Molesto me encuentro recientemente con Tool. Os lo explico más abajo. Tras muchos años intentando verles en directo, y tras más de una década sin pasar por el estudio, de repente el mundo se detiene. Tool en el centro del universo, el hype desorbitado empieza a rondar por el Planeta Tierra. Habemus disco, habemus gira europea. Todo parece marchar en la perfecta dirección. Al fin los astros se alinean.
En un orden personal que envuelve al mundo de Tool en relación a mi evolución musical, mi claro vencedor siempre será Ænima (1996), seguido muy de cerca de Lateralus (2001). Con 10,000 Days (2006) me distancié unos quilómetros y empecé a quedar saturado de ellos y de todo lo que les rodea. Y casi un año he tenido que esperar para catar el nuevo disco. Algunos de los cortes ya los pude disfrutaren el agridulce concierto que ofrecieron en Hellfest el pasado mes de junio (vuelvo a afirmar que Tool no es una banda de festivales y me atrevo a comentar que no es una banda de directo; lo suyo es el trabajo de estudio).
¿Cuántos de vosotros -con el hype subido- vais a declarar que este disco es una obra maestra? ¿Cuántos diréis que 13 años de espera han valido la pena? ¿Cuántas semanas o meses tendremos que ver a diario noticias, videos, crónicas, críticas del disco? La sobre explotación mediática es cansina. ¿Por qué no podéis disfrutar del disco sin más, sin hype, sin querer ser más guapos que el resto? 13 años, para una banda que no ha dejado de “trabajar”, es una tomadura de pelo.
Y ahora, tras pedir disculpas por mi atrevimiento previo, vamos a desgranar Fear Inoculum (2019), y esta vez lo haré en formato “track by track”, pues creo que cada tema precisa un mínimo de profundidad.
Tras unas escuchas previas, la sensación es que el disco es excelente. Su ejecución es nítida y milimétrica. La evolución de la banda se muestra tenue pero existente, acertada. En realidad no parece que hayan pasado 13 años de silencio, lo cual me puede llegar incluso a molestar (mínimamente). Y eso que la portada es fea, muy fea… no invita a entrar a escuchar lo que tienen que decirnos.
Una hora y 20 minutos repartidos en siete cortes. Seis de ellos superan los 10 minutos y el séptimo es un corte experimental de algo más de cuatro minutos. Longitud superlativa de todo -en general-, lo que provoca que precises de mucha atención y muchas escuchas para ir desgranando poco a poco el material que nos ofrece la banda.
«Fear Inoculum»
¿Un tema potente para abrir un disco? Primera norma no escrita de la banda, superada. 10:21 minutos para recordarnos quien manda aquí. Los riffs diferenciados de bajo y guitarra van entrelazándose mientras los repiqueos de percusión hacen subir y bajar la intensidad en los primeros compases del tema. Todo hasta que entran las voces, más bellas delicadas de lo que nos tienen acostumbrados, la voz de Maynard se funde al instante con el riff principal del tema interpretado de forma sublime por Justin Chancellor y su bajo Wal 4 Strings Fretless. 100% Tool, es lo que en el fondo queríamos. La recta final, con el solo y su máxima potencia, es increíble.
El tema se lanzó como primer single hace unas semanas y su digestión ya la hemos superado. Si bien me dejó algo frío en una primera escucha desafortunada, el tema ha ido ganando enteros a medida que lo he podido escuchar en momentos muy diferentes de mi día a día. Como curiosidad, el lanzamiento del single le posicionó dentro del Billboard Top 100, siendo el tema de mayor duración de todos los tiempos en entrar en la prestigiosa lista norteamericana.
«Pneuma»
«We are all born of one breath» («Todos nacemos de una respiración»), recita Keenan aquí, en el que posiblemente sea mi tema preferido del disco. Con el bello erizado entramos en “Pneuma” y sus casi doce minutos de duración. El tema es una bocanada de aire fresco, la mínima evolución de Tool se puede entrever aquí. Las melodías son intrincadas, el tema evoluciona y madura mientras se mete poco a poco en tu cabeza. Keenan se muestra pletórico.
Tras una primera mitad “estándar” -por decirlo de alguna manera- salimos de la zona de confort. De repente, la composición parece carecer de sentido y todo avanza a trompicones, como deshilachado, pero hacia un mismo fin. Sin duda, esta segunda mitad del tema es de lo mejor de toda la carrera de Tool.
