Son eternos… Toy Dolls volvieron a Barcelona capital después de muchos años y nos noquearon de lleno, con casi dos horas de show. No está nada mal para un grupo de punk que lleva 40 años dejándose la piel y disfrutando cada vez que pisan un escenario. Siguen con la ilusión del primer día y demostraron que, a día de hoy, le pasan la mano por la cara a toda banda nueva que empiece en el punk (y a muchas otras de consagradas). Olga ha hecho un pacto con el diablo y su idilio con la ciudad condal continua, vendiendo todo el papel que pusieron a la venta. Está claro que el punk sigue viviendo días de gloria con llenazos absolutos, por lo menos, en la ciudad condal. Era una noche completa pues los emergentes Crim abrían para ellos. Así que, ¿qué más podemos pedir?
Crim explosionan cual óxido de etileno
El cuarteto tarraconense está de dulce y prosigue la copiosa cosecha generada por el brillante Pare nostre que esteu als inferns. Su internacionalidad es un hecho, pero son también profetas en nuestra tierra y nos obsequiaron un cambio de set importante, sorprendiendo a los asistentes. Muchas camisetas del grupo y muchas ganas de verles interpretar piezas tan celebradas como “Potser no hi ha final” o “La puta copa del Rei”. Era mi primer contacto con ellos y me quedé sorprendido de la solidez, y, especialmente, de la rasgada voz de Adrià Bertran. Todos meten coros y los solos de Quim tienen un fuerte poso de heavy metal en la construcción y ejecución. La verdad es que la conjunción del todo es sorprendente y efectiva. “Caiguda lliure” reposa sobre un marcado riff en el que la canción mezcla un estribillo eufórico con unos versos evocadores y tristes. Puede que aquí haya parte del secreto del combo de la Imperial Tarraco. “Uoo, uoo”s ampliamente coreados y un saludo a los Toy Dolls.
Rescataron “Sense excuses” y “Benvingut enemic” destacando los coros tras los parches de Marc Anguela y la clase y porte de Javier Dorado al bajo. Hay líneas a las cuatro cuerdas muy trabajadas. Divertidos y potentes en la hímnica “Una cançó i una promesa” para dejar claro que su público no sólo se circunscribe al último disco, los anteriores son ampliamente coreados también, incluso ese “Cavalls morts” de su primera obra. A Marc se le rompió el taburete antes de una de las más intensas y aplaudidas: “Hivern etern”, versando sobre los sin techo. Un concierto sólido y profesional a manos de un combo con muchas tablas ya. Optaron por “Vaixells de paper” con esa onda tan Turbonegro para luego hacernos cantar a todos con “Verí caducat” y “Maneres de viure”.
Aprovechamos el “Blau sang, vermell cel” de coreable solo de guitarra para terminar luego con “Castell de sorra” y la ya clásica “Pare nostre que esteu als inferns”. Aquí apareció un espontáneo que se puso a cantar, y muy bien, con Adrià. Fue invitado a salir de escena, estando muy bien la seguridad, el grupo y el improvisado vocalista. Tan grandes como su enorme telón trasero con la horca y el rojo sangre. No es casualidad que Crim crezca de esta manera. Y ya aviso, estamos en el principio. Ellos tienen la fórmula ya, la lección de fans y los temas.
Toy Dolls demuestran que son tan eternos como el primer día
Las notas del “Happy Birthday” tomaron la escena pues la ocasión lo merecía. Tampoco es que los festejos fueran más allá de lo habitual circunscribiéndose sólo a un 40 enganchado en el megaposter trasero ,con el logo del chico amarillo con gafas de sol. La sala rugió y los pogos empezaron con un “Fiery Jack” que volvió a la gente literalmente loca. Había muchas ganas y se notó también en “Cloughy Is a Bootboy!” (con coreografía incluida). Antes Olga saludó a los presentes con un escueto “Bona nit” y con el trío luciendo un elegante traje granate chillón. Siempre tienen detalles divertidos. Se notó que la nueva “Arthur Clark’s a Dark Horse” no es todavía uno de sus himnos definitivos pues la gente se quedó algo descolocada. Aquí venían muchos a disfrutar de los clásicos como “Bitten by a Bedbug” (ya con Olga sin el atuendo de inicio) y con “The Death of Barry the Roofer with Vertigo”, que nos devolvió a la onda inicial. En esta última tomó la voz cantante el baterista Duncan. Los pogos lejanos al escenario se sucedieron con pesados cincuentones descamisados, pero es un concierto punk, y uno sabe ya a lo que viene. Afortunadamente los lanzamientos de cerveza no acaecerían hasta el tramo final.
