Siempre me ha gustado Trivium, pero no soy un gran, gran fan que digamos. Ojo, les he visto ya un par de veces en vivo y son apoteósicos y mastodónticos a partes iguales, pero tienen un nosequé… que qué sé yo. Aún así, y porque por eso me pagan en especies los de Science of Noise, he escuchado este álbum varias veces en los últimos días, y creo que es de lo mejorcito que he escuchado de ellos en años, pues reúne un poco lo mejor de cada casa, como suele decirse.
Cuando mencionas el nombre «Trivium«, la gente suele reaccionar de dos maneras: «Boooo, su único buen álbum fue ‘Ascendancy’«, o bien: «Son bastante buenos. Solía escucharlos mogollón cuando era más joven y locuelo.» Por supuesto, también están los fans acérrimos, como los hay de cualquier banda pero, por alguna razón, hay una gran hostilidad y, en ocasiones, menosprecio hacia Trivium últimamente; ¿quizá por la sobreexposición de su líder Matthew «Matt» Kiichi Heafy en las redes sociales? ¿Quizá porque mola ver que le molan los videojuegos, pero no es necesario que nos lo muestre y demuestre cada día? ¿Quizá porque mucha gente piensa que son unos posers, y simplemente copian a bandas como Metallica?
Creo que es una reacción exagerada. En cada revista uno lee: «Trivium, los nuevos héroes del thrash metal», eso es cierto. Puedo llegar a entender, más o menos fácilmente, porqué la gente actúa de tal manera. Puedo llegar a entender que esos fans old school de bandas como Exodus, Testament, Sodom o los primeros Metallica, encuentren estos titulares incluso ofensivos pero, al mismo tiempo, creo que una banda como Trivium ha sabido resucitar muy dignamente un estilo de música que podría haber quedado relegada al más asqueroso de los olvidos. ¡Larga vida al thrash metal, coño! Creo que este revival que vivimos hoy en día, en parte, es gracias a ellos, y también creo que la mayoría de reacciones adversas podrían resumirse en ser un mero reflejo de la envidia que han generado.
Los todopoderosos Trivium han seguido algunas sendas interesantes con sus álbumes anteriores, después de que el batería Travis Smith dejara la banda en 2010. Cuando Trivium lanzó In Waves (2011), uno podía percibir que algo era diferente, que algo no encajaba en el puzzle… y la gente, que es muy de hablar por los rincones, les empezó a poner a parir. Los old school tampoco encajaron demasiado bien la nueva deriva que estaba tomando la voz de Heafy, solo haciendo voces limpias en Silence in the Snow (2015). Sin embargo, ambos álbumes crecieron en mí cuanto más los escuché. Silence in the Snow, podríamos decir, que cambió completamente las reglas del juego, pues era diferente a todo lo que la banda había hecho anteriormente.
Pero, de repente, cuando nadie miraba, con nocturnidad y alevosía, la banda nos regaló la locura que es la canción principal del álbum. Un 10 en toda regla, y de esa nota partimos. Después de escuchar el primer single «The Sin and the Sentence», una emoción muy tonta se apoderó de mí al pensar «They’re back! Esto huele a ‘Shogun'» (por otro lado, mi álbum preferido de ellos porque, entre otras joyas, incluye «Down from the Sky», que debería estar entre los mejores temas de metal de los últimos 20 años. Ahí lo dejo). Aquí estoy, sentado frente a The Sin and the Sentence… y este álbum es increíble. El álbum está perfectamente mezclado y equilibrado en términos de intensidad, punch y cuán pegadizas son casi todas las canciones. Voces (todas) muy completas, muy buenos riffs, sí, pero lo primero que uno nota en este álbum es el impecable trabajo de batería, a cargo Alex Bent (Battlecross, Testament). Este álbum ha superado con esmero todas mis expectativas y me ha dejado alucinado. Cada canción es memorable gracias a la capacidad de la banda de ser intensa, a la par que melódica, hito éste solo al alcance de unos pocos privilegiados.
