertos que recuerdo con más cariño en toda mi vida.


IV. Undisputted Attitude: 13 de julio de 1996 – Doctor Music Festival (Escalarre) por Jordi Tàrrega

Que gratos recuerdos… El primer Doctor Music fue una auténtica locura y un boom absoluto. Fue el primer gran macro-concierto de varios días en la península, y en muchos aspectos, nunca ha sido superado. Fue antes de que el Benicàssim fuera realmente y grande, y, de hecho, nunca se superó la primera edición del Doctor Music. Había rutilantes nombres y la primera experiencia fue un éxito total. El festival partía de la genial idea de combinar todo tipo de estilos y músicas, eso nos llevó a una de las grandes combinaciones de la noche: Slayer y Blur a la vez.

De verdad, mi primera experiencia con Slayer fue mientras Blur tocaban, y cuando Tom Araya y los suyos callaban, podía oír perfectamente “Girls and Boys”, que juraría que coincidió con “Angel of Death”, ya al final de la descarga de ambos. Mis primeras bandas favoritas de heavy metal estaban bastante lejos de lo que era Slayer, pero recuerdo momentos de quedarme perplejo ante la devastadora actuación, entrega y decibelios escupidos por una banda que no daba respiro.

Como os podéis imaginar el variopinto y variado público que poblaba el festival no fue especialmente permeable a los alaridos de dolor ni a la espectacular demostración de cervicales por parte de Kerry King. Pero de eso trataba el festival… poder descubrir bandas totalmente ajenas a tus gustos y entender por qué eran tan grandes. Recuerdo, a bote pronto, haber podido ver a David Bowie, Neneh Cherry, Lou Reed, Sepultura en su momento más alto, Paradise Lost con pelo largo (¡!!), Suede… Un sueño hecho realidad de festival.


V. Diabolus on Tour: 10 de julio de 1998 – Doctor Music Festival (Escalarre) por Jordi Tàrrega

En 1998 el festival Dr. Music vivía su tercera edición y ya las malas lenguas, todas muy agoreras, ya avisaban de que la continuidad del festival estaba en entredicho. En esa edición hubo una entrada menor a las otras dos y el Dr. Music Festival emigró a tierras astures para que el clima norteño terminara por finiquitar el mítico festival. Pero en 1998 había quejas por repetir a Slayer y a Iggy Pop, ambos presentes en la primera edición. Personalmente estaba encantado de poder volver a ver a unos Slayer que apenas conocía hacía dos años.

De esta segunda experiencia con Slayer recuerdo la espeluznante presentación de Araya en “Dead Skin Mask”. Solía hacerlo en esa época, eso de narrar la letra antes de empezar con la acometida. Ver a Paul Bostaph era impresionante, y más para mi, que en esos tiempos dedicaba parte de mi tiempo a aprender a tocar la batería. No llegaron a tocar material del “Diabolus in Musica” y sí temas de un disco que muchos añoramos mucho: “Divine Intervention”.

Juraría que fue en ese concierto cuando me enamoré del tema “South of Heaven”, con ese riff de entrada y ese título tan poderoso: “Al sur del infierno”. Ese año fui al festival con un amigo de universidad de gustos poperos, y tuvo que aguantar Slayer y posteriormente a Napalm Death. Se carcajeó de Napalm Death y del grind core, pero respetó a Slayer. Yo me tuve que comer a The Corrs. Y seguimos siendo tan amigos…


VI. Diabolus on Tour: 5 de noviembre de 1998 – Pavelló de la Vall d’Hebron (Barcelona) por Albert Vila

Si los fans más trves se tiraban de los pelos cuatro años antes cuando sonaban las canciones del Divine Intervention (1994), no quiero ni pensar qué pasó con ellos cuando, en 1998, sacaron el amodernizado Diabolus in Musica (1998) y aparecieron en el Pavelló de la Vall d’Hebron junto a unos Sepultura post-Max amargamente despreciados por parte de la mayoría de fans históricos, y con unos jovenzuelos semi desconocidos llamados System of a Down que se comentaba que apuntaban alto pero que hacían algo tan indigno y poco slayerable como metal alternativo. Me relamo solo de imaginar la reacción del los aficionados más garrulos ante tal infamia 🙂

Pero si bien el cartelón era brutal, al menos sobre el papel, no recuerdo tanto de este concierto como del anterior y de muchos de los futuros (que no sean los porros, oye). Con 19 años y una personalidad (que aún dura) más bien observadora en ese sentido, ya no vi nada claro eso de meterme en el pogo (la violencia y yo nunca nos hemos llevado bien), así que decidí verlo todo desde la distancia. Creo recordar que ellos sonaron perfectamente y que disfruté como un enano de un repertorio muy equilibrado y de los muchos temas del dentostado disco que venían a presentar, pero quizás el mayor tamaño del recinto y mi distancia al escenario (y sí, los porros) hizo que la cosa no fuera tan mítica como otras veces.

