Udo ha finalizado su relación con la discográfica AFM después de más de tres lustros largos de colaboración y ficha por la emergente Atomic Fire, la escisión que salió de Nuclear Blast. Para empezar con buen pie esta nueva relación, y a sus 70 años, se marca un disco de versiones bastante sorpresivo por eso de que no lo esperábamos a estas alturas de la película, pero la pandemia ha dado ese extra de tiempo a todos.
El señor Dirkschneider habla siempre claro y no se complica, por lo que todas las canciones que hay aquí (17 ni más ni menos) son temas que le gustaban en las décadas de los 60, 70 y 80, por lo que no busques dobles lecturas o presupongas que todos los grupos que hay aquí le influenciaron de alguna manera. Algunos sí y otros no, pero si buscas sus raíces e influencias quizá este no sea el disco correcto. Udo lo quería pasar bien junto a sus habituales, y poco más.
Están los integrantes de U.D.O. aunque también sus excompinches en Accept Peter Baltes y Stefan Kaufmann, así como su hijo Sven a la batería. No se ha complicado excesivamente a la hora de versionar los temas por lo que en muchos casos es el tema acelerado con la rasgadísima garganta de Dirkschneider, que a sus 70 ha perdido mucho en cuanto a agudos.
Entre lo más notable está la versión de Ike and Tina Turner “They Call It Nightbush”, un tema que tiene historia, pues la solían tocar los Accept en las pruebas de sonido para calentar antes de ponerse a tocar sus temas. Ha sido un detalle que la haya incluido, y realmente es una grandísima versión. Hay algunos temas excesivamente obvios, pero también joyas inesperadas de esas que le dan todo el sentido a los discos tributo, como puede ser por ejemplo “Faith Healer” de Alex Harvey, muy bien defendida y con variedad vocal por parte del gran Udo.
Las ya mil veces versionadas “Paint It Black” de los Rolling, el “Rock n’ Roll” de los Zeppelin, “Man on a Silver Mountain” de Rainbow o “Hell Bent for Leather” para mí son tremendamente obviables, puesto que la única gracia que tienen es que suene la voz de Dirkschneider a unos temas sobreexplotados a más no poder. No hay mucho trabajo de adaptación, la verdad.
Si hablamos de adaptaciones hay que pararse en la arriesgada propuesta que ha sido ese “We Will Rock You” de Queen. Hay gente que la odia, el videoclip es prescindible, pero hay un gran trabajo compositivo acercando a la Reina a los Accept más clásicos. Especialmente en el gran y original trabajo en el solo. Bastante rompedor es el “Kein Zurück” de Wolfsheim por el hecho de que sea la primera vez que puedes escuchar al divo cantando en su lengua madre. Le ha costado mucho, a mí me suena perfecto.
Uno de los grandes lujos es el hecho de que se haya marcado el “My Way” de Sinatra/Anka y que se lo haya sacado tan y tan bien. No es un crooner al uso, ni mucho menos, pero cuanto más se aleja de lo previsible más brilla Udo. Entre lo que más me ha sorprendido/gustado está la mítica “Fire” de Arthur Brown, muy metalizada (aunque Udo no llega a esos agudos) y la maravillosa “Hell Raiser” de The Sweet. Gran fan fue nuestro protagonista del glam rock, y aquí hay varias voces invitadas, también de femeninas.
Seguimos con las sorpresas de la mano de Uriah Heep y el “Sympathy”, situada en el disco Firefly de los ingleses o “The Stroke” de Billy Squire, en la que rasga muchísimo su voz. Consigue un gran groove y luego ataca los Scorps de los 90 en “He Is a Woman, She Is a Man”. Suena muy actual y poderosa, y luego se mete de lleno en el “T.N.T.” de los AC/DC. No es la única conexión que posee Udo con AC/DC, así que os recomendamos leer la entrevista que nos dio hace unos días. El tema cumple y poco más.
Finalmente, y entre el material más desconocido está el “Jealosuy” de Frankie Miller, con esas guitarras acústicas y siendo un gran medio tiempo de mucha intensidad. El estribillo armado con tantas voces y arreglos les ha quedado muy logrado.
No creo que sea un disco que pase a la posteridad y que debemos agradecerlo al tiempo extra que nos aportó la pandemia mundial, pero cumple su papel y hace que podamos conocer un poco más a don Udo Dirkschneider. Siempre está bien escuchar la voz de Udo en un buen puñado de clásicos, conocidos unos y otros no tanto.
Para mí peca en algunas de ellas por la sobreexposición de los temas, pero hay canciones muy trabajadas y hasta cierto punto arriesgadas que son las que dan luz al proyecto. Cuando “la familia” que rodea a Dirkschneider se aleja de lo que es el tema original en sí y busca nuevos arreglos es cuando realmente te hace disfrutar. Eso y cuando no conoces los temas originales.