«The Sin and the Sentence», que da título al álbum, abre el mismo lo cual es, cuanto menos, curioso, pues la mayoría de bandas tienden a colocar las canciones que dan nombre genérico a los trabajos hacia el final del disco. Trivium, sin embargo, no sintió la necesidad de hacerlo y creo que su osadía ha valido la pena. Desde los primeros instantes, cortesía del nuevo «machacaparches», Alex Bent, hasta el último puente con un retorno a los guturales, esta pista se ha acercado bastante a todo lo que Trivium ha experimentado en los últimos años: la chispa de Ember To Inferno, los gemidos de Ascendancy, la fuerza thrash de The Crusade, la épica de Shogun, la melodía de In Waves y la voz increíblemente fuerte y limpia, tan característica de Vengeance Falls y Silence In The Snow. Blast beats, voces limpias, guturales, hermosas melodías, solos increíbles. Se han superado a sí mismos. Todos sus esfuerzos anteriores han culminado en esta gran obra maestra.
«Beyond Oblivion» hace lo mismo y tira por unos derroteros muy del estilo de In Waves, mezclado con algunas de las partes más melódicas de Silence in the Snow. Si bien esto podría estar bien, el tema es un poco demasiado largo para mi gusto, quizá porque es demasiado repetitiva. «Other Worlds», sin embargo, es diferente. Con un sonido mucho más «moderno» que la pista anterior, esta canción muestra la voz limpia y mejorada de Heafy en todo su esplendor. El tipo llega a notas mucho más altas que antes, lo que me hace preguntar si lo hará también directo… Le preguntaré a nuestro corresponsal en los Estados Unidos, pues la banda está actualmente de gira por allí junto a Arch Enemy, While She Sleeps y Fit For An Autopsy.
El segundo single del álbum, «The Heart From Your Hate», podría encajar perfectamente en su álbum anterior. Es una buena pista y puede ser, fácilmente, una de las favoritas del álbum para muchos, pero no para mí, pues esos cambios que hay hacia el minuto 0:35 y 1:46 no me gustan nada. Pero no pasa nada, porque a continuación la banda nos regala «Betrayer», que es… ¡madre mía! Resuda metal y óxido por todos sus poros aunque, en ocasiones, se acerca escandalosamente al black metal que tanto adora el bueno de Heafy.
«The Wretchedness Inside» se puede considerar casi como una apisonadora, en lugar de como una canción. Aglutina los mejores pasajes del álbum anterior y el estilo vocal de In Waves. No os preocupéis. No estoy, para nada, criticando esta pieza, pues se trata de una canción muy equilibrada; melodía Vs. agresividad. «Endless Night», por alguna razón, me recuerda bastante a un mashup de «This World Can’t Tear Us Apart» con «The Rising», ambas incluidas en The Crusade (2006) y, nuevamente, el «experimento» les funciona bastante bien. Muy en la onda de «The Heart From Your Hate».
Ahora le toca a la que quizá sea una de mis canciones favoritos del álbum, «Sever the Hand», una canción en la que la fuerza motriz no está en el estribillo o en los versos. Está en su nuevo batería, un individuo con un talento inhumano y un pilar sólido para un grupo de músicos que ya dominan sus respectivas disciplinas. Alex lleva a la banda a un nivel de ferocidad técnica superior, con unas ráfagas de doble bombo de otro mundo. No es una visión. Él es así de rápido y es, prácticamente, perfecto.
«The Revanchist» combina, me atrevo a decir, elementos de los últimos tres álbumes de Trivium, y los condensa en una pista sublime, de lo mejorcito que hayan hecho últimamente. Nada en esta pista suena fuera de lugar y, naturalmente, fluye de una manera casi mágica, de sección en sección. La canción final del álbum, «Thrown Into the Fire», se abre con un pequeño solo de bajo a cargo de ese pequeño gran hombre que de Paulo Gregoletto, antes de que el resto de la banda se dejen ver/oír. Con un montón de voces duras, y con un impresionante trabajo de guitarras, esta canción sirve de punto final muy digno para un álbum tan variado y alucinante.
Combinad todos estos elementos, todo este talento y todo el tiempo invertido, y encontraréis en The Sin and the Sentence un disco de metal casi inmaculado. Las voces (todas) rozan la perfección, los riffs son sublimes y los solos, técnicamente superiores, muy de la vieja escuela.
Pues ya están aquí. Sí, sí… hablo de Trivium. Este álbum es cojonudo, se mire por donde se mire. Es, podríamos decir, una versión más moderna de los álbumes que dispararon a Trivium hasta donde están hoy en día. Hay elementos de cada uno de ellos, lo que hace que esta obra sea uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. ¡Bravo!
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.