La “familia Accept” parece que está en un estado de gracia general y que todos los miembros clásicos andan con algo bueno entre manos, ya sea Wolf al frente del grupo, Herman Frank con el proyecto Victory o el gran Udo Dirkschneider que está que se sale, y más ahora que cuenta con Peter Baltes en sus filas. El eterno bajista de Accept ha terminado en las filas de Udo. A estas alturas de la película nuestro coloso vestido de militar ha llegado a tocar en pleno confinamiento, ha estado en tocando cerca de Chernobyl y ha grabado sorpresivos discos de versiones a la vez que ha paseado sus dos proyectos por todas partes: U.D.O. y Dirkschneider.
Inasequible al desaliento, él sigue a la suya y casi cada año sabes que tienes disco del albino, y que nunca falla. Si te gusta el estilo Accept sabes que en él hay un seguro de calidad y que no baja el listón, a pesar de ser más de lo mismo. Y es que esto suena a Udo, suena a Accept y suena a lo de siempre, pero… es que entretiene, llega a emocionar y hay temas que pueden quedarse en futuros repertorios. Quizá alguna vaya para clásico incluso. No está nada mal por un señor de 71 que toca con su hijo a la batería.
El disco es un disfrute de principio a fin al más puro estilo Udo, del que parece que la edad no le afecte. A decir verdad, siempre pareció un señor mayor, pero cuando llegas al final del disco y escuchas un tema tan certero como “Touchdown”, quedas gratamente impresionado. Baltes deja su calidad con el bajo, el estribillo es de los que se te quedan y hay la sorpresa de incluir un solo de violín, precedido por unos excelentes juegos solistas por parte de Dammers y Smirnov. Siempre la música clásica tuvo una importancia capital en Accept, y en esta obra queda subrayada.
Ya en la inicial “Isolation Man” vemos que las cosas no cambian y que Dirkschneider sigue haciendo lo de siempre manteniendo el nivel de calidad de siempre. Pasan los años, pero los temas siguen luciendo. Incluso os diría que cortes como “The Flood” son más Accept que los que sacan Accept actualmente. Medio tiempo oscuro, con mucha presencia de bajo y mucha cohesión. Excelente el riff de “The Double Dealer’s Club”, muy cadencioso e incluso os diría que cercano a los que hacía Rock n’ Rolf en Running Wild. Gran canción épica e hímnica a medio tiempo.
Otra que funciona en sobremanera es “Fight for Your Right”, tema rápido y contundente, con la sempiterna voz rasgada del ídolo. Puede que sea la fórmula de siempre, pero a pocos les funciona tan bien como a él. Aquí lo que brilla especialmente es el estribillo y ese interludio de música clásica hecho ex profeso para ser tocada en directo. Pero sin lugar a dudas el tema que más sobresale de este disco es “Forever Free”, pieza maestra y nuevo clásico instantáneo. Gran puente melódico que nos anticipa al gran estribillo en el que Udo tiene que cantar bastante alto, pero es justo eso lo que hace lucir el tema. Su hijo Sven está perfecto a la batería y la dupla de guitarras es un auténtico lujo.
“Punchline” asoma con ciertos dejes arábigos, aunque sutiles, que posteriormente se acrecentarán en “The Betrayer”, aún con tempos más altos y algo más de contundencia. Es un recurso que da profundidad al disco a base de variedad, y siempre funciona. No es de lo más destacable, pero son cortes que cumplen bien y complementan el todo. “Sad Man’s Show” se inicia con una risa diabólica y luego es una canción optimista y en la que Udo llega a cantar con voz muy limpia. “Better Start to Run” es una canción hímnica y efectiva en la que juegan con los coros y en la que incluyen fraseos muy coreables. Eso le hace ganar enteros de cara a ser representada en directo.
De entre lo mejor del disco hay esa “The Battle Understood”, pues te queda a la primera escucha, y a pesar del riff machacón, cuidan mucho y bien la melodía. Suena a clásico de Udo por los cuatro lados. Luego en “Living Hell” encontramos la canción en la que el trabajo de guitarras es más impresionante, incluso yendo más allá de los solos, que poseen un momento en el que Sven comanda con doble bombo. Es la esencia de Udo, pero también la de Accept, y que en pleno 2023 Udo sea capaz de sacar piezas de este calibre… es digno de elogio. Una buena dosis de speed metal de la mano de “Touchdown”, composición muy completa y directa en la que ofrecen otra ración de música clásica con n muy bonito solo de violín, que vuelve a sorprender para bien.
Definitivamente lo más grande de este pequeño gran hombre es que los años pasan, pero que él va a piñón fijo, es honesto, no engaña a nadie y dice las cosas por su nombre. Hace lo que más le gusta, y a día de hoy, muy posiblemente, ha conseguido la mejor formación que ha tenido nunca en solitario. Todos los miembros son carismáticos y consiguen un altísimo nivel en directo y en estudio. Lleva ya unos cuantos discos realmente inspirados y completos, aunque el de versiones bajó bastante el listón. El señor Dirkschneider vuelve a anotar y demuestra que no hay edad para él.