Como en esos tiempos era de los que me compraba una camiseta en todos los conciertos a los que iba (si hiciera esto ahora no me quedaría ni armario ni dinero) me obligué a adquirir una tirando a feúcha, y que aún tengo, con un demonio de dibujos animados y ese logo extraño que les duró solo ese disco. Más allá de ello, en una época donde el thrash vivía sus peores momentos a nivel de popularidad, y presentando el que para muchos (sin duda, no para mí) es su peor disco, los californianos se las apañaron para llenar el mayor recinto al que han venido en veinte años.


VII. Y2K European Tour: 21 de junio de 2000 – Sala Zeleste (Barcelona) por Albert Vila

Esta gira llegó un poco por sorpresa, ya que no tocaba presentar ningún disco. A pesar de que yo ya andaba interesándome por otros derroteros musicales, Slayer seguían siendo una referencia absoluta para mí, con lo que no tuve duda en presentarme a las puertas de la sala Zeleste para disfrutar de lo que venía a ser una especie greatest hits en toda regla con, aún, gran presencia de temas de Diabolus in Musica que me encantaron a pesar de que, una vez más, decidieron ignorar la mayoría de mis favoritos (básicamente, el cuarteto final).

A parte de eso, recuerdo que nos introdujeron un tema nuevo, que resultó ser el potente y pegadizo medio tiempo «Bloodline», primer single de un God Hates Us All (2001) que iba a salir al año siguiente. El tema gustó y me gustó, e incluso hizo que me lo mirara con muy buenos ojos cuando se publicó definitivamente ya en 2001. Por lo demás, lo confieso, no recuerdo nada mucho más especial que en la puerta de salida regalaban un montón de posters inmensos del concierto y que me quedé uno. El poster de marras era tirando a feo, en blanco y negro, y mucho más grande de lo que nunca pudo caber en ninguna de mis paredes, pero lo guardé enrollado durante muchos años como un bien muy preciado.

Su vuelta a la Sala Zeleste fue un paso atrás en capacidad de convocatoria, está claro, pero su contundencia y brutalidad en directo seguían a nivel absolutamente top. He tenido que mirar quiénes fueron los teloneros, por cierto, porque no me acordaba en absoluto. Y parece que fueron, ni más ni menos, que los vascos de Zarautz Eraso!, fíjate tú qué cosas. ¡Hasta un concurso en Facebook nos hemos tenido que sacar de la manga para acordarnos!


VIII. God Hates the World Tour: 10 de julio de 2002 – Sala Razzmatazz 2 (Barcelona) por Albert Vila

La cosa tocó fondo en 2002, cuando acompañados por unos Hora Zulu que me dejaron entre frío y muy frío, Slayer se presentaron en la mediana de las Razzmatazz (que justo había cambiado el nombre durante esa época) de camino al Lorca Rock y, sorprendentemente, no consiguieron ni llenarla. Se trataba de la gira de presentación de un señor disco como God Hates Us All (2001), pero aunque ahí estaba todo un futuro clásico como «Disciple», el pinchazo de público sirvió para demostrar que el thrash y el metal clásico en general no vivían buenos tiempos. Y ni tan siquiera Slayer se salvaron de ello esta vez.

Dejando a un lado lo tristemente desangelado de la situación, el cuarteto californiano, creo (porque no recuerdo demasiado del setlist ni de la actuación en general, lo confieso), se volvió a salir. Solo recuerdo pasar calor, engorilarme como siempre desde la parte final de la sala con más espacio a mi alrededor del que consideraría normal ante una banda asi, y disfrutar de un repertorio bastante centrado en los dos últimos discos (y consecuencia de ello les dieron la espalda muchos metaleros clásicos, vaya).