«Invincible»
El bajo toma el mando aquí. Es un tema denso y pesado que progresa con las melodías más gruesas del disco. Las guitarras secundan el bajo en todo momento sacando a relucir ese sonido tan característico de Tool. El tono oscuro de este corte se vierte sobre un soberano solo que se apoya sobre la estricta resonancia de la batería de Danny Carey.
Tras unos minutos que parecen sacados de una jam, el tema empieza a apagarse, y cuando parece que va a concluir, nos aplastan con dos nuevos minutos de melodías densas y oscuras. Quizá la única pega que le puedo atribuir al tema es su longitud, algo excesiva para lograr mantener el 100% de tu atención durante todo el corte.
«Descending»
A fuego lento se cocina “Descending”, con sus más de 13 minutos de duración. El tema ya lo hemos podido escuchar en directo hace unas cuantas semanas y la sensación entonces era de monotonía. El tema es largo -no vamos a negarlo-, pero su virtud viene en el concepto de la evolución del mismo. Poco a poco, el tema va ganando capas, va generando intensidad y va captando más y más la atención de oyente. Los tambores tribales de antaño recuperan su papel olvidado. Los solos son preciosos y el desarrollo de la canción te hace olvidar rápidamente cuál era el tempo del inicio. Al clímax se llega sobre el minuto 11, donde la épica toma el mando para cerrar la canción.
«Culling Voices»
Una balada es algo poco común en los discos de Tool, así que quizá deberíamos decir que se trata solamente de un tema lento. Esta vez Maynard se pone al frente del tema para mostrar que su herramienta es la más preciada aquí. Y la verdad es que su nivel interpretativo es increíble. El tema avanza lento y pesado, con bellas melodías y preciosas atmósferas. El último tercio del tema gana intensidad y notoriedad.
Pero, si la lentitud te está aburriendo, recomiendo pasar directamente al minuto 6:30. Con poco más de diez minutos de duración, “Culling Voices” llega a su final y nosotros entramos al tramo final del disco.
«Chocolate Chip Trip»
Tras la más lenta, llega la más arriesgada. “Chocolate Chip Trip” es un tema instrumental y extravagante. Con el título menos Tool de su carrera, este corte -con sonidos que distan entre lo industrial y lo electrónico-, es totalmente prescindible. Solo se puede destacar el solo de batería que se inicia hacia la mitad del corte.
“7empest”
Y el colofón final se sirve como el corte más largo del disco, con casi 16 minutos de gloria bendita. “7empest” es un tema sublime y sé con certeza que a la larga será uno de mis temas preferidos de la banda.
Arrancando con un riff 100% Tool, el tema incluye, en su primer tramo, todo lo que la banda ha elaborado y creado en su carrera: solos descomunales, variados juegos vocales de Maynard, riffs de bajo… y cuando parece que el tema avanza complejamente pero siguiendo el patrón estándar de la banda y te relajas, llega la improvisación.
Todo el tema, de principio a fin, es una obra de arte. Incluso llegan a filtrear con las estructuras del djent. Cuando uno va crecido no le importa flirtear con algo que no dominan. La tempestad de riffs se condensa y te avasalla durante todo el tema. No hay tregua, no hay reposo. Temazo como la copa de un pino.
Y así llegamos al veredicto final. Analizar con tan pocas escuchas un trabajo tan técnico y denso es un trabajo complejo, y más cuando estás hablando de Tool. Cuando tienes 13 años de presión, cuando no te has preparado nada y no cuentas con comentar este disco. Pero mi viaje por Fear Inoculum ha sido uno de los viajes más placenteros de este curso (y posiblemente de los últimos cursos). Despojado completamente del hype, puedo afirmar que estamos frente a un disco mayúsculo que solo el tiempo, la distancia y la cabeza fría pondrá en su lugar.
Partiendo de que los Tool de Aenima y Lateralus no regresarán, Fear Inoculum nos presenta a los mejores Tool posibles en 2019. Una banda que no ha perdido un ápice de integridad ni de creatividad. Y también es preciso pensar que la presión que ha caído sobre ellos por tan larga espera, se podría haber traducido en un disco muy por debajo de sus posibilidades.
Finalmente, ellos, con la cabeza fría, lo han bordado.