Lateralus (2001) de Tool… Madre mía… Vaya «embolao»… Es cierto, voy tarde con este artículo de aniversario. Pero hablamos de palabras mayores. Tool y Lateralus. Una banda difícil y, posiblemente, su disco más complejo, por lo que recuperarlo ha sido una tarea titánica con algunos momentos de bloqueo. También se me ha atravesado en algunas fases de nuevas escuchas. Esto es así.
De entrada, un aviso: no soy fan acérrimo de estos cuatro extraterrestres (los seres no terrenales son Maynard James Keenan, Adam Jones, Justin Chancellor y Danny Carey). Me gusta su música, sus discos se encuentran entre los mejores de final de siglo pasado –Ænima (1996), ahí está- y principios del actual siglo, que empezaba para Tool con este colosal y mastodóntico Lateralus, un trabajo que rompía con los anteriores y rizaba el rizo aún más, llevando a la banda a terrenos mucho más progresivos y a ser reyes indiscutibles del metal alternativo. Este álbum les valió un número 1 en los EE. UU. y un Grammy por “Schism”.
Tardaron siete años en dar continuidad a ese golpe al tablero que fue Ænima (nada comparado con los intervalos que habría después entre disco y disco), mi disco preferido de la banda, quizás más directo y variado que lo que vendría después.
Hay múltiples curiosidades de Lateralus, pero la principal y descubierta por mí a la hora de redactar este artículo (ya te he dicho que mi interés es únicamente musical) es que el disco se basa en los cálculos y teoría de Leonardo de Pisa y su Espiral de Fibonacci y su secuencia numérica. También hay quien afirma que el orden de las pistas siguiendo la teoría sería: 6, 7, 5, 8, 4, 9, 13, 1,12 , 2, 11, 3 y 10.
Muchas más curiosidades, como que la locución que aparece en “Faaip de Oiad” es una llamada de un oyente de un programa americano de radio del locutor Art Bell, en donde aseguraba ser un ex trabajador del Area 51 y las estratagemas extraterrestres para acabar con la existencia humana… total, un sinfín de teorías y curiosidades muy propias de Tool. Si quieres profundizar te dejo aquí un par de artículos que pueden ser de tu agrado.
Mención aparte merece el cuidadísimo arte del disco, un libreto transparente con ilustraciones psicodélicas a cargo de Alex Grey. Un ejercicio de packaging que a inicios de los 2000 no era muy usual. Siguen trabajando con él. Responsable de los conceptos de 10,000 Days (2006) y Fear Inocolum (2019). Todo cuidado y estudiado hasta lo enfermizo. Así son Tool.
La espiral comienza con “The Grudge”, en el que ya vemos el peso fundamental de la base rítmica. Chancelor y Carey dan rienda suelta a sus instrumentos, a la que suma inicialmente Jones y la voz calmada de Keenan. Idas y venidas, desarrollo con riff en primer plano, un tema que parece que nunca vaya a arrancar, pero ahí está la guitarra que, riff tras riff, y escala tras escala, va creando el mundo único de esta canción, yéndose a terrenos más atmosféricos hasta llegar al final, con ritmo tribal y un Maynard desgañitándose. “Eon Blue Apocalypse” es un interludio de guitarra que nos conduce directamente a “The Patient”, un tema inicialmente calmado que poco a poco incrementa de ritmo e intensidad hasta desembocar en un estilo muy metálico y poderoso.
“Mantra” sirve de descanso cósmico para enlazar con “Schism”, canción perfectamente explicada por Beto Lagarda en nuestra sección «Canciones perfectas». De este tema me vuelve loco la línea de bajo, en perfecta simbiosis con la batería. Vamos con la dupla “Parabol” y “Parabola”, que no se entiende la una sin la otra. La primera parece la introducción tranquila de la segunda que es un derroche de riffs y, si me lo permitís, con una estructura más simple, contundente y mucho más groove.
Perp para contundente y rabiosa “Ticks & Leeches”, tema por culpa del cual, según reza la leyenda, Maynard se quedó sin voz. Aquí el trabajo instrumental es superlativo en todos los campos y destaca especialmente el inicio fulgurante de la guitarra de Jones y el trabajo desquiciado a la voz. La base rítmica sigue brillando. Es el tema más metalero del álbum. Una puta maravilla. “Lateralus” es una obra de orfebrería compositiva. Si has leído alguno de los artículos anteriores –linkados más arriba- sabrás que se trata de un ejercicio sobrehumano que consiste en llevar la sucesión de la espiral de Fibonacci a la canción, en su métrica lírica, así como en la instrumental. Un ejemplo de que solo ellos son capaces de hacer cosas así y salir, no solo airosos, sino indemnes de esa locura. Rozan la perfección en todos los temas.
“Disposition” sirve una vez más de interludio e introducción al siguiente tema, “Reflection”, otra maravilla iniciada por un loop de batería y bajo, transitando lentamente, pero sin pausa, hacia el corazón de la pieza con un saxo (?) de fondo. Otro tour de force de la banda. Entre esotérico y cósmico. Entre misterioso y cristalino. 11 minutos en los que viajas mentalmente en un mar onírico sin final.
Vamos a por el final de la ruta… “Triad” es una pieza instrumental ritualística, de percusión tribal, casi en busca del trance final que nos lleva a un riff de guitarra sencillamente brutal. Y encaramos la pieza final con “Faaip de Oiad”, un final ufológico para un disco extraterrestre.
Tool son Tool. Con sus cosas buenas y sus (pocas) cosas malas. Épica, esoterismo, ufología. Temas perfectos, largos, laboriosos y, a veces, densos. Un grupo superlativo y muy especial. Nunca dejan nada al azar, siendo minuciosos y perfeccionistas. Es por ello que si tienen que tardar 13 años en entregar un trabajo, lo entregan 13 años después del anterior. Unos músicos, tocados por una barita mágica, que no tienen disco malo. Sobre sus cábalas mentales, eso ya os lo dejo a vosotr@s. Lateralus quizá sea uno de los álbumes más perfectos jamás escritos.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.