Vista en perspectiva, a mí me parece que la etapa que coincidió con la primera estancia de Paul Bostaph en Slayer fue brillante a nivel de inspiración artística (una opinión, ya lo sé, no compartida por muchos). Pero a nivel de convocatoria y seguimiento fueron tiempos duros. Tanto que incluso Tom Araya se pudo pasear tranquilamente por delante de la Sala Razzmatazz antes del concierto sin que la gente se le echara especialmente encima. A partir de ahí, todo podía ir a mejor… y así fue.


IX.I. European Summer Festival Tour: 2 de agosto de 2003 – Wacken Open Air (Hauptstrasse, Alemania) por Robert Garcia

Slayer me han gustado siempre, tanto en sus primeros discos como los experimentos raros que sacaron en los años 90, aunque todo sea dicho, a partir del Christ Illusion (2006) les perdí la pista ya que no me aportaban mucho en esos tiempos. Pero bueno, si eres un buen fan del grupo no puedes morirte sin haberles visto en acción por lo menos una vez.

Mi único contacto con ellos en directo ocurrió hace muchos años en un Wacken Open Air, exactamente en 2003 en el que también pude disfrutar de grupos como Ancient Rites, Darkane, Nile o Thyrfing, por nombrar solo algunos. Un momento del festival que estaba creciendo pero todavía no estaba tan masificado como lo están hoy en día.

Pues bien, después de estar todo el día viendo grupos en todos los escenarios llegó la noche y la hora de los americanos y casi todo el festival estaba pendiente de ellos. Más de 20.000 personas se acercaron a uno de los dos escenarios grandes para poder disfrutar de la descarga de Slayer con su thrash metal de calidad. Y bueno, estuvimos allí esperando como imbéciles durante un buen rato, diría que hubo más de una hora de retraso y ahí nadie decía nada.

Ya con la gente un poco caliente y ansiosa salieron los cuatro al escenario y empezaron su concierto. Muy potente y ejecutado minuciosamente pero eso sí, no mediaron ni palabra, nada, ni un simple gracias, un «Wackeeeeeeeeeeeeen», o un hijos de puta bien alto. NADA. Y bien, cuando tienes a más de 20.000 personas ante ti y no decir ni mu pues me parece una falta de respeto brutal. ¿Os han tocado los cojones y por alguna pijada nos hicisteis esperar una hora? Y luego, para colmo, ni nos agradecéis estar ahí de pie un buen rato para poder veros.

Pues eso, que mi experiencia con ellos fue una MIERDA.

IX.II. European Summer Festival Tour: 2 de agosto de 2003 – Wacken Open Air (Hauptstrasse, Alemania) por Jordi Tàrrega 

Tras 16 Wackens casi consecutivos se me hace casi imposible rememorar ciertos momentos vividos y mezclo muchos de ellos. Pero haremos el intento… En el Wacken de 2003 quedé impresionado por la devoción absoluta de los fans alemanes hacia el grupo. También hay un amor casi irracional por Manowar, pero vaya, esa ya es otra historia. De hecho, los de Joey DeMaio nunca han tocado en la Meca del Metal y puede que nunca lo hagan. Slayer, cada vez que van a Wacken, cumplen todos los requisitos y eso pasa por estar una hora larga firmando y haciéndose fotos con los fans. Las colas son siempre larguísimas. 

En ese Wacken Slayer hizo algo especial para la ocasión y tocó de pe a pa todo el Reign in Blood (1986). Pudimos vivir en nuestras carnes el peso de uno de los mejores discos de thrash de la historia, sino el mejor. Eso hizo que no terminaran con “Angel of Death”. Recuerdo polémicas absurdas de ese año como el hecho de que Slayer tocaran en el escenario True Metal y no en el escenario Black Metal. Tonterías que a esa tierna edad te parecían debates superimportantes. Slayer salió y cumplió como siempre, sumando al set tres temas más del God Hates Us All (2001). A nivel escénico luces rojas y total protagonismo para la música.