Otra de las nuevas, muy bien aceptada, fue “Benny the Boxer”. Se nota que en esta última obra estuvieron más que inspirados en el estudio. El trío se quedó en un elegante atuendo a juego con los colores del Barça para demostrar que los años que llevan juntos hacen que sean un todo compacto que arrolla en lo técnico y que baila al unísono. Son tres, pero suena como si una banda completa estuviera tocando. Eso siempre me ha enamorado de ellos. Sus inicios tuvieron mucho protagonismo con “Up the Garden Path” y la maravillosa “Dougy Giro”, uno de los grandes momentos de una velada rotunda. Geniales en “Spiders in the Dressing Room” y un “I’ve Got Asthma” que siempre funciona, y más, si la acompañas de una de las coreografías marca de la casa. Los garbeos hacia atrás del bajista Tommy Goober son otras de sus señas de identidad con el grupo tocando de memoria y con los siempre efectistas solos de su líder Olga. La verdad es que su voz no ha perdido ni un ápice desde que empezara hace ya cuatro décadas.
Una de las que quedará en futuros sets es la instrumental “El Cumbanchero”. Aquí pueden jugar con sus movimientos, poner sus caras y rematar con chorros de humo. Para la genial “The Lambrusco Kid” Olga se queda descamisado y sacan una botella de cava gigante que dispara confeti. Un truco ya habitual en sus últimos años. Combinaron presentes y pasado con “She’s a Worthy Ticket” y un “Nelly the Elephant” que, obviamente, marcó el directo. La gran idea de meter una canción infantil en su repertorio sigue siendo espectacular. Su líder hizo un parlamento que termino con una imagen de cartón del odiado y pesado Richard Clayderman, posiblemente, el pianista más famoso de los 70 y 80. De eso mismo trata la canción que versa sobre él… Las cervezas empezaron a volar y los más fiesteros lo dieron todo en un tramo compuesto por la cantarina “She Goes to Finos” y ese homenaje a Bach en “Tocata in DM”. Fue el preludio para la inmensa y poppie “Alec’s Gone” del Absurd-Ditties. Ojalá algún día toquen ese disco entero.
Minutos para lucir a Duncan a la batería con un solo que incluyó otra pieza clásica: “Hail of the Mountain King”, bien acompañada por el bajo de Tom. Minutos de oxígeno para un Olga que no había parado quieto ni un segundo. Antes de llegar a los bises cayó el “Harry Cross (A Tribute to Edna)” y otra instrumental con las guitarras que dan vueltas sobre si mismas: “Wipe Out”. Es un truco copiado de los ZZ Top, pero les queda mejor a ellos. Lluvia espumosa de líquido de cebada para bienvenir a “Dig that Groove Baby” y pasar a la traca final, que empezó con “When the Saints Go Marching In”, otra instrumental que invita a la fiesta y al bebercio, y con Olga tocando con una bolsa en la cabeza. Quedaban algunas de las más emblemáticas así que nos dejamos la garganta con los “oé, oé, oé” para que saliera Olga con una guitarra con triple mástil para “Glenda and the Test Tube Baby”. Algo novedoso, puro Cheap Trick. Desparrame generalizado y mucha pasión para “Idle Gossip”, que volvió a parecerme su mejor tema y el más original; después de tantos años sigue sonando rompedora y diferente. Lo mejor de todo es que invitaron a Quim de Crim para compartir ese fin de fiesta tan especial. En la despedida con “Theme Tune” cayeron del techo unas pelotas gigantes negras para despedirse luego tras una hora y 50 minutos de concierto.
Si tuviese que recordar una banda punk que toque tanto tiempo… pues creo que es la única. No me sorprende pues los Toy Dolls siempre han sido especiales y si mantienen la formación desde hace tanto es porque la magia sigue estando allí. Sorpresivamente su nuevo disco está realmente bien, y si encima, en directo están en esta forma… queda claro que 40 años no son nada. Bestial directo y noche, definitivamente empezamos el 2020 por todo lo alto. Sólo espero que no tarden tanto en volver. Algún festival patrio podría pensárselo, son una apuesta segura.