Touché Amoré descarga toda su energía en La [2] de Apolo

Touché Amoré volvieron a la ciudad condal apenas un año y medio después de su última visita. El conciertazo que dieron en La Nau me encantó, así que tenía las expectativas bastante altas para este evento.

Por desgracia, los que somos del Baix Llobregat y trabajamos con horario de oficina, tenemos un hándicap llamado Ronda Litoral, así que llegué justo a tiempo para ver a Trauma Ray, la segunda banda invitada tras Vereda, de quienes me dijeron que estuvieron más que correctos.

Nada más entrar a La [2] de Apolo vi que éramos muchos los que teníamos ganas de ver a los californianos: la sala estaba llena a casi tres cuartos de su capacidad. Por más buen sonido que tenga, y lo tiene, la ya no tan nueva disposición del lugar no me convence en absoluto, ya que más atrás de la mesa de sonido apenas se puede ver nada. La gente se amontonaba de la mitad de la sala hacia delante, lo cual generó una auténtica sauna. Tras saludar a varias caras conocidas —ese día fueron muchas— me fui a pillar un buen sitio en un lateral.

Trauma Ray

Los tejanos se presentaron con una puesta en escena bastante solemne, con una iluminación verde, casi estática, me imagino que pensada para crear ambiente. Tocaron su último disco, Chameleon (2024), prácticamente en su totalidad, además de varios temas que deduje que eran muy conocidos.

He de reconocer que el shoegaze no es mi estilo favorito, así que no acabé de conectar del todo, lo cual no significa que fuera un mal concierto; al contrario, el grupo estaba totalmente entregado y las primeras cuatro filas disfrutaron de lo lindo con sus melodías slowcore pesadas.

No conocía a la banda y me sorprendió bastante que tuvieran tres guitarras para un estilo tan aparentemente sencillo, pero la contundencia con la que tocaron bien lo merecía. Uriel Avila aprovechó los 35 minutos que estuvieron sobre el escenario para agradecer al público y a los propios Touché Amoré la oportunidad de girar con ellos, todo en un perfecto castellano.

Setlist Trauma Ray:

Liftoff
Breath
Torn
Bishop
Bardo
Chameleon
Halley
Spectre
Ember
Relay

Touché Amoré

Tras escuchar varios temazos míticos del hard rock de los 90 durante el descanso —hago un inciso para destacar que cada vez se aprovechan más estos parones en el cambio de equipo para animar al público y mantener alta la energía—, Touché Amoré se presentaron justo a la hora pactada, como un reloj.

Desde el primer momento en que salieron al escenario, o quizá incluso antes, los californianos conectaron con el público. Tal como Jeremy Bolm admitió, Barcelona los quiere mucho (espero que no se lo diga a todos). No es de extrañar, ya que esta ciudad siempre se ha caracterizado por contar con unos fans que se entregan a la banda desde el primer momento.

Hice bien en colocarme justo delante de la mesa, que, como he comentado antes, está plantada de manera bastante desafortunada casi en el centro de la sala. Desde que sonó «Nobody’s», el tema que abre su nuevo disco, Spiral in a Straight Line (2024), [La 2] se convirtió en un campo de batalla. La edad me ha enseñado que lo mejor para mí es quedarme en la última línea del pogo, ya que siempre que he entrado he acabado regular. Sin embargo, mi posición me permitió poder cerrar los ojos y mimetizarme con la banda, a la vez que disfrutar de la pelea que había en las primeras filas —y que duró todo el concierto— con cierta envidia.

El quinteto tocó varios temas de su último trabajo, sin olvidar repasar su ya extensa discografía, en un show en el que no faltaron himnos como «Uppers/Downers», «New Halloween», «~» o «Rapture» (la canción que, según sentenció Bolm en La Nau, «belongs to Spain»). Como es ya habitual, esta última vino acompañada del «lololololololo» que tanto nos gusta.

A pesar de no contar con su batería titular, Elliot Babin, debido a su reciente paternidad, Sam Bosson hizo un buen trabajo supliéndolo. Los angelinos presentaron una puesta en escena enérgica, como de costumbre, con un Jeremy Bolm totalmente entregado a su público desde el primer momento (¡qué majo es este tío!) y el bueno de Nick Steinhardt luciendo una de sus estrafalarias camisas. Esta vez el guitarrista optó por una camisa negra con motivos florales, de esas que te pones para ir al rodeo el domingo, y dio toda una masterclass de cómo aguantar un concierto entero a 47 grados sin apenas despeinarse.

El espectáculo continuaba casi sin darnos tiempo a tomar aliento, con el quinteto encadenando temas, y la gente subiendo al escenario una y otra vez para lanzarse al público, creando una comunión con los músicos de las que solo se pueden ver en un concierto de Touché Amoré.

La temperatura subió aún más cuando, cerca del final, se lanzaron a tocar una de nuestras canciones favoritas, «Flowers and You», que hizo que la sala entera enloqueciera. Tras una breve salida del escenario acabaron con «Limelight», un tema que no sería el que yo elegiría para terminar un bolo pero que he de reconocer que fue un cierre perfecto.

Touché Amoré es un grupo que nos ha demostrado que está en plena forma, con un ritmo de álbumes y giras de lo más intenso. Aunque el concierto se me hizo corto, y no solo porque durara exactamente una hora, estoy seguro de que antes de lo que pensamos estarán de vuelta.

Setlist Touché Amoré:

Nobody’s
Art Official
Nine
Praise/Love
Reminders
And Now It’s Happening in Mine
Uppers/Downers
Comer Heroine
Honest Sleep
Hal Ashby
Face Ghost
New Halloween
Disasters
Harbor
Palm Dreams
Savoring
—–
Pathfinder
Rapture
Force of Habit
Flowers and You
Limelight

Joan Martínez

Adicto a la música desde que tengo uso de razón y pateador de todas las salas de concierto de Barcelona. A veces me creo músico, cocinero, escritor o lo que se me pase por delante.