X. The Unholy Alliance: 9 de octubre de 2004 – Hammersmith Odeon (Londres, Inglaterra) por Joan Calderon

Por asuntos que ahora no vienen al caso, servidor de ustedes estaba de viaje en Londres entre el 8 y el 12 de octubre de 2004. Por absoluta casualidad, coincidía con dos fechas anunciadas en el Hammersmith Odeon, lugar mítico donde los haya, de la primera edición del Unholy Alliance. Con la presencia anunciada, nada y nada menos, de los Slayer clásicos, Slipknot en un momento de máximo hype (lanzamiento de Vol 3: Subliminal Verses, después de su primer disco homónimo de 1999 y Iowa (2001) auténtica sensación a principios de los 2000) y los enérgicos Hatebreed. Este era el “cartelito” de marras. Pero habría sorpresa en modo de unos chavales semidesconocidos, unos tales Mastodon, que abrieron la velada sin ser anunciados (en ese momento acababan de lanzar Leviathan (2004), una auténtica revelación después de su Remission (2002)). La verdad es que, para un chaval de Barcelona, ávido de novedades metaleras, este fue un concierto especial: ver a Slayer por primera vez, Slipknot en la cresta de la ola, Hatebreed y a los putos Mastodon dispuestos a comérselo todo y una ubicación mítica Londres-Hammersmith.

A estas alturas debo confesar que estaba abducido por el hype de Slipknot…y que básicamente iba a verles a ellos. Pero claro, el devenir de la noche me hizo cambiar de opinión… Abrieron Mastodon con un setlist muy corto pero suficiente para caldear el ambiente que Jamey Jasta y sus Hatebreed acabaron de hacer hervir, un show en su linia, machacón, con el bueno de Jamey dando tumbos de un lado a otro del escenario. El otro plato fuerte de esa noche fueron Slipknot. La verdad es que me dejaron un poco frío, Vol 3: Subliminal Verses, a pesar de la producción de Rick Rubin, no es su mejor disco… Y ellos me dieron la sensación de o cansados o desmotivados… No sé, me pareció bastante bluff (aunque pude recuperar la fe en el Sonisphere de Barcelona).

Slayer… el último trabajo de estudio en esas fechas era God Hates Us All del ya lejano 2001 y hacía un año aproximadamente habían sacado su caja recopilatoria Soundtrack to The Apocalypse (2003), por lo que se avecinaba un setlist de greatest hits, o eso deseaba yo con todas mis fuerzas… Y más o menos así fue. Unos Slayer a toda tralla, marca de la casa en directo, por faena y sin muchas concesiones al público. Público por cierto, que ya estaba en clímax en el moshpit desde hacía rato… Y fueron cayendo, “War Ensemble”, oh sorpresa, “At Dawn They Sleep”, “Mandatory Suicide”… y un tramo final no apto para cardiacos con “Hell Awaits”, “South of Heaven” “Angel of Death” y el encore final “Postmortem” y la lluvia de sangre en el escenario con “Raining Blood”, que la primera vez que lo ves, no das crédito….

Francamente, fue la hostia. Salí flipado con Araya, Hanneman, King y Lombardo, milimétricos, veloces y una inabarcable mala hostia; esa noche se ganaron a un fan fiel para siempre.


XI. European Summer Festival Tour: 25 de junio de 2005 – Fury Fest (Circuito de Le Mans, Francia) por Albert Vila

Aprovechando la mezcla de estilos de lo que era (creo) la segunda edición de un primigenio Fury Fest (la semilla en la que iba a convertirse el ahora mastodóntico Hellfest), conseguí enredar a unos amigos fanes del hardcore y el punk en sus múltiples vertientes para que me acompañaran hasta el circuito francés de Le Mans. Algun día hablaré de las mil anécdotas que guardo y de como me marcó (lo que recuerdo de) ese impresionante y fascinante festival, pero si tenemos que centrarnos en el tema que nos atañe, solo tengo que decir una cosa: Slayer fueron los encargados de cerrar un cartel de tres días que contó con bandas de la talla de Megadeth, Anthrax, Motörhead, Neurosis, Samael, Cult of Luna, Dimmu Borgir, Mastodon, Envy (qué buenos son Envy) y un larguísimo etcétera…. Y se los comieron a todos. Se los comieron con patatas.

No hay duda de que el poderío de Slayer en directo siempre ha sido brutal, pero quizás nunca me ha resultado tan evidente como ese día, el primero en el que fui capaz de verlos codo con codo con tantas y tantas bandas de nivelón que habían desfilado antes que ellos por los extraños escenarios del entonces caótico festival francés. Aún con Bostaph en sus filas (Dave Lombardo, por cierto, estuvo también ahí con Fantômas, ese histérico proyecto que tenía junto a Mike Patton), me hicieron flipar como pocas veces, e incluso mis amigos hardcoretas, que venían con la crédula ilusión de que tocaran algo del Undisputted Attitude (1996; quizás les mentí vilmente para convencerlos), tuvieron que rendirse a la evidencia.

