Con la suerte por bandera, el pasado sábado me encontré con la oportunidad de fotear la 27 edición del Psychobilly Meeting de Pineda de Mar. Con agradecimientos a Nico y a la organización, me vi por sorpresa ante un fiestón impresionante y muy adictivo.
Este festival que lleva celebrándose tantos años como 27, empezó en Calella y posteriormente pasó a Pineda, lo que empezó como una reunión a nivel europeo donde se acercaban británicos y alemanes de este movimiento, con música en directo en chiringuitos de playa, ha evolucionado a un festival enorme, no en vano goza de gran renombre dentro del panorama psychobilly, un gran recinto donde no falta de nada y reina el buenrollismo y ambiente festivo y familiar; sí, cuesta imaginar que un evento de esta magnitud, con cinco días de conciertos, tenga un ambiente tan familiar, será cosa de la movida psychobilly, unión entre el rollo punk y el rockabilly, esos tupés en cabezas rapadas, esos pelos de colores fosforito, esos vestidos extremados entre el rocker y el punk; el negro, el rojo y de golpe el rosa… y todo son risas.
Todo el recinto es una gran explanada a tocar de la playa, al cruzar el control te dan un folleto muy currado con toda la info y más. Entras en la primera gran carpa donde empiezas a ambientarte: bolsos, camisetas, pantalones, vestidos, gorras, pendientes, anillos e incluso ‘pongos’ de la movida; por no faltar, no falta ni un tatuador que no para de currar…
Al salir de esta carpa hacia la siguiente, donde esta el escenario, cruzaremos una explanada donde en un lateral tenemos todos los chiringuitos de mantenimiento e hidratación interna -comida y bebida- y al otro lateral, los de evacuación… Entre todo ello, mesas y taburetes en plan ‘beerfest’, muy acertado.
Al entrar a la carpa del escenario la temperatura aumenta considerablemente ya que el aire fresco del mar no entra en la carpa… de todos modos, hay que reconocer que hacer los conciertos bajo techo es un acierto, estamos en la playa, podemos tener un viento racheado potente cargadito de granitos de arena o lluvia sorpresa –es más, llovió muy poco, pero llovió- y además, desengañémonos, el calor no nos lo va a quitar nadie. No se olvidan de poner más chiringuitos hidratantes en el interior para no tener que salir fuera si uno no quiere. Cruzando la carpa, y gracias a la pulsera roja, accedemos a la zona de artistas y prensa, todos juntitos con distintos espacios para cada banda y, como no, otro chiringuito de hidratación, aquí tenemos claro que nadie sufrirá una combustión interna por el calor ni por falta de hidratación.
Aquí es donde más me sorprendió el trato familiar; todos juntos, artistas con sus familiares, prensa y organización; cerca del escenario con acceso al foso, un foso sin restricción de temas… sí, sí, habéis leído bien, entras y sales cuando te apetece, y no se creó ningún problema, ni malentendido, ni ningún follón raro con nadie… sólo risas.
Con un sonido más que decente y potente, mucho humo y una luz cegadora, pudimos disfrutar de una velada para enmarcar; aunque llegué tarde, pude disfrutar de: Relax Trio, Gutter Demons, Hillbilly Moon Explosion, Gorilla y The Adicts.
Serían cerca de las ocho de la tarde y aunque esperaba una mayor asistencia, los que están se hacen oír. Llegué al final de la actuación de Relax Trio, algo pude disfrutar aunque no me dio tiempo a sacar la cámara. Tras ellos, Gutter Demons haciendo lo propio, todo sobre ruedas, en cada actuación tenemos lluvia de confeti y chispas en ambos lados del escenario, una fiesta de lujo.
Entre banda y banda, en la zona exterior, hay un mini escenario donde toca algún músico en formato familiar recordando los inicios de esta reunión. No faltan ‘guiris’ de todas las edades disfrazados dando una nota divertida.
Llega el turno de Hillbilly Moon Explosion… que ganazas de ver a la reina de la fiesta Emanuela Hutter y, como no, a su mejor pareja de baile, Sparky, al que minutos antes ya le tenia echado el ojo en el backstage; tenía muchas ganas de verlos, son la pareja del psychobilly por excelencia; Sparky tocó el día anterior con Demented are Go y naturalmente, no podía faltar a una cita con miss Hutter. Por cierto, el personaje de Sparky es exactamente igual dentro y fuera del escenario… ¡¡Todo un personaje!!
Un espectáculo brutal con Emanuela cantando todos los éxitos que queríamos oír, se la ve muy bien y parece que no pasen los años por ella, es la reina del lugar sin duda y cuando quiere hace aparecer a Sparky sobre el escenario, como no podía ser de otra manera, nos regalan, entre otros, “My Love For Eevermore” , un servidor se moría de ganas de ver y oír ese tema en directo, no por que sea de puro directo, que no lo es, sino porque me encanta el video que publicaron con ese tema, nada más.
Sparky aguanta un par de temas más y se va por donde ha venido, la reina es ella con su banda y el espectáculo no quiere terminar, ¡Que disfrute!
Esto merece hidratación, así que al terminar, vamos directos a por una cerveza y a descansar un rato y secarnos el sudor del interior de la carpa… por suerte, ahora viene Gorilla antes de The Adicts, que Gorilla es una bandaza, ojo, pero es que si tras Hillbilly me ponen a The Adicts luego ya me podrán barrer…
Esto ha crecido en asistencia considerablemente, así que Gorilla da lo suyo y la gente, tanto dentro como fuera de la carpa, no para de saltar y beber.
Se acerca el momento y mientras vemos como Keith Warren ‘Monkey’ hace estiramientos previos, nos imaginamos lo que está por venir… ¡¡Ganas de The Adicts!!
El calor dentro de la carpa es infernal, goterones de sudor que no impiden estar ahí cuando The adicts sube al escenario, tal y como esperamos, la carpa abarrotada y los cerca de 3000 asistentes, mayormente británicos y alemanes, esperan cerveza en mano a Monkey, quien disfrazado completamente con capa alada incluida aparece por fin. Espectacular inicio de concierto que no caerá en ningún momento, no hay respiro, ¡Brutal es poco! Va lanzando cartas de una baraja de póquer personalizada mientras el confeti no para de llover, Monkey, poco a poco, tema a tema, va perdiendo indumentaria. El ‘frontman’ es puro espectáculo.
Nos dispara con un paraguas-metralleta con un estilazo muy ‘gangster’ y particular, nos dispara agua con una ‘nerf’, reparte cerveza literalmente al público, llenando un gorro con dos vasos de cerveza y lo lanza, como es de esperar, nadie se aparta.
Al final, cuando suena “Viva la Revolution” para despedir, lluvia de pelotas de playa y globos gigantes, un cañón enorme dispara media tonelada de confeti más y The Adicts termina un bolo que será largamente recordado.
Aquí todo el mundo lo ha dado todo, desde la organización hasta el último que entró por la puerta. Un servidor se retira pensando que este festival bien vale marcarlo en el calendario del 2020, tiene su futuro asegurado y merece ser vivido y contado.
Un adicto más.