En un estado de forma brutal, los californianos arrasaron una vez más con todo y me dejaron con un sabor de boca inmejorable, con ese orgullo que siente uno a veces de ser fan de una banda. Además, en esa época estaba un poco desconectado del metal más al uso, y es incluso posible (tampoco me atrevería a asegurarlo con el tiempo) que ese Fury Fest y ese concierto en particular me remotivaran a lanzarme a ello de nuevo.


XII. The Unholy Alliance Chapter II: 15 de noviembre de 2006 – Spektrum (Oslo, Noruega) por Albert Vila

El retorno del hijo pródigo Dave Lombardo y la publicación del (para mí) mediocre Christ Illusion (2006; en mi opinión el disco más flojo de la banda californiana) coincidió con mi emigración temporal a Noruega, donde viví aproximadamente un año y medio. A las pocas semanas de estar allí, coincidió que la gira Unholy Alliance tenía parada en Oslo, y un cartel con los propios Slayer, Lamb of God, In Flames, Children of Bodom y unos tales Thine Eyes Bleed (que debieron haber pagado un pastonazo para estar ahí) era algo a lo que no me podía resistir a pesar de que los precios del país escandinavo, teniendo en cuenta que apenas había cobrado mi primer sueldo, no son precisamente asequibles (no lo recuerdo ahora, pero seguro que la entrada costaba fácil más de 100 €).

Al ser mi primer concierto grande en esas tierras, muchas cosas fueron especiales. La primera, que teniendo en cuenta que yo vivía a casi 100 kilómetros de la capital y de que los noruegos son exageradamente estrictos con los límites de alcohol al conducir, es que no me bebí ni una triste gota de cerveza (y me acuerdo de eso). No es que acostumbré a emborracharme en los conciertos, de hecho nunca lo hago, pero pocas veces no he bebido nada en absoluto. En segundo lugar, los noruegos aman el metal, pero no son precisamente la alegría de la huerta, así que muchos de ellos se apoltronaron en las gradas y muchos otros se lo miraron todo con atención y gesto impasible (disfrutándolo mucho por dentro, eso seguro).

En cuanto al concierto, pues las cuatro bandas teloneras me dejaron un poco así (todas me gustan pero ninguna me flipa – me flipaban los In Flames pre-Clayman, pero ni tan siquiera en 2006 le hicieron mucho caso a esos discos), pero Slayer, una vez más, arrasaron con todo y dejaron a los demás a la altura de meros aprendices. Mientras mi sufrida y nada metalera pareja tuvo que, literalmente, irse a la esquina de la sala porque los graves le estaban removiendo las tripas, yo me junté con cuatro garrulos beodos (estos seguro que no tenían que conducir), y acabamos por ser los que más nos flipamos. Y es que las canciones de Christ Illusion me siguien pareciendo bien poco memorables, pero la cantidad de temazos interiorizados que tengo de ellos hace que sea imposible no volverme loco ante un concierto así.


XIII. Christ Illusion: 20 de junio de 2007 – Sala Razzmatazz (Barcelona) por Beto LS

Mi primera vez con Slayer fue totalmente desafortunada, su visita a Barcelona dentro de la gira de presentación de Christ Illusion (2006) será recordada como una de las peores citas de los thrashers por nuestras salas. Un calor agobiante dentro de una Sala Razzmatazz llena hasta la bandera debido a una avería en el sistema de climatización y un técnico de sonido medio sordo que no atinó a configurar bien la paleta de sonidos, provocó que en casi todo el show solo se escuchara a Lombardo y a sus bombos en una de las peores bolas de sonido que recuerdo.

Bloodsimple, una banda norteamericana de metalcore comercial de la que formaba parte Kyle Sanders, hermano del bajista Troy Sanders de Mastodon, abrió la velada con un show compacto pero sin robar nada de protagonismo al plato fuerte de la noche. A comentar que Bloodsimple se separaron un año más tarde con tan solo seis años de carrera.

Slayer entró en tromba en una abarrotada Sala Razzmatazz y desde el primer acorde de «Disciple» se vió que este concierto no sería recordado con buen sabor, el sonido era fatal, el calor agobiante, la sala demasiado llena… la banda tocó a medio gas y ni siquiera se esforzaron en sonar mejor . Lo más destacable fue su equilibrado setlist lleno de temas míticos junto a temas bastante complicados de escuchar actualmente. El tramo final del show, con “Dead Skin Mask”, “Raining Blood” y el bis con “South of Heaven” y “Angel of Death”, con un sonido mejorado, fue realmente increíble.


XIV. European Carnage Tour: 1 de abril de 2011 – Sant Jordi Club (Barcelona) por Beto LS

Una de las mejores noches 100% thrashers que he vivido fue en 2011 con la gira European Carnage Tour 2011 que unía a Slayer con Megadeth y como invitados unos Angelus Apatrida en pleno proceso de maduración y explosión en nuestro país gracias a su aclamado trabajo Clockwork (2010). La sala sería la Sant Jordi Club casi llena, con un público entregado para una noche de puro thrash.

Desafortunadamente también sería la primera visita de Slayer sin Jeff Hanneman, operado de urgencia de su brazo derecho unos días antes tras una infección muy grave diagnosticada como fascitis necrosante, supuestamente provocada por la picadura de una araña. Para la gira, Slayer reclutó al guitarrista de Exodus Gary Holt quien, por los motivos que ya todos conocemos, sigue siendo el actual guitarrista de la banda. Slayer venía finalmente a presentar su por entonces nuevo trabajo titulado World Painted Blood, publicado a finales de 2009 con Rick Rubin haciendo las funciones de productor ejecutivo.

El concierto, marcado por la ausencia de Jeff pero cubierto perfectamente por el veterano Holt, arrancó con dos de los mejores temas del nuevo disco, el homónimo “World Painted Blood” y la brutal “Hate Worldwide”. El concierto incluyó sus temas más carismáticos y nos regalaron temas como “Temptation” del disco Seasons in the Abyss (1990), un tema que solo han interpretado en vivo durante esa gira, “Slient Scream” de South of Heaven (1988), otro tema muy complicado de ver en directo, o “Payback” de God Hates Us All (2001).


XV. European Tour: 20 junio de 2014 – Hellfest (Clisson, Francia) por Beto LS

Posiblemente el error, hablando de solapes, más grave que he tenido en mi vida, pues la gira honorífica Death to All pisaba el Hellfest cargada de músicos increíbles y con un setlist histórico… pero el solape con unos Slayer en plena forma me hizo decantarme hacia el main stage donde Araya y los suyos saltarían al ruedo bien entrada la noche.

Y realmente el concierto fue malo y el de Death to All fue increíblemente perfecto. Puestos a disfrutar del concierto, ni siquiera disfruté con “Angel of Death” o “Raining Blood”. Una mala ubicación y una cierta distancia al escenario a veces provoca un enfriamiento letal, y si a todo ello le sumamos la continua sensación de culpa por no haber asistido al show de Death to All… el resultado fue nefasto pese al tan completo set que nos ofrecieron los de California.

Aquí pude ver en directo por primera vez el tema “Implode”, que más tarde formaría parte de su último trabajo Repentless, o “Necrophiliac” del Hell Awaits.

Lo que sí recordaré toda mi vida fue el homenaje al ya fallecido Jeff Hanneman. Pelos como escarpias y lágrimas en los ojos justo antes de que «Angel of Death» sonara con más intensidad que nunca.


XVI. European Summer Festival Tour: 1 de agosto de 2014 – Wacken Open Air (Hauptstrasse, Alemania) por Jordi Tàrrega

He podido ver a Slayer infinidad de veces con shows completos, pero lo del 2014 en Wacken fue absolutamente la mejor experiencia. El set fue impresionante, la banda rodadísima y sí, no estaba Hanneman, pero Gary Holt estuvo impresionante. Jugó un papel importante el hecho de ir con toda la escenografía y producción que llevaban y que hicieron que el show de fuera más allá de las típicas luces rojas y el sonido atronador.

Slayer salieron con un fuego trasero que estuvo quemando a lo largo de todo el concierto. También estuvieron flanqueados por unas torres de amplis que formaban una cruz invertida, y culminando los efectos se lanzaban chorros de fuego desde el centro de la cruz. Fue uno de esos shows que empiezan con luz solar, pasan por el crepúsculo y terminan con la oscuridad de la noche (o eso creo recordar). Eso dotó al show de un plus importante.

El show fue tan impactante que se grabó un DVD del mismo, e iba en la edición limitada de “Repentless”. Si toda la vida me ha parecido que Slayer eran una puerta abriera al infierno, imaginad el impacto que supone un montaje como aquél. Incluso hubo el mítico momento de el logo de Heineken con el nombre de Hanneman. Recuerdo que en esos tiempos Tom Araya empezó a parecerse mucho a Yosi de Los Suaves… pero sin caer.


XVII. Repentless: 3 de octubre de 2015 – Sala Razzmatazz (Barcelona) por Albert Vila

A pesar de que el cartel Slayer / Anthrax / Kvelertak me parece de lo mejor que ha pasado por nuestras salas en estos últimos tiempos, éste fue seguramente el peor concierto que recuerdo haber asistido de los californianos. No sé si porque la sala estaba abarrotadísima y lo viví de forma muy incómoda, o porque el sonido no acabó de ser del todo bueno, o porque Gary Holt no es Jeff Hanneman, pero hacía más de nueve años que no los veía y, la verdad, lo viví y salí de forma un poco decepcionada. Todo empezó un poco asá, ya, con la pantomima de anticristos demasiado juveniles que llevaban de atrezzo y que se invirtieron durante la intro ante los ohs y los ahs de la gente que abarrotaba la sala. A estas alturas, y llamadme vinagre, yo ya no me creo mucho este tipo de cosas, así que todo el tinglado me pareció demasiado forzado.

Una vez superado ese momento, de todas maneras, hay bien poco que decir del setlist: una sucesión de trallazos históricos e inevitables mezclados con lo mejor del buen y entonces recién estrenado Repentless (2015). Evidentemente, no pude dejar de disfrutar de su descarga a pesar de verme claustrofóbicamente recluido en un cuarto de metro cuadrado y tener que sacudir la cabeza forzadamente entre las de los dos señores que estaban delante mío. Su concierto no fue malo, por supuesto, pero el hecho es que hacía nueve años que no los veía y venía acostumbrado a que sus directos fueran poco menos que espectaculares, así que no pude sino pensar que, quizás, ya no son lo que eran.

Claro que uno de los motivos por los cuáles a lo mejor no disfruté tanto del concierto como mis expectativas me pedían es que tanto Kvelertak (una banda que me pilló en un momento de absoluto enamoramiento hacia ellos, y creedme que lo di todo) como Anthrax dieron conciertos verdaderamente impresionantes. De hecho, llevar a unas bestias como son los chicos de Joey Belladonna de teloneros es un acto de imprudente valentía (y ahora vuelven a hacerlo, los muy temerarios), ya que cuando están en forma hay bien pocos que puedan superarlos en cuanto a energía, entrega, contundencia y diversión.


XVIII. Repentless: 17 de julio de 2016 – Rock Fest BCN (Parc de Can Zam, Santa Coloma de Gramenet) por Albert Vila

La serie Anthrax (otra vez Anthrax) – Amon Amarth Thin Lizzy Whitesnake Twisted Sister Slayer es, de largo, la mejor sucesión de conciertos que yo he visto nunca en el Rock Fest. Quizás Amon Amarth no fueron algo tan espectacular, pero los demás, a pesar de que David Coverdale delegara en sus coristas la práctica totalidad de sus tareas vocales, ofrecieron actuaciones memorables que disfruté como un autentico enano. Y mira que salir después del torbellino que es Twisted Sister no es nada fácil, más bien es un problemón, pero Slayer vinieron a dejar claro que ellos van a lo suyo y que no les amedrenta nadie. A pesar de un sonido irregular (especialmente en las filas delanteras), los californianos saldaron su hora de actuación con un puñetazo en la mesa que hizo que me olvidara por completo de la agridulce experiencia del año anterior.

Después de unas ocho horas sin moverse del frente de los dos escenarios gemelos de Can Zam, tanto yo como mis amigos (todos bordeando la cuarentena) ya estábamos más para allá que para acá. Pero solo necesitamos un «Repentless» y un «Postmortem» para revivir inmediatamente y entrar en el espiral de agresividad y contundencia que caracteriza siempre a los chicos liderados por Tom Araya y Kerry King, que en esta ocasión sí que estuvieron contundentes e inspirados: Gary Holt parecía ya ser uno más, tanto musical como visualmente, mientras que Paul Bostaph demostró ser un batería excepcional una vez más.

Su setlist comprimido (aunque solo tocaran cuatro o cinco temas menos que en un concierto normal) y repleto de hits me enloqueció y, más de diez años después, me convenció de nuevo que Slayer seguían siendo los más grandes. Los mejores temas de Repentless (2015) y World Painted Blood (2009) se mezclaron con todos los clásicos inevitables, y la sorpresa vino de la mano de «Fight Til Death» (un tema que estoy seguro que no había visto aún antes). Un gran final por todo lo alto por lo que fue, para mí, la mejor jornada de la historia del Rock Fest.


XIX. Repentless: 19 junio de 2016 – Hellfest (Clisson, Francia) por Beto LS

Dos años más tarde, Slayer regresaba a Clisson para presentar su último trabajo, Replentless (2015), y para quitarnos el mal sabor de boca de la edición de 2014. Volvimos a main stage para ver a la maquinaria más engrasada que nunca tras su sorprendente nuevo trabajo.

Esta vez el solape no nos afectó mucho y la noche sería recordada como una de las más completas de los últimos años encadenando Gojira, Megadeth, Amon Amarth, Slayer, Ghost, Black Sabbath y Refused. Respecto al show, posiblemente el mejor show de Slayer que jamás he vivido en directo. Poco menos que apabullante, una hora intensa, muy intensa, brutal, ruda y precisa. Sin piedad, despacharon hasta 13 temas, dándole así un repaso a casi todos sus trabajos, si bien solamente cayeron dos, “Repentless” y “You Against You”, de su último trabajo publicado hasta la fecha. La recta final triunfal con “Dead Skin Mask”, “Raining Blood” y una “Angel of Death”, introducida nuevamente con un homenaje a Jeff Hanneman, hizo enloquecer a las más de 50.000 almas ansiosas por ver a Slayer que allí se habían reunido.

Épico es poco.

 


XX. Repentless: 1 de junio de 2017 – Primavera Sound (Parc del Fòrum, Barcelona) por Albert Vila

Mi último concierto de Slayer (de momento, que espero que aún queden un par más) fue otro puñetazo en la mesa absolutamente incontestable. El Primavera Sound siempre ha tenido una buena cuota de rock y metal en su cartel, pero la edición de 2017, con bandas como Gojira, Sleep, Converge, The Damned, Descendents o Against Me se llevó la palma e hizo que muchos metaleros de los que suelen renegar del gran festival barcelonés alegando que es cultivo de hipsters sin criterio fueron los primeros en comprar entradas de día a punta pala y disfrutar de un día que, ojo, tenía poco a envidiar en cuanto a horarios y propuestas con ningún festival especalizado. De entre tanto grande, los más grandes de todos fueron Slayer, que incluso se merecieron un sitio en uno de los dos gigantescos escenarios ubicados en Mordor y demostraron que también ellos son ya unas leyendas y una banda de culto digna de que gente de todos los pelajes les pegue un escucho y les ponga en reconocimiento su carrera.

De todas maneras, tampoco os creais que la masa se amontonara en las primeras filas para seguir las evoluciones de los californianos. De hecho, creo que justo acabado el concierto de Bon Iver, el inquilino previo del escenario, la inmensa parte del público aprovechó para irse a cenar, de forma que acabamos siendo un puñado de metaleros y unos cuantos curiosos los que nos reunimos ansiosamente a esperar la salida de Kerry, Tom y los demás. Y joder, será porque el escenario sonaba de muerte, o será porque ellos mismos estaron que se salieron, pero el bolazo que se pegaron fue de auténtica impresión. Desde el ya habitual inicio con «Repentless», hasta los hits inevitables pasando por las sorpresas tremendas que fueron «The Antichrist», «Captor of Sin» o «Hallowed Point», los californianos sonaron demoledores y, personalmente, me hicieron flipar de lo lindo.

Además de los flipados que ocupábamos el pit, la respuesta del público osciló entre la tibieza y la incredulidad, ya que seguro que nunca jamás una banda había metido tanta tralla en uno de los escenarios principales del festival. Y aunque a mí y a muchos otros nos pareció fabuloso que estuvieran ahí, y además que dieran un bolaco de tal calibre, es posible que al festival no le acabara de salir la cosa del todo bien, y quizás por eso en la edición de 2018 el metal tuvo un papel prácticamente testimonial. Esperemos que fuera solo algo temporal, ya que ese jueves estuvo a la altura de cualquier festival especializado de primer nivel. Y en cuanto a Slayer, quién me lo iba a decir, uno de los mejores conciertos que les he visto.

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